Los acuíferos en el estado de Guanajuato están sobreexplotados por la actividad agrícola e industrial y el agua de las fuentes superficiales se condiciona para bebida con métodos de clarificación y desinfección, aunque la mayoría de las plantas de tratamiento son inseguras y poco confiables, afirmó Álvaro Flores García, coordinador del Centro de Educación y Asistencia en Riego (CEAR).
Los problemas se agravan en las zonas rurales, ya que los pobladores del campo están más expuestos que los habitantes urbanos, porque consumen el vital líquido sin tratamiento previo. Indicó que en Guanajuato, 70 por ciento del agua se extrae del subsuelo y el resto proviene de las aguas superficiales.
