Si hace dos semanas la Secretaría de Naciones Unidas sobre Cambio Climático hacía públicos los datos del inventario de emisiones de los países industrializados que situaban a España como el peor país entre todos en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero, el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente sólo deja lugar al desaliento.
España figura a la cola de los países de la Unión Europea en el cumplimiento de los objetivos ambientales, junto a países como Portugal e Irlanda, debido “al rápido desarrollo económico que ha venido acompañado de un incremento de la urbanización y de un uso intensivo de los recursos”.
El informe El medio ambiente europeo: estado y perspectivas 2005 analiza nueve indicadores: emisiones de gases de efecto invernadero, consumo de energía, electricidad renovable, emisiones de sustancias acidificantes y de precursores del ozono, demanda del transporte de mercancías, superficie dedicada a la agricultura ecológica, residuos urbanos y uso de recursos hídricos.
En términos generales, España no obtiene buenos resultados en estos indicadores, salvo los avances registrados en la recogida y reciclado de residuos y en la producción de electricidad de origen renovable, aunque esto no haya servido para contener las emisiones de gases de efecto invernadero. En cuanto al uso de recursos hídricos, es curioso comprobar que, para la Agencia Europea del Medio Ambiente, los trasvases de agua entre cuencas son “prácticas de gestión de la oferta” mientras que desalar agua de mar es hacer “una gestión de la demanda”.
El informe ofrece una visión de conjunto del medio ambiente europeo poniendo de relieve los retos actuales: el principal, el cambio climático. Según el estudio, la temperatura media europea ha subido 0.95 grados centígrados a lo largo del siglo XX, lo que representa un 35 por ciento más que el aumento medio global de 0.7 grados, y las temperaturas van a seguir subiendo.
Al ritmo actual se prevé que el 75 por ciento de los glaciares suizos se deshiele antes de 2050. Y es que sólo en el verano de 2003 desapareció la décima parte de los glaciares alpinos.
Fuente: ABC
