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La silvicultura en México

La producción nacional anual maderable asciende a 9.49 millones de metros cúbicos, y está compuesta en un 95 por ciento de madera de especies de clima templado frío (84 por ciento del género pinus, 2.8 de abies, 1 de otras coníferas, 5 del género quercus y 2.2 por ciento de otras latifoliadas.

Los bosques de clima templado frío de México están formados por masas puras de una sola especie, masas mezcladas de coníferas y latifoliadas y masas de latifoliadas, que se distribuyen entre los 800 y 3300 metros sobre el nivel del mar.

Etimológicamente la palabra silvicultura significa “cultivo del bosque”. Aunque en sus orígenes la silvicultura se consideró un arte, hoy es reconocida como la ciencia mediante la cual se crean y conservan no sólo los bosques, sino cualquier masa forestal, aprovechándola de un modo continuo con la mayor utilidad posible y teniendo especial cuidado en su regeneración, sea ésta natural o artificial.

Silvicultura se define como el arte de hacer producir y atender un bosque, similar a lo que el agricultor haría en un cultivo de maíz o frijol, o algún frutal. Sin embargo, la gran diferencia entre los cultivos anuales y un bosque, es que este último requiere de cuidados durante largos periodos de tiempo, en los cuales es necesario tomar en cuenta muchos factores biológicos principalmente, sin descuidar los aspectos sociales y económicos.

Las prácticas silvícolas consisten en la aplicación adecuada de principios biológicos y ecológicos de varios tratamientos de cultivo a rodales forestales para mante-ner y aumentar su utilidad con diferentes propósitos. Tales prácticas deben ir encaminadas a mantener y con-servar la productividad forestal de manera sustentable, para que el bosque represente un sostén económico permanente para sus dueños.

Aplicar la silvicultura implica la manipulación de las masas fores-tales con el propósito de obtener una serie de productos como madera, leña, frutos, cortezas, etc. De manera simultánea, es factible lograr también otros be-neficios tales como evitar o corregir la erosión del suelo, regular el caudal de los manantiales, im-pedir la formación de aludes, fijar las arenas en movimiento, atenuar el efecto de los vientos, regular el microclima, acondicionar lugares de esparcimiento, mejorar la fertilidad de los suelos, entre muchos otros.

Dentro de la silvicultura, los métodos de regeneración son los procedimientos ordenados me-diante los cuales se cosechan los árboles que han llegado al final del turno, asegurando la rege-neración o establecimiento del nuevo bosque. Para lograr esto último pueden ser necesarios tratamientos complementarios al suelo o a la vegetación, tales como escarificación, limpia de maleza y control de desperdicios, y como último fin, recurrir a la plantación.

Los métodos de regeneración más aplicados en México son el de selección y el de árboles padres. El método de selección consiste en extraer los árboles maduros, o sea, aquellos que van alcanzando la edad de aprove-chamiento, también pueden extraerse árboles enfermos o defectuosos. Las cortas de selección conducen a la masa arbolada a contener árboles de todas las edades desde plántulas hasta árboles maduros. Los árboles que serán aprovechados se escogen aislados o en pequeños grupos, pero nunca es cortado el arbolado total. La repoblación se establecerá en los pequeños claros dejados por los árboles extraídos. Este método fue di-señado para aplicarse a especies vegetales forestales que crecen en condiciones de sombra, o también en condiciones de topo-grafía muy pronunciada, donde se requiere proteger al suelo contra la erosión.
El método de árboles padres consiste en dejar en pie una serie de árboles aislados o en grupos con la finalidad de asegurar la regeneración. La selección de los árboles que se dejarán en pie es muy importante, ya que constituyen la fuente principal de semi-llas que darán origen a la nueva masa arbolada. En general, este método es aplicable a especies que producen grandes cantidades de semilla ligera y se desarrollan satisfactoriamente a plena luz.

Existen otros métodos de regeneración con variantes para adaptarse a los bosques del país, pero como su aplicación es a poca escala no se mencionarán aquí.

En 1944 con la circular del 9 de octubre se estableció la utilización del incremento corriente anual en volumen (m3/ha/año) como factor de productividad maderable. Esto marcó la pauta para la generación de nuevas ideas para el aprove-chamiento de los bosques del país. De esta manera se originó el Método Mexicano de Ordenación de Montes (MMOM) en 1960, que se basa en la extracción selectiva de arbolado sobremaduro dañado y mal conformado tras una serie de cortas selectivas, que dieron origen a bosques irregulares, esto es bosques con árboles de todas las edades.

El Método Mexicano de Ordenación de Montes, se aplica basado en el cómputo de una posibilidad anual de aprove-chamiento en función del volumen existente por hectárea y el incremento corriente anual (m3/ha/año) y la definición de una intensidad de corta por unidad de superficie, para finalmente determinar el ciclo de corta, en el cual se considera el tiempo necesario para alcanzar a recuperar el volumen extraído. Este método se caracteriza por el uso del sistema de tratamiento silvícola de selección con la limitante de aplicarse a un diámetro mínimo de corta. Mediante este método en el país se aprovechan anualmente 7,450,908 (m3 rollo) que corres-ponden a 78.8 por ciento de la producción nacional anual.

En 1974 se inició la utilización de una silvicultura diversificada basada en el reconocimiento de la diversidad de condiciones del bosque, buscando captar el máximo potencial productivo y obtener un rendimiento sostenido de volumen, que dio origen al Método de Desarrollo Silvícola (MDS), promovido en todo el país y caracte-rizado por la aplicación de diversos tratamientos en mismo predio, utilizando principalmente el método de regeneración de árboles padre y aclareos.

El MDS es una sistematización de técnicas dasonómicas para el aprovechamiento de bosques de clima templado frío, cuyos objetivos son captar al máximo el potencial productivo del suelo para la producción de madera y obtener un rendimiento soste-nido en volumen y productos, los cuales se pretende alcanzar mediante el concepto de bosque normal, esto es un bosque con árboles de la misma edad. Por medio de este método en México se aprovechan 1,997,619 m3 que corresponden al 21.2 por ciento de la producción nacional.

Como se observa, la silvicultura en nuestro país ha mantenido un carácter proteccionista debido principalmente al reconocimiento de la flexibilidad de las especies forestales a otros tratamientos, y el desconocimiento de los reque-rimientos ecológicos de cada especie forestal, y ello es resultado de que los métodos que se aplican actualmente no se han alejado mucho de las corrientes de manejo forestal dominantes que se aplicaban en la década de los cuarenta.

La República Mexicana, con una superficie total de 1.9 millones de km2, cuenta con diversos tipos de ecosistemas, muchos de ellos arbolados. El Inventario Nacional Forestal Periódico (INFP) de 1994, reportó una superficie arbolada con potencial para la producción maderable comercial de 21.6 millones de hectáreas, de las cuales 10.8 pertenecen a bosques de coníferas y latifoliadas de clima templado, 6.6 a selvas altas y medianas y 4.2 a latifoliadas de clima templado. El incremento anual total estimado en bosques de coníferas es de 24.9 millones de m3, de ellos 33.4 por ciento corresponde a bosques de coníferas cerrados y 25.8 a bosques de coníferas abiertos. El incremento restante, que asciende a 10.2 millones de m3 (40.8%), tiene su origen en bosques mezclados de coníferas y latifoliadas.

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