Agua

Necesario mejorar prácticas agrícolas: FAO

ROMA.— Como mayor consumidor de agua potable en el mundo, el sector agrícola debe encabezar la búsqueda de una solución a la demanda creciente de agua y el impacto potencial que tendrá en los recursos naturales del planeta, informó hoy la FAO con ocasión del Día Mundial del Agua.

La agricultura consume cerca de 70 por ciento del agua dulce que se extrae de los lagos, cursos de agua y acuíferos de todo el planeta. Esta cifra se acerca a 95 por ciento en muchos países en desarrollo, donde se encuentran unas tres cuartas partes de las tierras irrigadas del mundo. Los alimentos consumen agua: se necesitan entre mil y dos mil litros de agua para producir un kilo de trigo y entre 13 mil y 15 mil litros para producir la misma cantidad de carne de vacuno alimentado con grano. Sin agua, no podemos producir alimentos, y sin ellos, no podemos comer.

La FAO es el organismo de Naciones Unidas que coordina el Día Mundial del Agua en 2007. El tema elegido en esta ocasión para la jornada es Afrontar la escasez de agua, que subraya la necesidad de una mayor cooperación local e internacional para proteger los recursos hídricos.

El problema del siglo XXI

Al intervenir en la celebración del Día Mundial del Agua en la sede de la FAO en Roma, su director general, Jacques Diouf, señaló que afrontar la escasez de agua es “el problema del siglo XXI”.

La principal dificultad consiste en encontrar maneras más efectivas de conservar, utilizar y proteger los recursos hídricos a escala global. Se espera que la población mundial alcance los 8,100 millones de personas en el año 2030. Para mantener el ritmo de la creciente demanda de alimentos, durante los próximos 30 años será necesario destinar a uso agrícola un 14 por ciento más de agua dulce.

“Al tiempo que crece la población y las necesidades del desarrollo exigen mayor cantidad de agua para las ciudades, la agricultura y la industria, la presión sobre los recursos hídricos se intensifica, llevando a tensiones y conflictos, así como a un impacto excesivo en el medio ambiente”, señaló Diouf.

El cambio climático ha complicado la situación, y se le acusa de estar en el origen de sequías más frecuentes. También ha intensificado las tormentas e inundaciones que destruyen las cosechas, contaminan el agua dulce e inutilizan las infraestructuras que se usan para almacenarla y transportarla.

Los pequeños campesinos, que constituyen la mayor parte de la población rural pobre del mundo, ocupan a menudo tierras marginales y dependen del agua de lluvia para sus medios de subsistencia, por lo que son particularmente sensibles a las variaciones del clima.

Oportunidades

Todavía existen, según la FAO, oportunidades para mejorar la capacidad de los pobres para salir de su situación y contar con unos recursos hídricos más seguros y sostenibles.

“Con las inversiones e incentivos adecuados para mitigar los riesgos para los campesinos, mejorar el control del agua en la agricultura tiene un potencial considerable para incrementar la producción de alimentos y reducir la pobreza, al tiempo que se garantiza el mantenimiento de los servicios que ofrecen los ecosistemas”, señaló Diouf.

Mientras que la mayor parte de agricultura es de secano, los regadíos han significado una mejora indiscutible en aliviar el hambre y mejorar los medios de subsistencia. Aunque ocupan 20 por ciento de las tierras de cultivo, producen 40 por ciento del total de los alimentos.

Según la FAO, es necesario que las intervenciones se diseñen de acuerdo con las condiciones locales, nacionales y regionales. Algunos programas experimentales eficaces en países tan diversos como Tanzania, Bolivia y Sri Lanka han incluido proyectos de regadío a pequeña escala o sistemas comunitarios para la recogida de agua de lluvia y la protección de las captaciones de agua que alimentan los ríos.

Pero mejores prácticas agrícolas pueden también conducir a incrementos sustanciales de la productividad en plantaciones de regadío a gran escala, disminuyendo la presión sobre los recursos hídricos. Asimismo, la FAO pide un mayor apoyo para los programas internacionales y de cuencas hidrográficas, en los que se coordina la respuesta de varios gobiernos y organismos. Así sucede en los países que se encuentran en las cuencas del Nilo y del lago Chad, amenazadas por la sequía y la actividad humana.

“Existe el potencial para proporcionar a todos un suministro adecuado y sostenible de agua de calidad, hoy y en el futuro”, concluyó Diouf. “Pero —advirtió— no hay espacio para la complacencia. Es nuestra responsabilidad compartida aceptar el desafío de la crisis mundial del agua hoy y resolverlo en todos sus aspectos y dimensiones.”

Fuente: FAO

Compártelo

Suscríbete al Boletín

PAÍSES QUE NOS ESTÁN VIENDO