Resulta esperanzador que no se haya encontrado rastro del uso de semillas transgénicas en muestras de cultivo de maíz en Oaxaca, pero esto no significa que la contaminación haya desaparecido ni que México deba bajar la guardia, consideró Gustavo Ampugnani, coordinador de la campaña de ingeniería genética de Greenpeace México.
La organización ambientalista se manifestó respecto a los resultados de un estudio encabezado por el mexicano Exequiel Ezcurra, en el que se documenta que en 2003 y 2004 se realizaron análisis genéticos en 870 plantas madre y 153 mil 746 semillas de maíz de 18 comunidades de la Sierra Oaxaqueña sin encontrar presencia de transgenes, lo que contradice estudios similares hechos en 2000 y 2001.
Las importaciones de maíz de Estados Unidos a México son de 6 millones de toneladas anuales y el 40 por ciento contiene maíz transgénico, por lo que las puertas a los transgénicos están abiertas a las fronteras.
De acuerdo con la investigación de Ezcurra, dos acciones ayudaron a reducir la presencia de transgénicos en el maíz oaxaqueño: la distribución de maíz mexicano y no de importación, llevada a cabo por Diconsa en la región, y un folleto informativo de la Semarnat, cuyas recomendaciones fueron seguidas eficientemente por las comunidades, erradicando el maíz transgénico de la region.
Ampugnani demandó a las autoridades acatar las recomendaciones de la Comisión para la Cooperación Ambiental para mantener la moratoria de la siembra de maíz transgénico con fines comerciales.
Fuente: Reforma