Contaminación

La degradación de los suelos en América Latina

La región de América Latina y el Caribe ocupa un nada honroso tercer lugar mundial en degradación de suelos con 26 por ciento de sus tierras cultivables en mal estado, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medo Ambiente (PNUMA).

A pesar de que esta región tiene la reserva de tierra cultivable más grande del mundo, calculada en 576 millones de hectáreas equivalentes a casi el 30 por ciento de su territorio, el problema de la degradación de suelos se ha agudizado en los últimos años.

Así lo revela el documento GEO América Latina y el Caribe, perspectivas del medio ambiente 2003, editado por el PNUMA, el cual señala que el crecimiento de la agricultura ha intensificado el uso de los recursos naturales en general, y en particular acelerado muchos de los procesos de degradación de los suelos en una región donde el peligro de la desertificación está presente.

En las últimas tres décadas hubo un aumento en suelos cultivados y pastizales (en detrimento de los bosques y humedales), así como un incremento en el área irrigada y en el uso de agroquímicos, con efectos dañinos que van desde la emisión de gases con efecto de invernadero hasta repercusiones en la salud humana.

La degradación del suelo se origina en procesos como la erosión y acidificación, la pérdida de materia orgánica, la compactación, la pérdida de elementos nutritivos, la contaminación química y la salinización.

De hecho se calcula que más de tres millones de kilómetros cuadrados de tierras agrícolas en América Latina y el Caribe han sufrido pérdidas significativas de productividad. Así, la erosión es la principal causa de la degradación de los suelos, así como de las consiguientes pérdidas de nutrientes y productividad, y ello afecta el 14.3 por ciento del territorio en Sudamérica y el 26 por ciento en Mesoamérica.

El estudio La Evaluación Mundial de la Degradación de los Suelos (GLASOD, por sus siglas en inglés) indica que un 74 por ciento de las tierras agrícolas de Centroamérica estaba degradado en 1990, en tanto que los países más amenazados por el deterioro del suelo son los más pequeños, como muchas islas del Caribe, empezando por Haití y países centroamericanos como El Salvador.

Y a pesar de que América Latina y el Caribe tienen parámetros comparables a la media mundial en cuanto a limitantes en la calidad del suelo, algunos factores muestran niveles alarmantes, duplicando los promedios mundiales: casi el 40 por ciento de suelos en la región tiene bajas reservas de potasio, y poco menos de un tercio, sobre todo en la zona tropical, tiene toxicidad de aluminio.

Otro elemento negativo es la salinización originada en las prácticas de riego, que causa un daño importante al suelo, por la dificultad de tratarla y por ser un paso que puede llevar a la desertificación. La salinización afecta a Cuba (un millón de hectáreas), Argentina (0.6 millones), México (0.4 millones) y Perú (0.3 millones).

En tanto que la contaminación química de los suelos es otro problema ambiental con una importancia creciente en América Latina y el Caribe, dada la intensificación de la agricultura y el uso de plaguicidas en los últimos 30 años.

La tecnología agrícola ha aumentado la producción en toda la región, pero los costos ambientales son muy altos. En particular, la pérdida y el agotamiento de nutrientes en la región pueden ser causa importante del incremento en el consumo de fertilizantes, el cual creció de 2.9 a 13.2 millones de toneladas entre 1970 y 2000, de acuerdo con estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

Fuente: GEO América Latina y el Caribe,
perspectivas del medio ambiente 2003. PNUMA

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