Legislación Ambiental

Hacia una transición de la industria azucarera

La heterogeneidad de las condiciones de producción y comercio de la industria azucarera de México, así como los cambios del entorno institucional y los términos especificados en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), exigen un análisis crítico y propositivo que incluya las diferentes condiciones bajo las cuales se cultiva y procesa la caña de azúcar, que incorpore todos los elementos que integran el sector azucarero y defina a largo plazo qué tipo de agroindustria azucarera deseamos para el país.

Algunos de los elementos que podrían formar parte de la estrategia de transición para la agroindustria azucarera de México, son los siguientes:
El reordenamiento del mercado de los edulcorantes en México. Para ello se deben calcular las necesidades de consumo de azúcar y otros edulcorantes para los años 2003 y 2008; a partir de la estimación de la demanda nacional de edulcorantes y considerando las posibilidades de exportación, se deberá elaborar un programa de producción de azúcar por ingenio y por estado, para evitar excedentes de producción que tengan que exportarse al mercado internacional a precios desfavorables. En este programa es necesario considerar los costos de producción de cada uno de los ingenios, con el propósito de estimular a aquellos que tengan bajos costos a que aumenten su producción, y apoyar a los que tengan potencial para ser más competitivos, así como buscar la reconversión productiva de los ingenios que no tengan posibilidades de mejorar su productividad, y competitividad, en el periodo de transición. La reorganización de la comercialización de azúcar debe garantizar el abasto nacional del edulcorante y evitar la “guerra” entre los diferentes grupos azucareros.

La restricción de las importaciones de jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) proveniente de Estados Unidos. De acuerdo con los términos originales (sin las Cartas Paralelas) del TLCAN, la industria azucarera de México en el momento actual podría estar exportando todo su excedente azucarero, sin embargo, la política proteccionista del gobierno de Estados Unidos sobre su sector azucarero ha restringido el acceso de azúcar mexicana a sólo 115 mil toneladas en el ciclo comercial 2000/2001 y a 148 mil toneladas en el año 2002. Hay pocas posibilidades de que aumente esta cantidad en los próximos años, por todas las implicaciones económicas y políticas que tiene una mayor participación de México en la cuota azucarera estadounidense. En reciprocidad, el gobierno de México debería restringir las importaciones de JMAF a un valor equivalente a las exportaciones de azúcar mexicano al mercado de Estados Unidos.

La regulación de las importaciones de maíz que tengan como destino la producción de JMAF, a fin de evitar el crecimiento de la capacidad de producción de dichos jarabes fructosados en México. La industria de la fructosa en México depende directamente de las importaciones de maíz de Estados Unidos y la producción de esta materia prima esta subsidiada en ese país, creando distorsiones en los precios de venta de sus derivados, entre ellos la fructosa.

El estímulo al potencial productivo de las diferentes áreas cañeras y sus ingenios azucareros, procurando condiciones de producción rentables, competitivas y con tecnología limpia. Promover la creación de infraestructura de apoyo a la producción.
El apoyo para la reconversión productiva de áreas cañeras que no son rentables y competitivas, pero que tampoco tienen posibilidades de serlo en el mediano y largo plazos.

La definición de las necesidades financieras de la agroindustria para su operación y modernización, así como para la reconversión productiva de algunas áreas cañeras que salgan del mercado. Es necesario en este caso canalizar recursos especiales por medio de la banca de desarrollo, para que los ingenios y los productores de caña dispongan de créditos que les permitan realizar sus labores oportunamente.

La creación de un instituto de investigación, desarrollo y transferencia de tecnología para la producción y aprovechamiento de la caña de azúcar que dé soporte técnico y de investigación a cada uno de los eslabones que integran la agroindustria azucarera de México, a fin de garantizar la permanencia de esta actividad en los niveles productivos y competitivos que exige el mercado internacional.

Para alcanzar cada uno de los elementos descritos con anterioridad, se requiere de la participación y coordinación de todos los sectores involucrados en la agroindustria (cañeros, industriales, proveedores de servicios y gobierno federal), de tal suerte que las políticas que se definan para impulsar la estrategia de transición hacia 2008 cuenten con el apoyo y compromiso de todos. Porque hoy la agroindustria necesita más que nunca estar bien integrada, conformando un solo frente para defender su existencia y seguir participando en el contexto de la economía nacional.

De no ponerse en práctica una estrategia de transición hacia el año 2008 es probable que ocurran varios sucesos lamentables para el país y especialmente para la agroindustria azucarera, entre los cuales se podrían señalar los siguientes:
El cierre definitivo de al menos una tercera parte de los ingenios del país, con la pérdida de numerosos empleos. No obstante que algunas áreas cañeras pudieran ser absorbidas por el área de abasto de ingenios vecinos, algunas otras no correrían con al misma suerte y dejarían pueblos enteros sin fuente de empleo, creando así serios problemas sociales.

El aumento de la dependencia de las importaciones de edulcorantes (más fructosa y probablemente hasta azúcar), lo que incrementaría el déficit comercial y la dependencia alimentaria.

La necesidad de reconvertir la agricultura cañera de manera acelerada, ocasionando excedentes en la producción de otros cultivos, especialmente las hortalizas.

El aumento de la emigración del campo a la ciudad y a Estados Unidos, con todos los problemas conexos que ello implica.

Finalmente, es importante señalar que aún puede ser tiempo de tomar las acciones necesarias para una etapa de transición de la industria azucarera de México hacia 2008, antes de que el destino nos alcance y la competencia haga más estragos que los ya observados.

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