Agua

Agua ya no pasa por mi casa: una revisión de la situación hídrica actual

  • En México, más de la mitad del territorio nacional es no sustentable en términos hídricos, mientras que solo 10.5 % presenta condiciones de sustentabilidad alta

Marco Lara / Juan José Li Ng

En 2022, el estado de Nuevo León vivió una crisis de disponibilidad y acceso al agua, que puso el foco de la atención pública en la gestión de los recursos hídricos en ese estado y en particular en la ciudad de Monterrey, con lo cual se empezaron a despertar alertas sobre cuándo otras regiones y ciudades del país se enfrentarían a situaciones similares.

A inicios del presente año, el tema ha vuelto nuevamente a la agenda pública, impulsado por un récord histórico a la baja en la capacidad de almacenamiento de las presas del Sistema Cutzamala, el cual abastece cerca del 25 por ciento del agua que se consume en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) (Red del Agua UNAM & Centro Regional de Seguridad Hídrica de la Unesco, 2020).

Sin embargo, el problema no es únicamente de disponibilidad y abasto, sino que intervienen otros factores como los distintos usos que se da a los recursos hídricos y la eficiencia en su utilización, así como la desigualdad en el acceso a nivel de hogares. Como se verá más adelante, tampoco es un problema exclusivo de la ZMVM, aunque esta sí representa un sitio donde la crisis hídrica ha vuelto a tomar visibilidad a nivel nacional. Dado lo anterior, en el presente reporte, se lleva a cabo una síntesis de los principales factores que han confluido en la actual situación en materia de agua en México.

Estrés hídrico y sequía en México: crónica de una crisis anunciada

De acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno de la Ciudad de México [Sedema] (2024), se habla de estrés hídrico cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad que se encuentra disponible durante un periodo determinado de tiempo o bien, cuando la calidad del agua hace que se vea restringido su uso. Hacer frente al estrés hídrico forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en el apartado de agua limpia y saneamiento (Objetivo 6) y en concreto en el indicador 6.4.2 el cual establece que, hacia 2030, la extracción de agua dulce se dé en proporción al nivel disponible de este recurso (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 2024a).

Sin embargo, el World Resources Institute (2023) señala que el 25 por ciento de la población en el mundo tiene que hacer frente cada año a condiciones de estrés hídrico de carácter extremadamente alto; adicionalmente, cerca del 50 por ciento de la población mundial se enfrenta a condiciones de estrés hídrico por lo menos un mes al año, cifra que hacia 2050 podría aumentar hasta el 60 por ciento.

En el caso particular de nuestro país, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua [IMTA] (2023), ha desarrollado el Índice de Sostenibilidad Hídrica, el cual considera las características climáticas propias de cada cuenca o acuífero, así como los cambios en sus niveles de almacenamiento y su tendencia histórica de disponibilidad a lo largo del siglo XX. Como puede observarse en el Mapa 1, más de la mitad del territorio nacional (52.8 %) se encuentra en condición de no sustentabilidad en términos hídricos, mientras que poco más de una cuarta parte (26.2 %) tiene sustentabilidad media y el restante se divide en sustentabilidad baja (10.5 %) y solamente la décima parte restante (10.5 %) posee condiciones de sustentabilidad alta.

Al respecto es necesario destacar un par de puntos. En primer lugar, se observa cómo las zonas no sustentables en términos hídricos se encuentran principalmente en el centro y norte del país, mientras que, por el contrario, las regiones con sustentabilidad media y alta se ubican en la parte central del Golfo de México, en el centro-sur de la costa del Pacifico, así como en el sureste y en la península de Yucatán. Como se mencionó anteriormente, en la construcción de este índice se consideran las características climáticas propias de cada cuenca, lo cual explica por qué la mayor parte del norte del país es no sustentable dado su clima árido y semiárido, que, como se verá más adelante, se suma a la presión que ejerce la agricultura en esta región. En segundo lugar, hay que destacar que, los niveles de almacenamiento desempeñan también un papel importante, puesto que son un reflejo de las condiciones climáticas, pero también del balance de oferta y demanda de recursos hídricos, motivo por el cual el Valle de México (Región XIII) aparece en números rojos debido a la alta presión demográfica y económica sobre el agua.

A estas condiciones hay que sumar la variabilidad en los niveles de precipitación, la cual ha sido acelerada por los efectos del cambio climático. Esto se traduce, por una parte, en la presencia de huracanes cada vez más intensos, mientras que, por el contrario, cuando las lluvias se encuentran por debajo del promedio regional es que se tienen condiciones de sequía (Comisión Nacional del Agua [Conagua], 2022).

En este sentido, de acuerdo con el Monitor de Sequía de la Conagua (2024c), en la primera quincena de abril de 2024, 64.6 por ciento del territorio nacional presentaba algún grado de sequía, dentro del cual, el 11 por ciento reporta sequías excepcionales, que es el mayor grado alcanzado. Para el caso particular de la cuenca del Valle de México, en la misma fecha señalada, 100 por ciento del territorio de esta región hidrológica presenta algún grado de afectación por sequía.

En la Gráfica 1, nuevamente con datos del 1 al 15 de abril de cada año, es posible observar que, a nivel nacional, la sequía se ha vuelto un problema persistente desde 2021, ya que cerca de la mitad del territorio nacional ha presentado condiciones de sequía en esta misma época del año, habiéndose alcanzado hasta ahora el punto máximo de afectaciones en el año 2021.

La condición de la región hidrográfica del Valle de México es ligeramente distinta, ya que también puede observarse cómo, en 2021 el problema de la sequía se dispara, pero seguido de una reducción para el mismo periodo de 2022. Sin embargo, para 2023 la sequía reaparece afectando al 62.2 por ciento del territorio de la región, acentuándose aún más en el presente año, para así, al corte en la primera quincena de abril de 2024, representar el 100 por ciento del territorio de la región afectada, en un nivel no antes visto en la cuenca del Valle de México en la presente década, situación que abona a explicar la presente crisis hídrica que se vive en la región.

Fotografía: IMTA

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