Agua

Cosechan mazahuas agua de lluvia

San Antonio La Ciénega, Edomex.– El agua es tan escasa en este árido lugar –abandonado por la lluvia y la mariposa monarca–, que las mujeres mazahuas todavía bajan al río contaminado a lavar ropa, donde basura y todo tipo de desechos se mezclan con la corriente.

Un rehilete en movimiento para bombear el agua y la cosecha de agua de lluvia comienza a ser la esperanza para satisfacer las necesidades domésticas y de producción agrícola, que por lo demás no va muy bien debido a la sequía que este año se acentúo en la zona.

–Perdimos la cosecha porque tardó mucho el agua. Esperábamos las lluvias en mayo y llovió hasta el 24 de junio. Por mucho nos llovió sólo tres meses –expresa María Felisa, quien luce su colorida vestimenta mazahua, pero sufre por la falta del vital líquido.
En su pequeña parcela el maíz se ha marchitado y lo amarillo de las hojas hace evidente la falta de humedad de la tierra. Felisa y su esposo invirtieron pero no obtuvieron casi nada. Se alargó la seca. Sólo unas cuantas mazorcas moradas se alcanzaron a cosechar.
Para tratar de aminorar los efectos de la escasez de agua el Patronato Pro Zona Mazahua, junto con miembros de la comunidad, han implementado acciones para cosechar agua de lluvia a escala domiciliaria, a fin de abastecer con riego un invernadero productor de frutales y hortalizas, y contar con una planta tratadora y envasadora de agua de lluvia para el consumo humano, experiencia única en América Latina.

En el caso de esta última, la planta está prácticamente lista y comenzará a operar la próxima temporada de lluvias. El sistema es muy sencillo y se basa en la instalación de un tanque de almacenamiento cubierto con geomembrana, el cual se va filtrando para dejar los sedimentos hasta llegar a la potabilizadora de agua.

La experiencia se basa en el modelo desarrollado en el Colegio de Posgraduados (Colpos), donde el sistema ya está en operación y permite obtener agua de lluvia envasada de alta calidad y a menor costo, es decir, entre 10 y 12 pesos por garrafón, la mitad del costo comercial, apunta Pavel Valdés, coordinador del Programa de Manejo Integral de Microcuencas del Patronato Pro Zona Mazahua.

El especialista acota que la planta del Colpos ya tiene producción de agua envasada en presentación de 500 mililitros y en el marco del Foro Mundial del Agua se presentará «como un regalo de México para el mundo, porque es un sistema muy innovador, tiene facilidades de réplica, es sencillo y es económico».

En la planta de la zona mazahua la capacidad es de 3.5 millones de litros que alcanza para cubrir las necesidades de un año en la región, donde el universo de beneficiarios es de cinco mil personas.

La planta, experimental a escala nacional –en Michoacán se instala una de menor magnitud–, cuenta con el apoyo de empresas como Wal-Mart, que probablemente esté viendo un potencial comercial, ya que el sistema abate costos de producción. Sin embargo, paradójicamente hay quienes piensan que este sistema podría ser una oportunidad de las comunidades para mantener su soberanía en materia de agua potable, que por lo demás es muy costosa en los circuitos comerciales.

Pavel Valdés detalla que con Wal-Mart se generó un proyecto de nutrición, que incluye la planta purificadora, además de la construcción de 10 microgranjas de traspatio, que cuentan con un pequeño invernadero de 50 metros cuadrados, con una cosecha de agua de lluvia, árboles frutales, forestales y nopal, un gallinero y un deshidratador.

La iniciativa privada –anota el especialista– está interesada en el sistema de captación y purificación de agua de lluvia, sin embargo, nuestra visión no está en la comercialización, menos como patronato. Para las comunidades, este tipo de plantas podría ser una alternativa de empoderamiento; nosotros los vemos bajo la perspectiva de suficiencia de agua para el consumo humano y nutricional.

«Es una alternativa en cuanto a costos, suficiencia, manejo del recurso. El agua de lluvia puede tener una de las calidades más altas después de ser tratada, óptima para el uso humano», remarca Pavel.

El proyecto se presentó a la Presidencia de la República y ha sido visto con buenos ojos. El costo de la planta fue de un millón de pesos, el terreno donde se instaló está bajo comodato por 10 años, que es más o menos la vida útil de la geomembrana. Además, hay un comité de beneficiarios de las comunidades, quienes administrarán la planta.

Cosecha de agua domiciliaria

En el caso de la cosecha de agua de lluvia para uso doméstico se han instalado 700 sistemas en San Antonio La Ciénega, La Soledad, María del Carmen, Mesa de Picacho y Mesa del Agüita, según información del Patronato Pro Zona Mazahua.

«La cosecha de agua de lluvia la instalamos hace un año y medio con la idea de que tengamos agua suficiente para nuestras necesidades en el hogar y no paguemos tanta agua potable, además de dejar de ir al río que está bien contaminado, porque de allá donde viene el agua dicen que algunos conectan los desagües y los depositan en el río», expresa Rosario Segundo Hernández, habitante de la comunidad.

Esta mujer mazahua señala que el beneficio de cosechar el vital líquido en un tanque de almacenamiento, con capacidad para 10 mil litros, es que durante la temporada de lluvia tienen agua suficiente para sus necesidades. Empero, una vez que termina el ciclo pueden almacenar agua que «a lo mucho nos dura una semana». En este tiempo tratan de llenar su tanque con la escasa agua potable, cuyo sistema fue instalado hace siete años.

. .Cosecha de agua para el vivero

La precipitación pluvial en la zona es muy baja, por lo regular llueve hasta junio. «Nada más tenemos tres meses y ya se termina», se lamenta Rosario Segundo Hernández. Este año no tuvimos nada de cosecha y resembramos avena, pero no se dio la semilla, por lo que la utilizamos como forraje.

En la producción de una hectárea a cielo abierto los productores tienen una descapitalización de 1,500 pesos y debido a la escasez de agua son frecuentes los conflictos en la zona de riego.

Como una alternativa, el patronato, junto con la comunidad instaló un invernadero de mil metros cuadrados con un sistema de captación de agua de lluvia, que aprovecha la precipitación pluvial que cae en el techo de esta estructura y, a través de unas canaletas, lo conduce a un tanque de almacenamiento con capacidad para 380 mil litros. La comunidad cuenta con otros tres tanques de almacenamiento de este tipo que están por entrar en operación.

El invernadero empezó a producir árboles de durazno que serán trasplantados a unas terrazas construidas en la zona con el fin de detener la erosión y devolver la fertilidad a la tierra. Los árboles se utilizan como barreras vivas. En el primer ciclo se produjeron 21,400 árboles, lo que rebasó la meta planteada originalmente.

Para aprovechar la infraestructura del invernadero se abrirá el cultivo de hortalizas, cuyo riego está asegurado con la captación de agua de lluvia. La producción será orgánica, libre de agroquímicos, lo cual tiene un valor agregado en el mercado.

«En marzo estaríamos con producto listo para comercializar a nivel local. Nuestra meta es la comercialización a tiendas más grandes», expresa Pavel Valdés.

En el vivero se pretende producir chile, tomate, cebolla y en cantidades menores cilantro y perejil. Se busca «amarrar» la producción y al comprador para tener una comercialización segura. La idea es que genere un ingreso económico para la comunidad, pero que también sea de autoconsumo, para que los pobladores tengan una calidad y suficiencia de alimentos.

En época de cosecha se espera obtener media tonelada de tomate a la semana y unas 30 toneladas anuales. La productividad es buena ya que el agua de lluvia contiene microelementos que están disponibles para la planta de manera natural.

En el vivero se utilizó riego por aspersión para los frutales, pero al cambiar a hortalizas se readaptará para un sistema por goteo. Con los 380 mil litros de agua habría suficiente líquido para los más de 200 días que no llueve durante el año. En el ciclo anterior de lluvias el tanque de almacenamiento se llenó dos veces y se tiene agua suficiente de aquí hasta el próximo verano.

La inversión para un invernadero de este tipo es de 500 mil pesos, más la cosecha de agua. Pavel Valdés remarca que el modelo no sólo se puede aplicar en la zona mazahua, sino a escala nacional y en otros países.

Por otra parte, están en construcción 10 microtúneles de 100 m2 que tendrán cosecha de lluvia de 10 mil litros, los cuales cubren las necesidades de dos familias. Estas microgranjas de traspatio contarán con un gallinero, árboles frutales y forestales, además de hortalizas.

Terrazas contra la erosión

La zona está muy accidentada, hay muchas cárcavas, pendientes y barrancas. El objetivo de instalar terrazas es retener suelo, porque por efecto de erosión y de la lluvia se pierden hasta 200 toneladas por hectárea al año, comenta José Guadalupe Cruz, técnico agrónomo del patronato.

La comunidad cuenta con 113 hectáreas con terrazas, donde se piensa producir hortalizas a cielo abierto, también libres de agroquímicos. De éstas, 40 tienen acceso a un tanque de almacenamiento de agua, sólo faltan sus líneas de conducción y principalmente los sistemas de riego.

Para febrero del presente año se tendrán plantados en la zona más de 10 mil árboles frutales de durazno, manzana y pera, con posibilidades de producción de nopal verdulero.

Bimbo ha apoyado al patronato tres años consecutivos con financiamiento para el rescate de suelos y la producción en terrazas. El apoyo se utilizó en la compra de una bomba eólica para suministrar agua a un tanque de almacenamiento, que a su vez sirva como sistema de riego para una parcela demostrativa de cuatro hectáreas, ya con sistema de riego por goteo para frutales de durazno.

En el invernadero hay cuatro mil árboles injertados con una variedad mejorada del Colpos, los cuales se van a trasplantar a las terrazas cuando tengan la resistencia y el porte necesario.

José Guadalupe explica que los suelos se han perdido por la práctica del monocultivo, mientras que en una terraza tenemos cultivos simultáneos, fruta, hortalizas, gramíneas y forraje, puede haber hasta 10 cultivos anuales.

El índice de sobrevivencia de los árboles de durazno es del 80 por ciento. Cuando está en crecimiento cada uno requiere a la semana de tres riegos, unos ocho litros; ya en producción requiere 16 litros. Para empezar a producir deben transcurrir de dos y medio a tres años.

El patronato brinda capacitación sobre cómo sembrar, cómo producir y cómo prevenir las enfermedades, todo de manera orgánica. Trabaja a solicitud de la comunidad, se genera un proceso de planeación participativa, una metodología con la comunidad, donde se diagnóstica e identifican problemas y soluciones. El organismo realiza la gestión de recursos ante instituciones públicas y privadas para solventar los proyectos y necesidades de la comunidad.

San Antonio La Ciénega está distribuida en cinco barrios: La Cañada, El Riíto, La Loma, La Palma y La Rosa. Existe un comité por cada uno y semanalmente se realiza una reunión con la comunidad.

Adiós a la monarca

Rosario Segundo manifiesta: “Tenemos en mente cuidar mucho el agua porque se está acabando y a lo mejor en un futuro aquí ya no la vamos a tener. Ahorita tenemos el privilegio de tener algunos escurrimientos de agua. Quizá nuestros hijos o cuando nosotros tengamos nietos ya no van a tener esas posibilidades porque todo eso se está acabando. Estamos orientando a nuestros hijos de que tienen que cuidar el agua.”

Esta mazahua apunta que “antes pasaba mucho la monarca, descansaba en los bosques. Me acuerdo cuando éramos niñas llegaban las mariposas monarcas, pero en este tiempo ya no llegan. Sí vemos pasar algunas cuantas, pero se van muy lejos. Hace unos 30 años atrás, en la tarde había muchas mariposas. Hace 10 años todavía descansaban. Ahorita ya nada más las vemos pasar, pero ya no descansan”.

Esta mujer tiene una reflexión para los pueblos del mundo: “Cuidar todo lo que tenemos de natural, el bosque y el agua, principalmente, porque en un futuro ya no vamos a tener nada. Nosotros mismos nos estamos matando.”

Cosecha de lluvia

• Se han instalado 142 cosechas de agua de lluvia una por cada unidad familiar, siendo estos tanques de almacenamiento de 10 mil litros.

• En el caso de sistemas de riego, en la actualidad se cuenta con una parcela demostrativa de cuatro has, la cual cuenta con una bomba eólica una línea de conducción de papalote a tanque de almacenamiento (20 mil litros), un sistema de riego en cuatro hectáreas terraceadas en donde se han plantado frutales de durazno.

• Se cuenta ya con una infraestructura de 16 tanques de almacenamiento de agua de 45 mil litros, los cuales requieren su respectiva bomba eólica y sus sistemas de irrigación. Hay cuatro más de 380 mil litros y uno de 20 mil litros.

• Los tanques poseen ya la suficiencia de agua, tres de ellos se alimentarán por cosecha de agua de lluvia y uno más que ya cuenta con bomba eólica.

• La suficiencia de agua depende mucho de contar también con una bomba de abastecimiento de río a cisterna, con el fin de generar una suficiencia de agua en época de estiaje aun si no se cuenta con las bombas eólicas. Esto facilitaría el riego para la producción de árboles frutales.

San Antonio La Ciénega

• Se ubica en el municipio de San Felipe del Progreso, al noroeste del Estado de México. Limita al norte con Tlalpujahua, El Oro y Jocotitlán (Michoacán); al sur, con Villa de Allende, Villa Victoria y Almoloya de Juárez; al este, con Ixtlahuaca (Estado de México), y al oeste con Ocampo, Angangueo y Senguio (Michoacán).

• Su clima es templado, con temperaturas altas en los meses de mayo y junio, y bajas en noviembre, diciembre y enero, con algunas heladas aún en abril.

• Existen tres ríos, los cuales sólo son conocidos por la comunidad como el “riote” y el “riíto” y río de la cuenca. Cuentan con pozos de agua potable dentro de sus terrenos, los cuales los abastecen en tiempo de secas y cuando tienen problemas con las bombas.
• El suelo es principalmente tepetate, en gran parte debido a la erosión por el pastoreo y el monocultivo, con surcos a favor de la pendiente, y suelos con más cantidad de arcilla, que son buenos para el cultivo.

• Todavía se encuentran animales silvestres, como armadillos, hurones, zorras, coyotes, ardillas, conejos, liebres, tejones y víboras.

• En los límites con Michoacán llega la mariposa monarca. En el ejido de La Mesa se estableció una reserva ecológica para sus migraciones y se dice que la mariposa fue ahuyentada por un incendio forestal en 1997 y que ahora llega en pequeñas cantidades.
• Los bosques tienen especies como oyamel, cedro, pino, encino, madroño, roble y ocote, principalmente.

Deterioro ambiental histórico

El deterioro ambiental se agudizó hace más de 100 años, a partir de la época porfiriana en la que se concesionó a una empresa maderera estadounidense el desmonte del área comprendida entre el Nevado de Toluca y las inmediaciones de la ciudad de Querétaro.

El área mazahua fue deforestada, propiciando la erosión y destrucción del suelo, afectando hasta la fecha a la región. Después se prosiguió con la explotación de zacatón para rematar con más de 30 años de uso de agroquímicos tóxicos (revolución verde), sin nada que devolviera el nivel, estructura, textura y otras propiedades de un suelo fértil.

María Marcelina Mateo Sánchez (mazahua):

Captamos el agua de lluvia para poder regar, porque ahora con las secas ya no hay agua. Tenemos que regar las plantitas que siempre tienen sed y quieren agua para crecer.

Tenemos agua potable, pero sólo para el servicio de la casa, no nos deja regar; tenemos de río, pero es salino y no la podemos traer acá…
El invernadero nos trae beneficios, nada más que le echemos ganas todos. Vemos que todos los arbolitos que tenemos si estamos al pie de ellos crecen, tenemos que regarlos, podarlos, si los olvidamos ya no crecen, se secan.

En la zona, el agua escasea mucho, todo se seca, y si uno no barbecha rápido los terrenos no se da nada de cosecha, ahora vamos a tener una verdura o algo ya tenemos…
Aquí, había muchos árboles, pero todo lo talaron y lo talaron. Recuerdo nada más las raíces que encontré, los troncos, pero ya no vi nada de árboles. Antes venían las monarcas. Hasta este año ya no vimos nada; el año pasado todavía vinieron. Ahorita ya no vinieron, ¿quién sabe si apenas van a venir o ya no?”

Silvia Flores Monroy (mazahua): La captación de agua de lluvia es muy benéfica, porque si no fuera por ella no estuviéramos haciendo los trabajos en el invernadero, porque no tuviéramos de dónde obtener agua y ahorita la tenemos acaparada en la cisterna y podemos trabajar.

Hay un río que nos beneficia, hay un bordo de agua donde todo el año hay agua, porque hicieron una represa, pero falta el papalote y las bombas para que con la presión el agua pueda subir. Falta el sistema de riego, pero ya están las mangueras.

Necesitamos el agua de lluvia porque en el río tenemos que sacar un permiso en el gobierno y eso lleva dinero y tenemos que pagar. El agua de lluvia nadie nos la cobra, no tenemos por qué preocuparnos de pagarla.


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