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Chimalli, una exposición histórica-natural, antropológica en Chapultepec

Una mezcla de diferentes disciplinas: historia, restauración arqueológica, etnobotánica, etnozoología, arqueometría y arqueología experimental, alrededor de uno de los objetos ceremoniales más preciados de la época prehispánica que se conservan en México

José Luis Martínez

Este miércoles se presentó a la prensa la exposición Chimalli, tesoro de Moctezuma en Chapultepec, que sirve de marco para celebrar los 500 años de la llegada de los conquistadores españoles a las costas mexicanas, alrededor de uno de los objetos ceremoniales más preciados que rescata el patrimonio cultural de nuestro país, el Cuexyo Chimalli, uno de los cuatro escudos que fueron enviados a Europa entre 1521 y 1526 como regalo al emperador Carlos I de España y que aún se conservan. (En realidad fueron más de 100).

¿Por qué hablar de una exposición como esta en un portal ambiental? Esto se debe al tratamiento que dio el Museo Nacional de Historia, sede de la muestra y casa de este preciado objeto, a la exposición, pues es una mezcla de diferentes disciplinas: historia, restauración arqueológica, etnobotánica, etnozoología, arqueometría y arqueología experimental.

A lo largo de tres salas en el Castillo de Chapultepec se muestra este bello objeto, que regresó a nuestro país por iniciativa del emperador Maximiliano de Habsburgo en 1865 y todo el contexto con el que fue elaborado, para qué se utilizaba, cuáles fueron los materiales que lo compusieron, cómo y por qué terminó en Europa, su proceso de restauración y conservación, así como la tradición del uso del “chimalli”, tanto a nivel ceremonial como bélico en la época prehispánica.

“La muestra es resultado del trabajo interdisciplinario con más de 20 museos y diferentes institutos de investigación como los institutos de Física y Biología de la UNAM, la Universidad Autónoma Metropolitana campus Iztapalapa y el Instituto Politécnico Nacional, quienes aportaron diferentes elementos a la investigación y restauración de este chimalli”, explicó Salvador Rueda, director del Museo Nacional de Historia.

Además, se trata de un trabajo de investigación de más de cuatro años, encabezado por las doctoras Laura Filloy y María Olvido Moreno.

Durante el recorrido, las investigadoras explicaron la importancia ceremonial que tenían estos objetos en la cultura mexica y cómo eran elaboradas con plumas y pieles de animales exóticos, así como piedras preciosas, oro, perlas, y fibras naturales de alta calidad que le dieran resistencia y durabilidad a la pieza, además de ligereza.

De acuerdo con las investigaciones realizadas por los diferentes especialistas, se determinó que para este chimalli se utilizaron 26 mil 400 plumas, de las cuales, 17 mil se utilizaron para el borde y tenían que provenir de ciertas aves e incluso de partes específicas de estas, así como 350 varas de “bambú mexicano” de 3 mm de ancho, para crear una de las dos capas armadas de la estructura del objeto, que tenía que cumplir con ciertas características específicas para ser flexible y a la vez resistente. De hecho pesa alrededor de 1 kilogramo solamente.

“No podían matarlas”, explicó Salvador Rueda, “porque los pueblos sometidos entregaban estos tesoros de alto valor como tributo a los mexicas. Al año siguiente debían recolectar la misma cantidad bajo la amenaza de que de no hacerlo, sufrirían graves castigos. Por eso estos tesoros hablan de la grandeza del Imperio Mexica, pero a la vez fueron la causa de su destrucción por el rencor que generaron estas prácticas entre los pueblos sometidos que terminaron aliándose con los españoles para romper el yugo.”

Sobre las investigaciones científicas realizadas al chimalli, se encontró que está compuesto por fibras de “bambú mexicano”, agave, algodón de alta calidad y otros hilos que garantizaban su resistencia. “No se podía caer ni una pluma”, explicó María Olvido Moreno. Además está fabricado con piel de ocelote y no de jaguar, como se pensaba anteriormente.

También tiene piel de venado y pelo de conejo mexicano, teñido con grana cochinilla, sobre él se colocaron láminas de oro que no regresaron a México con la pieza en el siglo XIX, lo mismo que las piedras preciosas. Incluso se cree que tenía cascabeles que también fueron retirados.

Además mostraron la diversa cantidad de plumas que fueron utilizadas para adornarlos, entre ellas, plumaje iridiscente de aves como el quetzal, el papagayo, el águila real o el colibrí.

Además, por primera vez desde que se tiene en exhibición, se muestra el preciado objeto por ambos lados para ver su composición.

Posteriormente la muestra explica las técnicas que eran utilizadas en los talleres de artesanos mexicas, expertos en la elaboración de este tipo de objetos.

La muestra estará disponible hasta el 2 de junio. Los domingos la entrada es libre.

Más información en: https://mnh.inah.gob.mx/

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