Ciencia y tecnología

Fosfito en lugar de fosfato un fertilizante ecológico alternativo

Investigadores mexicanos, en la búsqueda de soluciones para las pérdidas económicas provocadas por las sequías, realizaron pruebas de nuevos procedimientos ambientales sustentables

México, D.F.— Luis Herrera y su colaboradora Damar Lizbeth López Arredondo, investigadores del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio), desarrollaron un sistema dual de fertilización y control de malezas, crearon un proceso de ingeniería genética que reduce el empleo de fertilizantes químicos en los cultivos y permite controlar las malezas que crecen alrededor de ellas.

Un problema recurrente en la siembra es la sequía, agudizado por el cambio climático, y se incrementa por una fuerte dependencia de fertilizantes comprados en el extranjero, debido a que 87 por ciento de la demanda de estos productos se cubre con importaciones.

La función del fosfato como fertilizante granulado es aportar nutrientes a las plantas para que se desarrollen y facilita la absorción de nitrógeno contenido en otros fertilizantes. Para su efectividad debe colocarse cerca de las raíces para facilitar su absorción, que no es muy eficiente, porque además puede generar óxido nitroso, un gas de efecto invernadero.

Luis Herrera afirmó que “los cultivos sólo utilizan el 20 por ciento del fertilizante de fósforo que se aplica en forma de fosfatos; el resto se pierde porque se fija en el suelo o se lo comen los microorganismos que viven ahí. Así que modificamos el metabolismo de las plantas para que pueda ser aprovechado el fosfito, en lugar del fosfato”.

Los investigadores usaron como modelo las plantas de tabaco, aunque el procedimiento puede aplicarse en cualquier especie vegetal.

“En condiciones de invernadero, esas plantas requirieron de 30 a 50 por ciento menos de ingesta fósforo cuando fueron fertilizadas con fosfito, tuvieron una productividad similar a la obtenida cuando fueron tratadas con fosfatos o su biomasa acumulada fue de dos a diez veces mayor”, aseguraron los investigadores.

Lograron, de esta forma, modificar el metabolismo de la planta tras introducirle genes provenientes de bacterias que previamente habían identificado y aislado en el laboratorio. “El fosfito reacciona menos con los componentes del suelo y ya no se lo pueden comer los microorganismos, entonces se reduce la cantidad de fertilizantes que se necesita aplicar.”

Otra ventaja que presentan estas plantas modificadas respecto a las convencionales es que las hierbas malas que compiten con los cultivos por los nutrientes del suelo no pueden asimilar el fosfito y dejan de proliferar, lo cual elimina la necesidad de utilizar herbicidas para el control de las malezas.

“El fosfito genera un impacto económico importante, pues los herbicidas son aún más caros que los fertilizantes, pero también un impacto ecológico muy notable, porque los herbicidas son tóxicos para el ser humano y otras especies de animales, matan a todas las plantas y contaminan los ríos”, aseguró Luis Herrera.

Los científicos de Langebio de Irapuato han probado con éxito esta biotecnología en campos agrícolas experimentales en Argentina, pues en ese país deben cubrir menos requisitos legales (sólo 20) que los establecidos en México (85) a través de la Ley Federal de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados.

“Esta tecnología puede utilizarse en cualquier clase de cultivo y has en el 70 u 80 por ciento de los suelos agrícolas de México sin importar el clima. El único requisito es que el suelo no sea rico en fósforo”, aclaró Luis Herrera.

Fuente: El Universal

Teorema Ambiental

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