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Personas prefieren descanso que ritos religiosos en Semana Santa

Estas fechas ya no constituyen una tradición para la mayoría de la población que, por el contrario, asume simplemente que son días de descanso, refiere el especialista Roberto Blancarte

Teorema Ambiental/Redacción

descanso-semanaLa Semana Santa es una celebración religiosa en la que la iglesia católica recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Sin embargo, esta fecha (y otras más) ha servido de base para que en el calendario cívico se determine un periodo vacacional, una práctica común que responde a un largo proceso de secularización de la sociedad en la mayor parte del mundo occidental.

En este proceso, la religión ha dejado de estar en el centro de las actividades de la sociedad y “para la jerarquía católica la idea de que se pierda el sentido religioso de esta conmemoración es algo que no le gusta. Quisiera que estos días fueran de guardar, estrictamente religiosos, que la gente no paseara o se fuera de fiesta, y reviviera, en cambio, esa pasión de manera muy religiosa, pero eso ya no existe”, señala el especialista en sociología de la religión Roberto Blancarte Pimentel, investigador de El Colegio de México e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias. “Lo que prima ahora es ese espíritu vacacional por encima del espíritu religioso”, añade.

En casi todo el mundo occidental se conserva un calendario cuya base sigue siendo religiosa. El propio cristianismo retomó muchas fechas que eran de antiguos ritos y tradiciones religiosas anteriores.

Por ejemplo, la celebración de la Pascua cristiana proviene de la Pascua judía. Aunque el calendario se ha ido transformando, mantiene, por un lado, fechas que son religiosas (el 25 de diciembre coincide con el nacimiento de Jesús), y por otro, fechas cívicas (21 de marzo, conmemoración del natalicio de Benito Juárez). “Con esto se tiene una mezcla de días feriados que originalmente eran religiosos, que pierden su sentido y se van incorporando feriados cívicos.”

Aunque el origen de la Semana Santa es religioso, la prioridad para el Estado mexicano obviamente, por obligación, no es el asunto religioso, pero sí lo es en tanto se ha convertido en días de reposo, que además de incluir el jueves y viernes santos, se extiende al conjunto de la semana para que haya un descanso a la mitad del semestre del ciclo escolar. “El sentido original religioso no es el mismo, se transformó en un sentido secular”, precisa el investigador.

Una larga transición

A principios del siglo XIX en nuestro país no se contemplaban festejos cívicos (15 y 16 de septiembre, 20 de noviembre, 5 de mayo) porque no había Estado mexicano. Existía la corona española, la cual celebraba algunas fechas, en especial religiosas, que generaban descansos, y estas jornadas tenían una lógica: respondían a descansos que las actividades productivas de su época ameritaban, obligaban o requerían, particularmente las que tenían que ver con el campo, y se convertían en días de descanso, de acuerdo con la lógica del ciclo productivo. En México, hasta principios del siglo XIX, las vacaciones se establecían religiosamente, y religiosamente respondían a una necesidad social.

Roberto Blancarte explica que en este proceso de secularización muchos creyentes no necesariamente son practicantes de todos los rituales que establece su iglesia. Describe que en los últimos 50 u 80 años las personas que siguen la religión católica, por ejemplo, no van regularmente a misa, ni practican su religión como la jerarquía católica quisiera.

“Van desarrollando una especie de creencia a su manera, en la que hay una praxis personal y no necesariamente la que establece la institución y que muchos de estos creyentes no se sienten obligados a seguir en ningún nivel, que pueden ser desde ceremonias religiosas hasta prácticas cotidianas en días que pueden calificarse como más sagrados o santos. No quiere decir que la gente deje de ser creyente, simplemente lo es a su manera.”

El investigador de El Colegio de México señala que en este proceso de secularización se ha observado la reinstalación de una especie de nueva tradición revivida, en este caso, representaciones de la pasión de Jesús con un enfoque más turístico que religioso, con muchos cambios, que lo que tradicionalmente se asumía como un deber religioso ya no lo es para los propios creyentes, que incluso pueden optar en estos días de ir a una playa, asistir a una procesión religiosa o quedarse en casa.

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