Desarrollo Urbano

Los caminos de Chapingo

La crisis que vive el campo mexicano también tiene correspondencia con el quehacer de las universidades especializadas en las áreas agropecuaria y rural. La deficiencia en planes de estudio, su falta de vinculación con el sector productivo y una preparación orientada a actividades donde ya no hay cabida para los agrónomos tradicionales, ha generado un alto índice de desempleo para los egresados de estos centros de investigación.

La Universidad Autónoma Chapingo (UACh) es una de las instituciones educativas enfocadas al estudio del agro, que, sin embargo, enfrenta una serie de problemas vinculados con la actividad académica, pero también con la realidad que envuelve al país.

¿Cuántos estudiantes egresan de la UACh y encuentran trabajo? ¿Cuál es el índice de desempleo de sus egresados?

Responde Sergio Barrales Domínguez, rector de esta universidad:
No tenemos cifras muy exactas. Cada generación ingresan 1,600 alumnos y egresan entre 700 y 900. El empleo sí es un problema fuerte; no hay. Hace muchos años Chapingo generaba cuadros técnicos que iban directamente al gobierno; eso se acabó. Ahora lo que se busca en la formación de los estudiantes es que deben ser ellos agentes generadores de empleos, por lo que hay carreras muy enfocadas a la agroempresa, a desarrollar alguna iniciativa propia en ecoturismo o en algún proyecto productivo.

Los datos muestran que tenemos un alto índice de desempleo. Hay algunos estudios muy cortos, de una o dos generaciones, que muestran hasta 60 por ciento de desempleo, considerando aquellos empleados aunque no en lo que fueron preparados. Desempleados totalmente son muy pocos, no rebasan ni 5 por ciento, quienes por alguna razón ni son taxistas, ni venden tacos, ni libros, lo que sí hacen muchos.

Los estudiantes que sí trabajan se han colocado en empresas agropecuarias, sobre todo vinculadas con invernaderos, productos de exportación, como las hortalizas, flores, o bien, la agroindustria. Pocos están en el sector oficial.

La UACh tiene en esencia la formación de cuadros técnicos que atiendan las necesidades del sector agropecuario, señala Sergio Barrales, quien agrega que hay un buen número de chapingueros que han creado sistemas de educación agropecuaria en otras instituciones educativas. También han logrado incidir en el desarrollo de proyectos de desarrollo tecnológico, productivo y en la generación de variedades mejoradas de tomate, amaranto, frijol y maíz. Hay maquinaria que se ha desarrollado en respuesta a las necesidades de los productores pequeños, como cosechadoras de jamaica, desgranadoras de maíz, el diseño de una máquina reventadora de amaranto, pasteurizadoras de leche y adecuadas para productores medios.

Rezago en materia tecnológica en la UACh

Debo reconocer que existe rezago tecnológico en la UACh. La justificación es que en su origen la universidad era para formar cuadros técnicos, no tanto para generar tecnología, pero en este momento sí es una exigencia que la universidad tiene que insertarse con la sociedad en la generación de tecnología que pueda aplicar el productor, y aunque ésta todavía es baja, existe.

Barrales Domínguez asegura que Chapingo hace un aporte significativo, porque normalmente la industria en México se enfoca hacia los grandes negocios y nosotros estamos cubriendo al sector más rezagado, es decir, pequeños y medianos productores y agroempresarios.

¿Es falsa la aseveración de que la universidad está desvinculada del campo, que cada vez hay una brecha más grande y cuesta trabajo acercarse al productor?

Hay sectores donde en efecto no hemos podido llegar, pero ahora como que la conciencia despierta, la idea es insertarnos en éstos. En este momento sí estamos incidiendo en el campo; sí, en un momento dado se llegó a aislar la universidad y debo reconocer que no tenemos un 100 por ciento de inserción con toda la sociedad agropecuaria, pero estamos en ese esfuerzo.

En Chapingo, comenta el rector, la forma de ingreso es mediante un examen de admisión y hemos sido muy exigentes en cuanto a la evaluación, eso nos ha llevado a que quienes ocupan los espacios cada vez más sea gente de áreas urbanas, que muchas veces desconoce la problemática del campo, lo cual también tuvo su impacto en la universidad. Aclara que no se trata de cerrar las puertas a aspirantes urbanos, pero sí estamos revisando los procedimientos de selección, considerando la diversidad en cuanto a la efectividad de la educación básica. No podemos exigirle a un muchacho tarahumara que maneje computadoras, que nos hable de internet y cosas por el estilo cuando en su comunidad ni siquiera energía eléctrica tiene o necesita caminar 20 kilómetros para llegar a la escuela.

Esto tenemos que irlo discutiendo. Cómo garantizar que a esta universidad acuda la gente que queremos que venga, que es la del sector rural, sin menoscabo de que los muchachos de las zonas urbanas ocupen un espacio.

¿Sin demérito de la calidad, porque también sería un error?

Esa experiencia ya la tuvimos. En algún tiempo alguien pensó en que ingresara gente del campo y aquí se le elevaba su nivel académico; no funcionó.

En Chapingo —afirma Barrales Domínguez— nuestro papel es generar gente capaz que vaya al sector rural, que entienda lo que ahí ocurre y que proponga soluciones técnicas para su desarrollo. Esto no bastará si no hay cambios estructurales, habrá que destinarle recursos económicos y considerar al campo como prioritario para el país.
Lo que sigue

La UACh tiene carreras enfocadas a los agronegocios, como la de administración de empresas agropecuarias, comercio internacional, además de biotecnología, donde lo más fuerte es el cultivo de tejidos; no se han generado transgénicos, nos falta mucho equipo para ello, expone Sergio Barrales, quien anota que “como institución apenas le estamos entrando a algunos proyectos netamente comerciales”.

Si queremos desarrollar el campo mexicano la gente tendrá que ir al campo, asevera Barrales Domínguez. Hay un grupo denominado estudiantes de vinculación, que en el periodo vacacional acude a las comunidades a enseñar cómo transformar algunos de los productos agrícolas del campo. Tenemos que generar la conciencia social en el estudiante, sino esto también “va a tronar”. Cuando el estudiante ingrese si decide no regresar a esas comunidades, será su decisión.

¿Cuál es el futuro de la investigación agropecuaria desde su perspectiva?

El futuro como actividad debe ser muy promisorio, la agricultura requiere obligadamente de hacer ciencia, me refiero a la agronomía, y para ello la investigación es fundamental.

Presupuesto de la UACh

Ha crecido al ritmo de la tasa de inflación o un poco menos; en términos reales va a la baja.

En 2003 fue de 994 millones de pesos, y se recibe por conducto de Sagarpa; para 2004 será de 997 millones de pesos, más un recurso adicional de 100 millones de pesos que autorizó el Congreso de la Unión.

Además de gastos operativos y para los diversos departamentos y centros de investigación la UACh brinda servicios asistenciales, ya que los estudiantes internos comen, duermen, reciben servicio médico y todos los servicios educativos.

Ganar… ganar

El rector de la UACh comenta que ha habido dificultades con algunas empresas privadas que podrían invertir, porque su objetivo fundamental es ganar dinero y en la formación del estudiante se induce cierta conciencia para la conservación del medio ambiente y la diversidad vegetal y animal, por lo que aveces no comunlgan con sus ideas. La iniciativa privada (IP) piensa en dinero y si nosotros no les garantizamos cierto ingreso en corto tiempo, ellos nos critican. Nos cuesta trabajo vincularnos, pero hay experiencias donde los estudiantes trabajan en empresa privada, en campos como biotecnología, laboratorios, análisis químicos de suelo y productos agropecuarios de exportación en algunas empresas.

Piensan que el chapinguero es muy bueno desde el punto de vista técnico, pero nos reprochan que somos poco agresivos para los negocios. Uno tiene que reconocer que, en efecto, nosotros no producimos a costa de lo que sea, siempre nos atrevemos a criticar alguna medida que pueda alterar al medio ambiente o la sociedad.
Nuestro objetivo es lograr que la IP entienda que como negocio tenemos que asegurarle el suyo propio, que si cuidamos el medio ambiente dentro del proceso productivo esto nos va a permitir permanecer por muchos años en ese negocio, de lo contrario va a tronar.

No hay empresas que inviertan en la universidad. Ha habido ofrecimientos de empresas privadas, pero en Chapingo todavía somos un poco especiales en ese sentido, nos va a costar mucho. Aquí todavía no es muy notorio pero se habla de ricos contra pobres o que el empresario es un tipo que sólo va a aprovechar en su propio beneficio y esas reacciones todavía nos impiden abrir la puerta a la IP. Nos han ofrecido algunos financiamientos, pero piden algo a cambio, y aquí nosotros, a veces, no podemos aceptar; por ejemplo, hay contaminación por una empresa y la Secretaría de Ecología lo señala, pero aquélla lo niega, entonces nos proponen: yo te doy el dinero, pero has un estudio para demostrar que no estoy contaminando; van los nuestros analizan y concluyen que sí están contaminando, el otro reclama: la idea es que tú digas que no.

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