Legislación Ambiental

Bases para renegociar el TLCAN en lácteos

Si las importaciones de productos lácteos –principalmente leche en polvo– continúan en los niveles actuales, en que no son complementarias sino sustitutivas de la producción nacional, en los próximos años esta situación llevará a los ganaderos mexicanos a producir sólo 75 por ciento de los requerimientos de leche del país.

Por ello, se requiere ir sustituyendo paulatinamente las importaciones con el incremento de la producción doméstica, hasta reemplazarlas totalmente.

Sin embargo, el déficit lechero y la persistente y progresiva pobreza en México sugieren que se seguirá importando, a través de Liconsa, cantidades sustanciales de leche descremada en polvo, que se usará para ser reconstituida en leche fluida, y vendida a precios subsidiados a la población de bajos ingresos.

Importaciones excesivas de leche en polvo

El gobierno nunca ha aplicado el arancel a la sobrecuota en las importaciones de leche en polvo, en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la Organización Mundial de Comercio (OMC). Además ingresan aproximadamente 50 mil toneladas que incurren en contrabando técnico, mediante las fracciones arancelarias 1901.90. 03 “Preparaciones con base en productos lácteos con contenido de sólidos superior al 10 por ciento de su peso”, y la 1901.90.05, aquellas con contenido de sólidos lácteos superior al 50 por ciento de su peso. Mediante este procedimiento se puede importar un producto que contenga 99 por ciento de leche en polvo. Estos productos se importan como preparaciones alimenticias a base de lácteos, cuando en realidad son leche en polvo, y sólo se les cobra 10 por ciento de arancel. Todos estos productos son deficientes en grasas y proteínas, por lo que más temprano que tarde ello se reflejará en la nutrición, particularmente de los niños.

Así, el gobierno mexicano no cumple con lo establecido en el TLCAN al permitir que ingresen importaciones subsidiadas, las cuales deberían ser complementarias a la producción nacional y no sustitutivas. Se debe reconocer el alto nivel de subsidios que existe en el mercado mundial para que la autoridad no deje a las importaciones en total libertad, ya que los precios discriminados o subsidiados de éstas amenazan con desplazar el producto y la industria nacional.

Existe una política gubernamental contradictoria, pues mientras la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Recursos Hidráulicos, Pesca y Alimentación (Sagarpa) fomenta con subsidios (principalmente vía la Alianza para el Campo) la producción de leche, las secretarías de Hacienda y Economía se muestran laxas frente a las importaciones excesivas, legales e ilegales de leche en polvo, preparaciones alimenticias, lactosueros, caseínas y otros.

Desde la entrada en vigor del TLCAN, se ha importado por encima de los cupos negociados entre 70 mil y 112 mil toneladas de leche en polvo y preparaciones alimenticias, que han inundado el mercado mexicano de lácteos, presionando a la baja el precio doméstico pagado a los productores, lo cual ha provocado la salida de muchos de ellos del mercado, sobre todo los más pequeños.

Eu, principal proveedor de lácteos

Para 1995, Estados Unidos llegó a participar con 26 por ciento del volumen total de las importaciones de leche en polvo; un año después participó con sólo 4 por ciento. En los siguientes años nuevamente fue ganando participación hasta llegar a contribuir con 31 por ciento de las importaciones totales. Esto lo convirtió en el primer proveedor de leche en polvo, cuando en 1996 ocupaba el séptimo lugar.

De hecho, para 1998, por primera vez, Estados Unidos rebasó en 2 por ciento la cuota libre de arancel establecida en el TLCAN, cuando en 1996 y 1994 sólo cubrió 16 y 90 por ciento de la cuota, respectivamente.

Los países desplazados por Estados Unidos fueron Alemania (que en 1996 era el principal proveedor de México), Canadá, Francia, Irlanda y Australia. Destaca el caso de Nueva Zelanda, país que durante 1994–1998 se mantuvo como segundo proveedor de leche en polvo (con una participación de entre 20 y 27 por ciento), lo cual parece ser un reflejo de las ventajas competitivas que tiene este país en la producción de leche, sobre todo considerando que es de los que menos subsidian su producción y comercio.

En otros productos como leche evaporada, leche fluida, yogur y suero, prácticamente es el único proveedor.

Caída de precios al productor

Las importaciones excesivas de leche en polvo perjudican principalmente a los pequeños y medianos productores, a quienes se les disminuye en forma drástica el precio de compra y terminan vendiendo sus pocas vacas, con la consiguiente emigración a la ciudad y el aumento de la pobreza, pues los industriales prefieren la importación cuando los precios internacionales están bajos, y presionan a los pequeños y medianos ganaderos nacionales (que son la mayoría) para bajar el precio pagado por la leche.

Abandono de la actividad

En el periodo de vigencia del TLCAN, entre 25 y 41 por ciento de los productores lecheros de Los Altos han abandonado la actividad, con la consecuente emigración, principalmente a Estados Unidos.

Efectivamente, los primeros productores en salir son los que entregan menos leche (tienen entre cinco y 10 vacas), es decir los más pequeños.

Producción estacional de leche

La curva de producción de leche en México, es marcadamente estacional y contrasta con la demanda por parte de la agroindustria, especialmente la dedicada a la pasteurización, la cual tiende a ser muy estable a lo largo del año. Esto origina excedentes de leche fluida en los meses de mayor producción (julio, agosto, septiembre y octubre), que también son los de mayores precipitaciones y, por lo tanto, también de mayor disponibilidad de forrajes. Esto da un excedente lechero estacional que no puede tener acomodo comercial inmediato.

Las importaciones de leche en polvo deben ser complementarias a esta curva de producción y demanda, con importaciones diferenciadas a lo largo del año, las cuales se deben prohibir en época de sobreproducción, y Liconsa debe absorber los excedentes estacionales.

De estas importaciones 100 mil toneladas serían para el programa de abasto social, y 48,395 para cubrir el déficit en ocho meses del año con la industria de pasteurización y proceso. Con la tendencia actual de importaciones, los cupos libres de arancel fijados en el marco del TLCAN y la OMC, no son suficientes para cubrir la demanda; esta tendencia tiene que revertirse limitando las importaciones, para estimular la producción nacional, pero sin romper eslabonamientos con la industria de pasteurización y proceso.

Propuestas para la renegociación

Fijación de un precio soporte

Debido principalmente a las importaciones desleales de leche en polvo, encubiertas como preparaciones alimenticias a base de productos lácteos, los precios al productor se han desplomado. Cayeron de tres a 2.5 pesos por litro, y no los dejan repuntar, lo cual hace irredituable la actividad, pues los costos son de tres pesos por litro en promedio. Lo mínimo que requiere el productor es que se le pague a 3.5 pesos, que sería un adecuado precio soporte, para que el productor recupere los costos y su actividad sea rentable.

Estados Unidos y Europa apoyan a sus productores con precios soporte para la leche, de tal manera que el precio internacional puede estar en 1,800 dólares por tonelada, por ejemplo, pero el gobierno interviene y puede fijar un precio soporte de hasta en 2,500 dólares por tonelada.

Fijación de cupos máximos libres de arancel

Debido a que cada año se requieren 100 mil toneladas para el programa de abasto social, las cuales deben entrar libres de arancel, y a que se tiene un déficit durante ocho meses del año, durante los cuales la industria también requiere importar sin arancel para cubrir su demanda, proponemos mantener los cupos fijados en el marco del TLCAN y la OMC, restando solamente las importaciones de Liconsa que serán sustituidas por la sobreproducción en época de lluvias (aproximadamente 26,185 toneladas), éstas se restarán a las 100 mil que tradicionalmente importa Liconsa, deberán captarse principalmente de pequeños y medianos productores, y pagarse a precio soporte; también proponemos fijar cupos máximos libres de arancel, de tal manera que la primera tonelada excedentaria deberá pagar el arancel necesario para equiparar, el precio internacional con el precio soporte vigente en el mercado doméstico que será de 3.5 pesos por litro.

Dichos cupos máximos, una vez restadas las importaciones sustituidas por la sobreproducción en época de lluvias, serán los siguientes para los próximos años: el 30 por ciento de estas importaciones deberá provenir de Estados Unidos, y el 70 por ciento de la OMC, además deberán ser diferenciadas a lo largo del año, para que complementen la curva.

Fijación de un arancel para exportaciones excedentarias

Durante el año 2002, el precio promedio de la leche en polvo descremada en el mercado internacional fue de 1,417 dólares por tonelada. En este momento la paridad es de 11 pesos por dólar, por lo que la tonelada de leche en polvo importada cuesta 15,587 pesos.

Una tonelada de leche descremada en polvo alcanza para reconstituir 10 mil litros de leche, por lo que el costo de la leche descremada rehidratada es de 1.55/l; a este precio hay que agregarle 0.55 pesos de grasa butírica por litro; más 0.30 pesos por litro por otros costos de proceso e internación a los lugares de consumo.

Por lo tanto, el precio de paridad de importación sin arancel es de 2.40 pesos por litro, de tal manera que si el precio soporte es de 3.50/l, la diferencia, es decir 1.10/l, debe ser cubierta mediante un arancel. ¿Cómo se fija este arancel? De la siguiente manera: 1.10 pesos representan 70 por ciento de 1.55, que es el precio de la leche descremada rehidratada; entonces éste es el arancel ad valorem, que se debe cobrar a las importaciones excedentarias de leche descremada en polvo, para que el precio de paridad de importación sea igual al precio soporte. Este arancel se deberá mantener por al menos cinco años, después debe ser revisado y ajustado.

Si se quiere bajar el arancel, una forma de hacerlo sería considerar como precio internacional de la leche descremada en polvo, el promedio del trienio 2000-2002, que fue de 1,755 dólares por tonelada, en vez del promedio del último año, como se consideró en el ejemplo.

Todas las importaciones de preparaciones alimenticias con mínimo 10 por ciento de sólidos lácteos, debido a que prácticamente son leche en polvo, deberán pagar el mismo arancel (70 por ciento ad valorem).

El arancel para otras importaciones lácteas

A partir de 1998, más de la mitad de las importaciones legales de lácteos son productos diferentes a la leche en polvo, e incluyen queso, yogur, suero, lactosuero y caseínas; debido a que el insumo mayoritario de estos productos es leche, y, a que ésta incorpora gran cantidad de subsidios, por lo que estos productos entran al país a precios muy bajos, deberán pagar el mismo arancel aplicado a la leche en polvo (70 por ciento ad valorem) para que estén en condiciones de competir en igualdad de condiciones con los productos nacionales.

Otras propuestas adicionales

Que se cumpla la norma F026, que señala las características que deberá tener el producto lácteo que con nombre de “leche” sea expendido para consumo del público.

Que se eleve a Norma Oficial Mexicana (NOM) de etiquetado 051, para evitar el engaño al público y no se consuman sucedáneos.

Concentración de la producción lechera

El gobierno mexicano ha impulsado un cambio en la localización de la producción lechera, tendiendo a concentrarla en grandes explotaciones pertenecientes a productores altamente tecnificados, ubicados en el norte del país, por medio de incentivos y estímulos a la producción, en detrimento de los sistemas semiintensivo y doble propósito, donde se concentran los pequeños y medianos productores.

Este cambio plantea la paulatina sustitución de la producción familiar y semiintensiva, por la intensiva estabulada, sustentada en grandes productores.

Suscríbete al Boletín

PAÍSES QUE NOS ESTÁN VIENDO