Legislación Ambiental

Ninguna dependencia vigila la entrada de transgénicos

Los organismos modificados genéticamente (OGM) ingresan a México sin ningún tipo de control, debido a que el gobierno federal carece de infraestructura para regular las importaciones de granos y verificar los embarques de maíz, denunció el grupo ecologista Greenpeace.

De acuerdo con documentos oficiales en poder de la agrupación, ninguna dependencia gubernamental monitorea la entrada de transgénicos a México, por lo que los alimentos que se consumen aquí pueden contener incluso organismos genéticamente modificados no autorizados por la Secretaría de Salud (SSA).

Greenpeace recordó que la Comisión Federal para la Prevención de Riesgos Sanitarios (Cofepris), dependiente de la SSA, sólo tiene atribuciones para revisar la importación de productos alimenticios procesados, pero no participa en la regulación de la entrada de granos, atribuciones que corresponden a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Recursos Hidráulicos, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Por su parte, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (de la Sagarpa) es responsable de la regulación de los OGM de uso agrícola para la experimentación. Sin embargo, reconoció esta dependencia, «se deja de verificar que los embarques de maíz de importación no contengan grano transgénico Bt10», atribuciones que corresponden a la Secretaría de Salud, de acuerdo con la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados.

La Secretaría de Hacienda informó que trabaja «en el desarrollo de capacidades y en la aplicación de la citada ley (publicada 18 de marzo de 2005); sin embargo, aún no cuenta con la infraestructura que permita llevar a cabo el análisis y detección de productos genéticamente modificados».

Frente a ello, Greenpeace sostuvo que «es escandaloso que las autoridades mexicanas no tengan claro a quién corresponde vigilar las importaciones de granos y que se echen unas a otras dicha responsabilidad. Los mexicanos no pueden estar seguros de que los alimentos que ponemos en la mesa de nuestras familias estén libres de transgénicos.

«La preocupación surge porque los transgénicos son organismos modificados en laboratorios, que se usan irresponsablemente como alimento, pues no se ha podido comprobar que no causan daños a la salud o al medio ambiente. Si a esto le sumamos que a México puede entrar cualquier transgénico sin ninguna supervisión, control ni monitoreo posventa, los consumidores estamos en riesgo de ingerir transgénicos inseguros e incluso no comestibles».

Fuente: La Jornada

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