Los Juegos olímpicos de 1968, congregaron a 5 mil 516 atletas de 112 países
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México 68, medio siglo después de la gloria olímpica

Los primeros Juegos Olímpicos televisados en vivo a todo el mundo, tuvieron como récord principal el salto de longitud del estadounidense Robert Beamon con 8.90 metros

Texto: Luis Felipe Hernández Beltrán

Inauguración soñada
En medio de la controversia por la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco y justo cuando América celebraba 476 años de haber sido descubierta por Cristóbal Colón, el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria, fue abarrotado por más de 100 mil espectadores, en su mayoría mexicanos, que querían atestiguar un momento inédito: la inauguración de los XIX Juegos Olímpicos de la era moderna.

Pero no solo quienes tuvieron la fortuna de obtener el deseado boleto disfrutaron al momento aquel evento que consistió en bailables deportivos y el tradicional desfile de las 112 naciones participantes, por primera vez en la historia, era televisado en vivo el evento inaugural; alrededor del mundo, 600 millones de personas fueron testigos del acontecimiento a través de 67 televisoras, gracias al satélite ATS 3.

En México, a través de la señal de Telesistema Mexicano (posteriormente Televisa), la narración para la televisión corrió a cargo de Fernando Alonso (padre del actual narrador de futbol Emilio Fernando Alonso) y otros comentaristas más.

Los anfitriones, la delegación mexicana, abanderada por el pentatleta militar David Bárcena Ríos, estuvo conformada por 275 deportistas: 233 hombres y 42 mujeres que compitieron en 20 deportes.

Previo a los discursos del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, a quien se le encomendó la organización de los Juegos Olímpicos de México 1968, y el presidente del Comité Olímpico Internacional, el estadounidense Avery Brundage, el entonces primer mandatario Gustavo Díaz Ordaz dio por inaugurada la justa olímpica para después dar paso al encendido del pebetero.

Aquel fuego, encendido en Atenas, Grecia, salió en una embarcación en el puerto de Moguer, España, para llegar a San Salvador, El Salvador; ahí, pasó a manos de la Marina Armada de México donde fue transportado en el buque Durango, llegando al puerto de Veracruz el 6 de octubre. Fueron 17 nadadores (cada uno representando una entidad mexicana costera) los que hicieron el relevo antes de que tocara tierra, ante la mirada de quienes abarrotaron el malecón, para observar aquel inédito suceso.

Finalmente, tras una serie de relevos que pasaron por las principales ciudades, incluyendo las Pirámides de Teotihuacán, la atleta bajacaliforniana Norma Enriqueta Basilio Sotelo subiría las escaleras desde la pista de atletismo del estadio (que posteriormente fue bautizado como Estadio Olímpico México 1968) para encender el pebetero, ante el revoloteo de palomas blancas y así dar inicio a 15 días y un total de 172 competencias de 20 distintos deportes.

Dioses del Olimpo
Aquellos días de fiesta deportiva, vieron “romperse” 66 marcas olímpicas y 33 mundiales, siendo los 8.90 metros de salto de longitud del atleta estadounidense Robert Beamon, conseguida el 16 de octubre de 1968, la única que perdura hasta nuestros días y que según analistas, será difícil de superar.

Al igual, que fueron los Juegos Olímpicos que consagraron a la gimnasta checoslovaca Vera Caslavska, como la mujer con más medallas ganadas de todos los tiempos. Precedida por una medalla de plata por equipo en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 y dos medallas de oro individual y una de plata por equipo en Tokio 1964; en 1968 ganó cuatro medallas de oro en las pruebas de “all around”, suelo, barras asimétricas y salto de potro, y dos de plata: una por equipos y otra individual y una en barra de equilibrio.

Medallas de México para el mundo
Si bien Estados Unidos conquistó el medallero ganando 107 medallas (45 de oro, 28 de plata y 34 de bronce), seguido de la desaparecida Unión Soviética con 91 preseas (29 de oro, 32 de plata y 30 de bronce), México quedó en el lugar 15, gracias a la hazaña de sumar nueve medallas:

3 de oro
En la Arena México, a cargo del boxeador capitalino de la categoría de 48 a 51 kilogramos, Ricardo Delgado Nogales, que en aquel entonces contaba con 21 años.

Y también en “la Catedral de la Lucha Libre”, el pugilista nacido en el otrora Distrito Federal, Antonio Roldán, con tan solo 22 años en la categoría de menos de 57 kilogramos.

Otro chilango, Felipe “Tibio” Muñoz Kapamas, quien a sus 17 años logró la hazaña que conmocionó al país en 200 metros nado de pecho en la Alberca Olímpica “Francisco Márquez” al llevarse sorpresivamente el triunfo.

3 de plata
A sus 31 años de edad, el michoacano José “Sargento” Pedraza Zúñiga, en aquellos sufridos 20 kilómetros caminata, al llegar cojeando y adolorido a la meta del Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria.

Con 29 años, la capitalina Pilar Roldán se convirtió en la primera mujer en obtener una presea olímpica, en la Sala de Armas “Fernando Montes de Oca” con la prueba de esgrima estilo florete.

Y el clavadista tapatío Álvaro Gaxiola Robles, quien a sus 31 años, conquistó la plata en plataforma de 10 metros en la Alberca olímpica “Francisco Márquez”.

3 de bronce
El boxeador potosino Agustín Zaragoza Reyna, hermano del campeón del mundo Daniel Zaragoza, con 27 años de edad, en la categoría de 71 a 75 kilogramos en la Arena México.

Joaquín Rocha Herrera, también capitalino y boxeador, con 24 años de edad, en la categoría de más de 80 kilos.

Y la niña nadadora del otrora Distrito Federal, de entonces 14 años, María Teresa Ramírez Gómez, quien sorprendió a su corta edad, ganando su medalla de bronce en 800 metros estilo libre en la Alberca Olímpica.

También pasó a la historia…
Esos mismos Juegos Olímpicos, tuvieron como anécdota sobresaliente la actitud de los atletas estadounidenses de raza negra Tommie Smith y John Carlos en el Estadio Olímpico, tras ganar primer y tercer lugar, respectivamente, en los 200 metros planos; tras haberles colocado las medallas correspondientes, mientras se escuchaba el himno de los Estados Unidos, alzaron el puño con un guante negro, en señal de protesta a causa del racismo, que seguía cobrando la vida de miles de afroamericanos en su país, incluido, recientemente, el Dr. Martin Luther King.

También la que “unificó” a la República Democrática Alemana y a la República Federal de Alemania, ya que, en común acuerdo entre las autoridades de esos países, decidieron que cada que un atleta, de cualquiera de los dos países, ganara una medalla de oro, se entonaría el Himno a la Alegría en lugar de sus himnos tradicionales; además de usar los mismos uniformes y poniendo en sus respectivas banderas el logo de los aros olímpicos.

México 1968, los Juegos pioneros en…

• Realizar la prueba del antidoping, siendo el pentatleta sueco Hans Gunnar Liljenwall el único que dio positivo por beber alcohol en exceso antes de la competencia, razón por la cual fue sancionado.
• Cronometrar los tiempos con décimas de segundo.
• Utilizar pista de tartán para las pruebas de atletismo.
• Entonar las fanfarrias deportivas.
• Hacer una ceremonia de clausura festiva.

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