Colaboraciones

3er grado, la factura del egoísmo

MSc. Enrique Healy Wehlen y M.I. Carlos Alejandro Von Ziegler Guardado

Se dice que la atmósfera está por llegar a la sobretemperatura de tres grados Celsius y este proceso, si bien es probablemente reversible, llevaría varios siglos para restablece el ecosistema actual.

La reflexión nos lleva a pensar qué sucedería entonces, clima templado cerca de los polos y extremoso en el resto del planeta. En particular, los gringos se sienten muy a gusto con esta perspectiva.

Se comenta en el norte de los Estados Unidos que no existe tal cosa como el calentamiento global y que el “entibiamiento global” se debe más bien a un inexplicable fenómeno natural que adelanta las primaveras. Evidentemente, es mejor esta conveniente explicación “light” que reconocer un comodino egoísmo a costa del malestar de los demás, o bien podríamos decir que se trata del egoísmo por la comodidad. Y, ¿Quiénes pagarán la factura del egoísmo americano? Los pobres, las naciones más pobres del mundo que se ubican más cerca de la línea ecuatorial serán las que paguen con escases de lluvias y altas temperaturas que el tercer grado depara a sus territorios por la negligencia de aquellos que más que negar el calentamiento global buscan el tercer grado para su propio beneficio climático.

Las grandes corporaciones y empresas estadunidenses han arrollado el planeta. Lo han invadido de vapores contaminantes. Estados Unidos, el país más rico del mundo, es también el que más emite gases que contribuyen al efecto invernadero (22% del total mundial).

Estados Unidos anunció que no ratificaría el protocolo de Kioto argumentando que perjudica a la economía de su país y que no se exigía a las naciones en vías de desarrollo que reduzcan sus emisiones. Un crecimiento económico que no tiene en cuenta consideraciones climáticas es altamente riesgoso e insostenible.

Estados Unidos pretende no sólo aprovecharse de la mano de obra barata de los países en vías de desarrollo, sino de continuar agasajándose de nuestras riquezas naturales.

Es consabido por todos cómo han dado prioridad a los intereses de las grandes corporaciones norteamericanas, sin preocuparse por el deterioro de los intereses de la población mundial, y en especial con abuso e inequidad sobre los países en vías de desarrollo.

Antagónico a la riqueza estadunidense tenemos que la contaminación ambiental de México es extremadamente cara. El Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI) afirmó que se tendría que gastar un monto cercano al 4,5% del Producto Interno Bruto (PIB) para remediar, restituir o prevenir los problemas generados por el daño ambiental. Para América Latina resulta fundamental diseñar e instrumentar una estrategia de desarrollo sostenible, adaptativa, baja en carbono, socialmente incluyente, ya que las grandes corporaciones estadunidenses no sólo han invadido los mercados nacionales sino que garantizan mano de obra barata, sin derechos, esclavizada en su territorio. La dependencia y los planes de anexión de Estados Unidos no han ayudado al desarrollo de México.

Todo lo contrario, han traído crisis, crimen, miseria y caos, y han disparado la emigración como nunca antes. Cumbres, encuentros mundiales y acuerdos multimillonarios parecen quedarse cortos frente a las soluciones necesarias. Se pueden hacer esfuerzos, pero lo cierto es que economía y la industria no frenará por preservar el medio ambiente. Las emisiones mundiales totales de gases de efecto invernadero alcanzaron en 2005 las 44 mil 130 millones de toneladas métricas de carbono, de las cuales el 12 por ciento correspondieron a América Latina y el Caribe.

La imaginación ha llevado al hombre a lo inimaginable: por supuesto,  al desmoronamiento del mundo. La visión de llegar a la luna, de cruzar el océano para llegar a América, y más allá de todas las ideas, digamos más bien extravagantes y fantásticas ideas que el hombre contempló en sus  respectivos tiempos, se han transformado ahora en simplemente logros para la humanidad. Ideas bien logradas, pero que actualmente no curan más que el apetito de poder en el hombre. Todo lo que se encuentra en torno al poder y a la codicia es destruido. La naturaleza no resiste más, el hombre por sí mismo se destruye en torno a sus propias ambiciones. Lo que el hombre necesita crear ahora es ¨Un Monumento a la Naturaleza¨.

Fontenelle, un filósofo francés dijo: ¨pues no sé nada en el mundo que no sea el monumento de alguna tontería de los hombres.

¿Qué clase de gente somos pues?, ¿Qué somos entonces?

Supongamos que no fuésemos hombres, y por otra parte habitásemos la luna ¿podríamos imaginarnos algo en la tierra, nos preguntaríamos ¿Que es, que tuviera pasiones tan locas y reflexiones tan sabias?, ¿tan corta vida y perspectivas tan amplias?, ¿tanta ciencia sobre cosas inútiles y tanta ignorancia sobre las más importantes?, y por ultimo; ¿tanta ansia de ser felices y tan gran incapacidad para serlo?
Preguntas con las que vivimos día a día en la actual era de la destrucción ambiental. Preguntas que nos interrogan todos los días, pero muy necesarias para evitar la llegada del  3er grado en el calentamiento global. No debemos renunciar a estas interrogaciones, sino a todo lo que la mente humana ha creado. Lo importante es tomarse el tiempo para estar sólo con uno mismo, para después entonces lograr relacionarnos mejor con el mundo.

*Universidad Iberoamericana

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