Iniciativa Privada

El diseño de un territorio vivo

En el ámbito urbano, la inclusión de la idea de sustentabilidad en la planeación y diseño de un territorio representa un desafío político, social y medioambiental, ya que significa plantear un sistema contra los abusos ambientales y la pobreza

La arquitectura, en su papel de pensadora y constructora de los espacios que alojan las actividades humanas, es productora de objetos que impactan y contaminan el medio ambiente, ya que el consumo y transformación del territorio es su materia esencial. Sumado a esto, ha desarrollado una industria que mayormente responde a la lógica económica; tanto en el proceso de producción de los materiales, como en el uso que hace del territorio olvidando el medio ambiente.

La búsqueda y extracción de materias primas para la elaboración de los elementos de construcción, atenta contra los ecosistemas. Las industrias del cemento y del acero, entre otras, son ejem-plos de procesos de producción contaminantes.

En la industria cementera el calentamiento de los hornos de calcinación llega a temperaturas de 1400°C. En las industrias del acero, los hornos de fundición producen el doble de emisiones de monóxido de carbono (CO2) en relación con las cementeras y, además, consumen energía no re-novable que potencia el calentamiento global por sus emisiones a la atmósfera.

La ciudad considerada como un ecosistema, es un sistema abierto en permanente intercambio de energía que se construye y destruye desde intereses muy diversos, incluso, contrapuestos. La lógica económica imperante en el mercado inmobiliario, de especulación y maximización de las rentas, hace un uso nocivo del territorio al fomentar la centralización de los servicios e infraestructuras urbanas que elevan el costo del territorio restringiendo su accesibilidad. Paralelamente, se van formando cinturones de pobreza e informalidad que crecen sin ninguna planificación ni diseño alrededor del centro urbano, lo que ocasiona un aumento en la diversidad de actividades y en el tamaño de las redes de infraestructuras. De esta manera se genera un aumento en la complejidad del ecosistema urbano que se traduce en un empeoramiento de la calidad ambiental y en un mayor costo energético, acelerando el proceso de inutilización del territorio. Este ciclo de consumo inconsciente, no sólo compromete nuestro futuro sino que tampoco satisface las necesidades del presente.

Profesiones como la arquitectura y aquellas que le son afines, tienen en el diseño la capacidad de aportar soluciones para hacer sustentables los procesos de producción de sus industrias y la forma en que modifican el territorio. El diseño urbano-arquitectónico puede intervenir en la cadena de producción de la industria de la construcción corrigiendo y optimizando la forma de elaboración de sus materiales, pero también, generando procesos tecnológicos y cons-tructivos que hagan uso de materiales más accesibles, eficientes y menos contaminantes.

Pero más allá de lo técnico, tiene la posibilidad de hacerse estas preguntas en las etapas previas a la construcción, en el pensamiento y conceptualización. Las industrias se verán forzadas a cambiar sus procesos a partir de los nuevos conceptos e ideas creativas, que respetarán el entorno, de otra forma quedarán seguramente fuera del mercado. Existe la posibilidad de involucrar estas ideas en la planificación urbana, en la distribución y administración de la ciudad.

El estudio de los límites de cada territorio debe llevar a estrategias de administración de los recursos, éstas se pueden aplicar en diferentes niveles, que van desde lo regional, hasta el diseño de los diferentes aspectos del objeto arquitectónico en sí mismo.

En el ámbito urbano, la inclusión de la idea de sustentabilidad en la planeación y diseño de un territorio representa un desafío político y social tan importante como medioambiental, ya que significa plantear un sistema que combata tanto los abusos ambientales como los de la pobreza.

El diseño urbano sustentable, se ha orientado a la regulación entre el medio urbano y el medio ambiente, que es también la relación entre centro y periferia; pero todavía no se ha concretado como propuesta política de desarrollo. Las actuaciones a escala urbana hacen énfasis en prácticas puntuales relacionadas con la sustentabilidad. Es difícil, por tanto, encontrar ejemplos que abarquen todo el sistema de posibilidades. Como ejemplo teórico, el urbanismo bioclimático, aporta a la planificación urbana “criterios de economía energética y el adecuado aprovechamiento de los recursos naturales locales para equilibrar el diseño urbano con las variables climáticas, topográficas y territoriales de cada municipio y así conseguir una optimación en todas las áreas urbanas”.1

La apuesta del diseño

En cuanto al diseño del objeto arquitectónico (la edificación, casa, edificio, etc.) en sí, la tendencia desde hace unos años se orienta al uso económico de los recursos (suelo, agua, gas, tecnologías constructivas, etc.) y energías naturales (eólica, solar, etc.) como también de las condiciones físicas y climáticas propias de un contexto determinado, aunque esta economía no ha sido utilizada en todas sus posibilidades.

Lo más interesante del diseño sustentable en el objeto arquitectónico, radica en su capacidad de mo-dificar lo macro desde lo micro. La escala arquitectónica, es la ciudad al detalle; la primera frontera entre lo natural y lo artificial. La forma de mediación entre estos polos es un problema que atañe exclusivamente al di-seño de sus elementos. Al encontrar pequeñas respuestas —desde el uso de materiales hasta la disposición de los elementos arquitectónicos— generan un cambio en el macrodesarrollo que pueden llegar a impactar en el clima mundial.

Finalmente, la idea de lo sustentable empuja a la arquitectura y al urbanismo a lo evolutivo, móvil y cambiante. El edificio que incorpora en su ser “lo sustentable”, estará condicionado por los ciclos de la vida y muerte, de renovación y crecimiento de la naturaleza.

Estaremos ahora hablando de arquitecturas más dúctiles, menos estáticas y seguramente menos nocivas en el mediano y largo plazos. Desde la moder-nidad y con ideas simplificadoras del pensamiento hemos caído en diseños que no involucran lo complejo, que malgastan energía y espacio. Nos dice Daniel Londoño, “lo sustentable no está enmarcado simplemente en hacer economías, una actitud sustentable nos lleva a vivir en la abundancia”.

Asumiendo la contradicción de la arquitectura como manipuladora de la materia y contaminadora por definición, debemos diseñar de manera consciente e incluyente el desarrollo de nuestras ciudades y edificios; como una vivencia y herencias re-novables, cuyo fin último sea el de disfrutar y entregar un territorio vivo para la siguiente generación.

1) “Urbanismo bioclimático”, Esther Higueras, http://habitat.aq.upm.es/ub/a001.html

Emilio García*, Mario López González-Garza** y Ricardo Vásquez***

* Arquitecto UNT, Tucumán, Argentina. Ha sido docente en la cátedra de Teoría de la arquitectura, UNT, Tucumán, Argentina. Cursa actualmente maestría en diseño arquitectónico, UNAM, México.
** Arquitecto ULSA, DF, México. Cursa actualmente maestría en diseño arquitectónico, UNAM, México.
*** Arquitecto UPB, Medellín, Colombia. Esp. diseño estratégico, UPB. Ha sido docente en la UPB y en la Colegiatura Colombiana de Diseño. Cursa actualmente maestría en diseño arquitectónico, UNAM, México.

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