Legislación Ambiental

Van por remesas seguras

Uno de los problemas más frecuentes que enfrentan los trabajadores mexicanos en Estados Unidos es cómo enviar dinero a sus familiares sin pagar altos costos por este servicio o sin que resulte riesgoso.

Las remesas que envían los connacionales hacia México suman cada año cerca de 12 mil millones de dólares. El primer trimestre de 2003 la cifra fue de 2,740 millones de dólares, casi 26 por ciento más en relación con el mismo periodo de 2002.

De acuerdo con Carlos Guillén, ex director de Remesas de la Presidencia de la República –cuya oficina, luego de año y medio de operar, desapareció en 2001–, el mercado informal de envíos se calcula en casi dos mil millones de dólares por año.

Considera que una de las prioridades debe ser evitar que se pierda el dinero de dichos envíos, toda vez que “cada año nos reportaban que entre 600 y 700 millones se quitan en los aeropuertos a la gente que viene con ese dinero, y no lo puede justificar”.

Una opción para los mexicanos que trabajan en Estados Unidos la constituyen las empresas enviadoras de dinero, que son cerca de 250, cuyas comisiones en promedio alcanzan los diez dólares, lo cual representa un ajuste a la baja si consideramos que anteriormente llegaban hasta 60 dólares.

Carlos Guillén comenta que bancos y empresas cobran en promedio las mismas comisiones, pero las empresas ganan por comisión y por el tipo de cambio, que “desgraciadamente” son muy flexibles, no hay un control rígido y puede suceder que la comisión sea pareja, pero en el tipo de cambio habrá bancos que están dando debajo de los nueve dólares, si eso se multiplica por los 35 millones de envíos a 300 dólares, “es una gran ganancia”.

Los bancos, apunta, no han querido bajar las comisiones. Bancomer es el que realiza mayor número de operaciones de este tipo, pero City Group ya está tratando de recuperar el terreno que tuvo hace algunos años.

Teresa Herrera Fedyk, directora de Viotran, empresa que maneja alrededor de 100 mil envíos mensuales, manifiesta que se habla mucho de que los enviadores de dinero “somos los malos de la fiesta”, pero lo que no se ha preguntado nadie es que pagamos a los bancos entre seis y 12 dólares por hacer una operación de un envío de dinero. “A los bancos les interesa cobrar su propia comisión, ellos tienen sus propias reglas y contra éstas no podemos hacer nada.”

Viotran cobra en promedio 10 dólares, que es la cuota estándar, pero hay instituciones bancarias que cobran hasta 12 dólares.

Es importante, agrega Teresa Herrera, que las empresas estén establecidas en forma clara y los papeles que recibe el migrante tengan los registros necesarios tanto de la legislación estadounidense como mexicana. Añade que la transparencia del envío es total, “nosotros captamos el dinero en Estados Unidos a través de establecimientos y se dispersa aquí a través de los bancos”.

Uno de los problemas más graves, expone, es que si el depósito se hace en viernes para enviar el dinero, los bancos de México permanecen cerrados sábados y domingos, entonces se tiene que financiar durante tres días ese dinero. “El dinero no es una panacea, es un negocio muy complicado, se requiere mucho capital para poderlo hacer, eso hace que los enviadores tengamos problemas financieros serios en un momento dado.”

Viotran opera desde el 5 de abril de 2001 y tiene presencia en 14 estados de la Unión Americana, entre ellos Nueva York, Nueva Jersey y Washington DC, en México, sus oficinas se ubican en Naucalpan.

Más información a paisanos

Carlos Guillén refiere que a los mexicanos que van a un banco, aun con su matrícula consular, los pasan a una segunda ventanilla y les siguen pidiendo más documentación.

El paisano en Estados Unidos, dice, tiene que estar más informado y sugiere que la Profeco, la Condusef y las autoridades, por medio de los consulados, amplíen la difusión de cuáles son las compañías serias, ya que en territorio estadounidense hay estados que no exigen requisitos de licencia para envíos de dinero, por lo que cualquier empresa puede establecerse y, después de ganarse la confianza entre los clientes, se va.

Por fortuna la legislación se ha hecho más estricta en cuanto al lavado de dinero, pero de todas maneras el gobierno tiene la gran necesidad de difundir y de ampliar la información, y es algo que la Oficina de Presidencia de Mexicanos en el Exterior tenía previsto hacer.

–¿No se queda un vacío institucional con su desaparición?

–Ésta es una buena pregunta, quizá para los connacionales en Estados Unidos. Me ha tocado escuchar comentarios donde manifiestan que no están de acuerdo en que la función –ahora en manos de la Secretaría de Relaciones Exteriores– se vaya a un tercero o cuarto nivel. Por desgracia el representante actual, Candido Morales, está a nivel de una dirección de área, y estos paisanos reclaman, incluso, una subsecretaría del migrante o una secretaría. Ellos basan su declaración al decir que son 23 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos con un poder compra y con un poder político –puntualiza Carlos Guillén.

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