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Crece bosque urbano

Cuando los ojos de Naomi Siegmann repararon en los cerros pelones de Palenque, Chiapas, la inquietud se apoderó de ella porque en ellos vislumbró el futuro de las zonas forestales del planeta.

Veinte años después, la escultora plasmó sus temores en la escultura de un árbol perenne que forma parte de la exposición El Bosque, instalada en la explanada del Palacio de Bellas Artes como una advertencia de que ésa será la única «naturaleza» que sobreviva a la devastación humana.

«Cuando fui a Palenque me quedé horrorizada porque las montañas estaban desnudas, no tenían árboles», recuerda la artista estadounidense radicada en México.

Quince piezas de diversos escultores de México y Estados Unidos integran El Bosque, que podrá verse hasta el 10 de diciembre afuera del recinto antes de hacer un recorrido por ciudades de uno y otro país.

La imagen de la montaña árida chiapaneca estuvo presente por años en la escultora, hasta que decidió utilizar su arte como forma de protesta contra la deforestación.

«Hace como cuatro años se me ocurrió invitar a otros escultores a hacer un árbol de cualquier material, menos de madera, y aunque los artistas de Estados Unidos no me conocían, aceptaron el proyecto», cuenta.

Siegmann, Helen Escobedo, Marina Lascaris, Pedro Friedeberg, Jorge Yázpik, Marta Palau, Robert Lobe y Ricardo Kaplowitz, y siete artistas más, crearon sus propios árboles.

Una palmera que tiene por hojas tiras de neumático de bicicleta, la raíz encrespada de un árbol talado y una palma creada con sierras metálicas forman este paisaje artificial.

Siegmann decidió no hacer un árbol abstracto, sino uno que pareciera salido de un dibujo con trazo infantil para que el mensaje trascendiera a las generaciones más pequeñas.

«No sólo es una exposición dirigida a los adultos, sino a los niños, que tienen mas conciencia que los adultos, y quería que ellos reconocieran un árbol fácilmente», explica.

Para Lascaris su pino de aluminio de 3 metros de alto es su «granito de sal» para llamar la atención sobre un mundo más industrializado y alejado de la naturaleza, y reconoce los esfuerzos comunitarios por reforestar.

«Me da gusto que cada vez haya más concientización», dice Lascaris. Con motivo de la muestra se realizó un catálogo bilingüe que reunió las opiniones de la curadora Mary Scheider, el escritor Alberto Ruy Sánchez, el ecologista Bill Mackibben y el biólogo Exequiel Ezcurra, así como la de algunos de los artistas participantes.

Fuente: Reforma

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