Contaminación

Basureros, viven de lo que nadie más quiere

Su jornada inicia antes del amanecer, salen a recorrer las colonias colgados del estribo de los camiones recolectores o empujando una plataforma con tambores de acero en donde depositarán los residuos que generan millones de habitantes de la ciudad de México.

Sus herramientas son escobas elaboradas con ramas secas, rastrillos y palas con las que barren y recolectan la basura. ¡Tilín, tilín, tilín!, también una campana con la que se da aviso a los vecinos que ha llegado el camión recolector.

Los hay jóvenes y viejos, muchos de ellos no perciben sueldo, sólo las propinas y algunos pesos por la venta de papel, cartón, vidrio y me-tales que rescatan de la separación de la basura ajena. Algunas veces se encuentra un objeto valioso o útil que tendrá un nuevo ciclo de vida en manos de otra familia.

A las cinco o seis de la tarde, los camiones van a descargar los desechos que se irán al relleno sanitario. Al final de la jornada se reúnen en un sitio, una base en donde se bañan, se cambian y charlan un rato. Mañana hay que levantarse muy temprano, todavía a oscuras, para llevarse toda esa basura que nadie quiere.

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