Especies

“Dime cómo eres con los animales y te diré quién eres…” Parte II

La osezna de Coahuila —torturada y exhibida por personal de protección civil del estado—, Pay de Limón —el perro mutilado por narcotraficantes—, Milo —el cachorro al que le partieron la cara con un machete—, Laurel, Lechuga, Sinforosa, Gala… La lista es interminable, tan interminable como las lagunas en legislación de protección a los derechos de los animales. Cada vez se conocen más casos de maltrato animal, cada vez la falta de respeto por la vida es más notoria y el castigo para los responsables, inexistente

Parte II

Alejandra Crail

México, D.F.— “Siguieron saliendo más y más, hasta llegar a trece. Vivos, pero a gatas .Y dentro, perros muertos. Hasta que yo dejé el lugar habían contado tres perros muertos, devorados por los demás, a falta de alimento.” Este relato es de uno de los rescatistas —perteneciente a la asociación Mascotas Coyoacán— del sonado caso Culhuacán. Una historia que logró salir a la luz a diferencia de tantas otras.

Suciedad, porquería, basura: inmundicia. Una auténtica casa del terror, del suelo al piso residuos acumulados; el olor, a muerte. Durante mucho tiempo, vecinos se quejaron de la mujer de 32 años que habitaba en esa casa, denuncias y quejas ante las autoridades, casi todas —a excepción de la última— ignoradas.

La habitante de la casa de la colonia Piloto Culhuacán era conocida en las redes sociales como “la loca que estaba quemando perros dentro de su casa”, así comenzó la movilización de vecinos y rescatistas. El 28 de agosto de este año no se logró conseguir una orden judicial para poder abrir la casa, pero sí la promesa de que al otro día un juez cívico se presentaría en el domicilio para abrirlo.

Al otro día, nada. Presentes estaban únicamente vecinos y protectores. El domicilio se logró abrir porque la denuncia final giró en torno a la especulación de que la dueña del departamento yaciera dentro, muerta. Pero no, Priscila Ariadna Loera no estaba ahí, ni viva ni muerta*. Lo que sí encontraron fueron perros y gatos, encerrados, amarrados con cadenas que incluso pesaban más que ellos mismos por el grado de desnutrición que tenían consigo, comiéndose los más fuertes a aquellos a los que se les agotaron las fuerzas, cadáveres, excrementos, las montañas de basura y el olor.

Leyes nulas, injusticias muchas

Los vecinos aseguran que antes eran más los perros que tenía capturados, que siempre que llegaba a su casa traía un animal consigo, que había llegado a tener más de 40 perros en su casa; otros dicen que los golpeaba, que por las noches se escuchaban los lamentos de los animales y que los azotaba a las paredes para desquitar su ira, nadie lo duda, pero no dejan de ser más que especulaciones.

Lo que sí es comprobable es que premeditadamente los dejó sin alimento, atados a las patas de las mesas y sillas, encerrados en el baño o en la recámara, sin limpiarlos ni atenderlos, reduciéndolos a simples objetos sin necesidades ni derechos.

Mónica Pineda, presidenta de Gente por la Defensa Animal (Gepda), recalcó que, dentro de este mar de ausencias en cuestión de leyes para la protección animal, uno de los temas principales que no se han regulado es las condiciones de vida a las que deben aspirar las mascotas de compañía, desde el espacio, alimentación, atención médica, etc., tanto en el lugar de crianza, de venta y de estancia permanente.

“No está sancionado y no hay forma legal alguna de poder hacer algo al respecto por los animales que son vendidos, criados o que viven en una casa/departamento en el hacinamiento total, señaló.

José Luis Carranza, abogado animalista presente en el rescate Culhuacán, explica que conforme a la Ley de Protección a los Animales del Distrito Federal sólo pueden aplicarse multas o arrestos que no excedan de 36 horas por las agresiones, pero que “desafortunadamente” los jueces no las cumplen y cuando llegan a hacerlo “aplican multas de risa, de un salario mínimo”.

“El caso Culhuacán fue sonado, los medios le dieron seguimiento, pero casos como éste, terribles, hay muchísimos que no son conocidos”, recalcó.

El dedo en la llaga

Frances Velázquez, de la organización Latidos Caninos, dijo que este caso “puso el dedo en la llaga en cuanto a la nula contemplación de la figura del maltrato animal dentro del Código Penal del Distrito Federal”.

La mujer responsable sigue desaparecida y, en caso de encontrarla, a falta de leyes, el castigo por el sufrimiento que vivieron bajo su responsabilidad estos animales será mínimo —si es que llegara a proceder.

El hacinamiento y abandono voluntario es uno de los problemas más recurrentes en nuestro país, no hay forma de combatirlo en ningún estado y las repercusiones son amplias.

Pineda explica que no hay instancia de gobierno ni institución que pueda acceder a una casa habitación para retirar animales por la razón que sea, “ya sea hacinamiento, enfermedad, moribundos, muertos o tortura extrema”.

El golpe de suerte que tuvieron los canes de Culhuacán no ocurre todos los días. De los 13 perros cadavéricos, enfermos, desnutridos, sucios, heridos —moral y físicamente—, 12 sobrevivieron, algunos ya fueron adoptados, pero otros están en espera.

Los casos más difíciles, Gala, la perrita que tenía una cadena incrustada en el cuello; Fénix, el caso de desnutrición más severa, Josué y Anastasia, también con desnutrición y con grandes cantidades de pulgas y heridas en sus cuerpos, ya están recuperados físicamente, emocionalmente aún hay que trabajar.

La crueldad hacia los animales comprende una gama de comportamientos que causan dolor innecesario o estrés al animal y va desde la negligencia en los cuidados básicos hasta el maltrato malicioso.

Los casos de maltrato están saliendo a la luz pública gracias a las redes sociales, la falta de sensibilidad por parte de la sociedad ha obligado a mostrar imágenes, videos y relatos evidenciando las agresiones que sufren estos seres sin voz.

En México la problemática va en aumento, la esperanza y la lucha por parte de personas conscientes está intentando contrarrestarla, sin embargo a las autoridades aún les queda un largo camino para generar herramientas de conciencia y sensibilización social. En un país donde la gente ya no se sensibiliza por la muerte de sus semejantes, el resto de los seres vivos están perdidos.

* Hasta la publicación de este reportaje se desconoce su paradero.

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