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Retrata

La muerte, para el fotógrafo Alejandro Gómez de Tuddo (ciudad de México, 1961), es el referente absoluto de la vida. «Los seres humanos giramos en torno a ese concepto, y según la manera en que lo concibamos, vivimos». En las 22 fotografías de gran formato que integran la exposición Umbra profunda sumus (Somos sombra profunda), que inaugura mañana en el Museo de Arte Moderno (MAM), el artista recrea la crueldad que ejercen los seres humanos en perros, aves, cerdos y ovejas, sacrificados en cultos o descuartizados para su consumo, a los que considera las «naturalezas muertas» de la modernidad. «Siento una incomodidad hacia aspectos de la naturaleza humana que no me convencen. El ser humano puede ser conmovedor, pero también es capaz de cosas atroces», afirmó sobre el contenido de la muestra, que toma su título del texto de Giordano Bruno, De las sombras de las ideas (1582). Gómez de Tuddo asegura que este trabajo, como el resto de su obra, es documental, integrado por fotografías tomadas en la calle, sin que ninguna haya sido retocada digitalmente. «Es un punto de vista que presento sobre la realidad con la que me encuentro.» Para el también autor de Perro nagual o altares del horror, la fotografía proporciona una mayor inmediatez que la pintura. «La imagen da un margen amplísimo a que cada uno encuentre en símbolos, objetos y espacios referentes que la figura directa, a la que estamos acostumbrados, no da.» Capturadas a lo largo de cuatro años en lugares como Corea, Italia, Vietnam, Irán, Tailandia, Camboya, Cuetzalan y Guadalajara, las fotografías de Gómez de Tuddo, que ha expuesto en la feria Arco de Madrid y en ciudades como Roma y Berlín, presentan escenas como una cabeza de puerco con el sello del rastro, restos de aves descompuestas y corderos despellejados. «Son animales y también son materias orgánicas. Hay un lenguaje común (entre estos cadáveres y los seres humanos).» Aunque las fotografías pueden resultar agresivas para algunos espectadores, Gómez de Tuddo descarta que busque una provocación. «La crítica no sólo las califica de violentas, sino que coincide en que generan una atracción que produce en el espectador sentimientos encontrados, porque el sujeto fotografiado es fuerte como la vida cotidiana.» Actualmente, el fotógrafo trabaja en un nuevo proyecto que tiene como título tentativo DSM (Departamento de Salud Mental), para el que ha recorrido antiguos manicomios de Italia capturando los objetos que encuentra y la luz que se filtra por puertas y ventanas. Fuente: Reforma

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