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Recomendación literaria

La ciencia de las cosas que nunca nos explicaron pero que todos hacemos, ¿por qué y cómo ocurren?, Julieta Fierro y Juan Tonda la explican en El libro de las cochinadas.

El ejemplar trata, pues, nada menos que de todas las funciones orgánicas del ser humano a las que bien se puede llamar cochinadas, pero a las que todos les dedicamos un tiempo de nuestra vida, pues sin ellas no sería posible el funcionamiento del cuerpo.

Señalan los autores —conocidos divulgadores de ciencia— que la máquina que es el organismo sería perfecta de no ser porque hace caca, pero ni modo, tiene que hacerla.

Y para empezar describen el complejo funcionamiento del aparato digestivo, desde la ingesta de los alimentos, la formación del bolo alimenticio, cómo éste se transforma en una mezcla en el intestino, de la que son extraídos los nutrientes, carbohidratos, vitaminas, grasas que luego van a dar a la sangre y de ésta a las células que los necesitan, para seguir el proceso de vida. ¡Ah!, pero hay un detalle final: los desechos, aquello que el organismo ya no puede aprovechar y se convierte en: ¡caca!

Y así como este subproducto de la existencia humana hay otros: la orina, la vomitada, el pedo (palabra aceptada por la Real Academia Española, conste), el eructo, los mocos, el escupitajo, el sudor, la cera, la mugre, las legañas. Bueno, hasta hay un apartado de curiosidades cochinas.

Al hablar de la orina, Fierro y Tonda ponen en serias dudas si Newton habrá podido descubrir la caída de los cuerpos y por tanto la fuerza de gravedad no con una manzana, sino con la caída del líquido amarillento que sale por las vías urinarias. Cada uno de los temas está acompañado de dibujos por demás explícitos e ilustrativos, con un toque de humor, de José Luis Perujo.

Al hablar del pedo se explica cuáles son los gases que se producen en el estómago que obligan a una salida sin remedio, y enlistan los alimentos que los producen, en qué casos van acompañados de materia fecal y por qué, cuáles son las cantidades de masa sólida o porcentajes de agua.

Así, refieren que todas estas funciones sonrojan a algunos, a otros divierten, a unos más les producen risa, a no pocos vergüenza, pero a final de cuentas identifican a todos los seres humanos, porque todos, sin excepción, hacemos cochinadas.

Fuente: El Universal

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