Iniciativa Privada

El arte de transformar semillas en alimentos

Buscan en el suelo selvático la materia prima de su trabajo

de-laselvaQuintana Roo.— Nueve mujeres salen una mañana con destino al área forestal permanente del ejido Tres Garantías, en el sur de Quintana Roo. Son mujeres fuertes, acostumbradas a caminar bajo la humedad tropical. Buscan en el suelo selvático la materia prima de su trabajo. Las recogen una a una, en un trabajo arduo que puede llevarles varias horas, rodeadas de mosquitos, garrapatas y colmoyotes, tan solo algunos de los riesgos naturales que la selva tropical impone.

Se trata de las mujeres de Selva Viva 3G, una organización forestal compuesta de nueve mujeres que se dedican a la transformación de la semilla del ramón (Brosimum alicastrum), árbol dominante en las selvas de México y Centroamérica, con el cual elaboran productos alimenticios que realizan desde hace un año en la fábrica establecida en la comunidad de Tres Garantías, de donde se toma la contracción 3G.

“En 2010 tomamos un curso en donde participamos como 20 mujeres aquí en el local del DIF. Nos gustaron mucho todos los productos que hacían. No teníamos idea que se podía hacer atole, que se podía cocinar, hacer dulce con la semilla; así fue como nos animamos a consolidar la empresa”, explica Inés Castillo Méndez, socia de la organización.

El ramón obtiene su nombre del verbo ramonear, expresión usada para enunciar que el ganado y otros animales comen el fruto, semillas y hojas del árbol. Este fruto dulce es un alimento popular desde la época prehispánica. Además, la semilla es rica en aminoácidos, fibra, calcio, potasio, vitaminas y hierro.

Pero recolectarlo no es fácil. Según cuenta Inés, cada día de la temporada de cosecha, una camioneta pasa por ellas y las acerca a un camino accidentado, desde donde tienen que avanzar a pie unos cinco kilómetros para llegar al punto en donde recogen la semilla.

“Cuando llegamos, ya estamos cansadas, por eso recogemos poco, apenas 40 kilos por persona”, explica sobre este proceso que realizan dos veces al año.
Al llegar a su fábrica, empieza el proceso de transformación de la semilla del ramón. La tuestan y muelen hasta convertirla en harina. “La limpieza es algo que nos han inculcado en todos los cursos que hemos tomado. Hemos aprendido que hay que hacerlo con mucha higiene, porque son alimentos”, afirma Victoria Gómez Trejo, quien encabeza la organización.

Acomodados sobre una mesa, nos muestran los cuatro productos que la organización comercializa actualmente, todos derivados del ramón: té de hoja de ramón, sustituto de café sin cafeína, harina y preparado en polvo de horchata de semilla de ramón.

“Antiguamente, cuando éramos niñas, nuestras mamás nos preparaban la fruta del ramón”, dice doña Victoria, miembro de Selva Viva 3G, “pero solo era hervida y luego servida con un poco de sal. No sabíamos que podíamos hacer tantas cosas con la semilla.”

Fuente: Conafor

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