Legislación Ambiental

Pago por un buen ambiente

No cabe duda de que en estos tiempos el planeta está frente a la máxima devastación de su diversidad biológica. Vale el recordarlo, a propósito de que el martes (de la semana pasada) fue el Día Internacional de la Biodiversidad.

Para documentar la depredación, un informe de la ONU: Cada hora tres especies desaparecen; cada día se pierden 150 variedades. Cada año entre 18 mil y 55 mil especimenes se extinguirán.

Especialmente en México, se pierden cada año alrededor de 300 mil hectáreas de bosques y selvas, principalmente por el cambio de uso de suelo que le dan los productores al talar árboles para sembrar maíz y frijol, según la Comisión Nacional Forestal (Conafor), y Chiapas se mantiene entre los estados con mayor cambio de uso de suelo anual, con poco más de 20 mil hectáreas.

Junto a la ola de malas noticias, la revista electrónica de la Conafor (www.mexicoforestal.gob.mx) sale al quite con un reportaje donde documenta algo de optimismo: México es líder de América Latina en superficie pagada por servicios ambientales, que es de alguna manera el principal mecanismo para evitar la devastación de la biodiversidad.

El término de pago por servicios ambientales no es otra cosa que asumir que los beneficios que nos brindan bosques y selvas, con las fuentes hidrológicas, suelos fértiles, flora y fauna, no son gratuitos.

Para que los dueños de las tierras no cambien el uso de suelo (como en Chiapas) y preserven el territorio, se les ofrece una cantidad por hectárea para compensar el servicio que recibimos.

La Conafor explica que se tienen ya solicitudes de pago provenientes de 3,600 ejidos, comunidades y pequeños propietarios para conservar un total de más de un millón de hectáreas de las cuales la Conafor podrá pagar a poco menos de 450 mil; los recursos disponibles para pagar esto durante 2007 son de 756 millones de pesos. Como no hay dinero para pagar todas las solicitudes, habrá que hacer un sistema de recaudación; los primeros en aportar tendrán que ser los más beneficiados por la biodiversidad.

También habrá que hacer un complejo sistema de monitoreo (fotos de satélite y brigadas) para comprobar que los dueños en verdad mantengan el lugar como lo prometieron. Y a pesar de todo esto que falta, es un signo muy positivo que exista interés por registrar las tierras para servicio ambiental, porque es así como mejor detendremos la pérdida de la biodiversidad en nuestro país. Y que no quepa duda: todos tendremos que pagar por ello.

Articulista: Alejandro González

Fuente: Milenio

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