Biodiversidad

La palabra antigua del Amazonas

Al comenzar el día, los ticunas, grupo indígena del Amazonas, realizan un ritual colectivo para reagrupar las energías de la naturaleza que se dispersaron durante la noche.

La leyenda milenaria cuenta que el padre sol fue quien les concedió la tierra con la promesa de que la cuidaran por siempre.

Mientras, él se ocuparía día a día de la acción fertilizadora sobre la tierra en un proceso constante de renovación.

La divinidad formó un vasto circuito que encierra todo el cosmos y contiene la misma cantidad de energía. Ésta fluye continuamente entre hombre, animal, sociedad y naturaleza.

Este grupo indígena basa su cosmogonía en dos hechos increíbles, el primero es que la cantidad de energía en el mundo es limitada y el segundo es que ellos mismos tienen la responsabilidad de preservar esa energía.

Cazar un animal por placer, en estado de gestación o consumir alimentos por mera gula, ocasiona graves pérdidas energéticas que jamás serán recuperadas.

De ese modo, sus actividades de subsistencia están en armonía con el medio que los rodea, pues su cosmovisión se orienta a no sobreexplotar la naturaleza.

Sin embargo, desde el siglo pasado el Amazonas se constituyó en un escenario atractivo para el mercado económico.

La extracción indiscriminada de los recursos naturales de la selva ha provocado pérdidas irreversibles, lo que ha tenido como consecuencia desajustes ecológicos y culturales de la región.

La problemática de las culturas indígenas del Amazonas no termina con el saqueo de sus recursos, también se han visto afectadas por levantamientos armados.

Ejemplo de esto son los Nukak, tribu nómada que se mueve entre Colombia y Brasil, de los cuales solamente quedan aproximadamente 200 miembros.

Ante nuestros ojos los ecosistemas se extinguen y con ellos la palabra sabia y milenaria que susurra entre sus selvas.

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