Colaboraciones

Adaptación en términos de agua: las 3 R y las 3 I

Por Henk van Schaik*

Todos los sectores e individuos experimentaremos los efectos relacionados con la escasez del agua. La mayoría de los sectores que tienen relación con los recursos hídricos deberán adaptarse a estos cambios: la producción agrícola deberá volverse menos dependiente de las precipitaciones, la generación hidroeléctrica deberá operar a prueba de los fenómenos climáticos y la forma de vida de las sociedades y economías vulnerables (costeras, urbanas y rurales) debe estar adecuadamente protegida contra los riesgos relacionados con el agua y los cambios en la calidad y disponibilidad del agua. Los cambios en el ciclo hídrico también afectarán a casi todas las personas y economías en los deltas, áreas montañosas, islas pequeñas y regiones áridas, etc. En resumen, el ciclo hídrico es la clave o el recurso natural transversal que todos debemos considerar.

Por ello es esencial que el agua y el impacto del cambio climático en los recursos hídricos se tomen en cuenta en la planeación del desarrollo a escala regional, nacional y local en todos los sectores hídricos afectados.

A pesar de los avances, la ciencia climática, la meteorología y la hidrología no podrán proporcionar información precisa sobre la magnitud y los momentos de los cambios en el ciclo hídrico. Las proyecciones y predicciones continuarán incluyendo niveles de incertidumbre. Desde la perspectiva del desarrollo de las sociedades y de los sectores, el ciclo hídrico ha añadido incertidumbre. Para algunos esto podría derivar en oportunidades, pero para la mayoría, aumenta la vulnerabilidad y los riesgos.

El asunto es, por lo tanto, ¿cómo abordar esta incertidumbre y riesgos? Una cosa queda clara, la ingeniería tradicional para construir infraestructura para la alimentación, el agua o la seguridad energética sobre la base de los datos históricos no será operante. Los planes de desarrollo deben abordar lo que se podría llamar las 3 R: Resistencia, Resiliencia y Recuperación. Las sociedades, economías y sectores deberán resistir los cambios relacionados con el agua, evitar o absorber con flexibilidad los cambios y deberán ser capaces de recuperarse con rapidez de los impactos y riesgos y continuar avanzando. Esto puede compararse en ocasiones con Mohamed Ali, quien podía vencer a Sony Liston debido a que demostraba su resistencia cuando llegaban los golpes, a que tenía la resiliencia para continuar evadiéndolos y a que se recuperaba rápidamente y daba la pelea para finalmente ganar.

Para garantizar la seguridad hídrica, alimentaria y energética, así como social y económica frente al cambio climático, las 3 R son esenciales, y requieren de una “revolución azul”.

En otras palabras, frente a un clima cambiante, es de una importancia fundamental el evaluar y reducir los riesgos y la vulnerabilidad relacionados con el agua e introducir el concepto de las 3 R en todos los sectores.
Pero, ¿qué significa todo esto para las operaciones? Es aquí donde intervienen las tres I, Infraestructura, Información e Instituciones.

Por infraestructura nos referimos al desarrollo de nuevos conceptos como: “Construir con la Naturaleza”, “Vivir con el agua” (inundaciones y sequías por igual), la innovación tecnológica como las plantas que transforman aguas residuales en energía, sistemas hídricos descentralizados, más vatios y cosechas por gota, ciudades para el futuro, etc.

Información significa la disponibilidad y necesidad de contar con servicios climáticos a la medida (información meteorológica e hidrológica), metodologías de vulnerabilidad relacionada con el agua y de evaluación de riesgos, procesos para la toma de decisiones bajo condiciones de incertidumbre y optimización del uso de tradiciones autóctonas en el más amplio sentido es fundamental.

Por instituciones nos referimos a la importancia de reconocer la necesidad de que el agua se convierta en una parte integral de la planeación e implementación y el desarrollo.

Deben adoptarse convenios institucionales ante las nuevas circunstancias, lo cual implica lazos estrechos entre los ministerios del medio ambiente, agua, energía, agricultura, plantación, salud, etc., incluyendo nexos entre los planes de los Programas Nacionales de Acción para la Adaptación (NAPA), Documentos Estratégicos de Reducción de la Pobreza (PRSP), Estrategias Nacionales de Desarrollo Sostenible (NSDS) y Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH).

Por último, el agua es un importante aspecto de mitigación y debe considerarse en el seguimiento de esta agenda.

Iniciativas recientes como la Coalición de Agua y Clima y la Alianza por el Agua y el Clima pueden garantizar que la agenda anteriormente mencionada se vuelva una realidad. La comunidad del agua está preparada para actuar y emprender acciones, como partidaria de las negociaciones por el cambio climático, además de confiar en una cooperación más cercana con la comunidad del cambio climático.

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