Energía

Energías limpias por fin tienen mejor costo que combustibles fósiles

El costo por MWh de combustibles fósiles se colocó en 2017 entre 50 y 170 dólares en los países del G20, mientras que las energías producidas en parques eólicos y plantas fotovoltaicas se situaron entre los 30 y 60 dólares

Teorema Ambiental/Redacción

Por primera vez en la historia, el costo de producción de las energías renovables se encuentra debajo del costo de las fuentes convencionales. Los combustibles fósiles presentaron costos de entre 50 y 170 dólares por MWh en los países del G20 durante 2017, mientras que las energías renovables se situaron entre los 30 y 60 dólares.

Mientras que en las últimas subastas internacionales, los proyectos hidroeléctricos se situaron por encima de los 40 dólares por MWh, los eólicos en 60 y los solares fotovoltaicos entre 30 y 60, de acuerdo con un análisis realizado por la compañía alemana Kaiserwetter, líder en gestión de activos de energías renovables.

Dicho análisis se basa en los datos del Renewable Cost Database de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena, por sus siglas en inglés), que agrupa los costos de 15 mil proyectos comerciales y calcula los riesgos que asumirán los inversores en 54 países en 2020, 2025 y 2030.

Los resultados apuntan a que la energía renovable no solo compite favorablemente con el costo de los combustibles fósiles, sino que en la mayor parte de los casos es incluso más barata.

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Las más recientes subastas de energía solar fotovoltaica en Dubái, México, Perú, Chile, Abu Dabi y Arabia Saudita en 2016 y 2017 señalan que el costo normalizado de la energía se puede reducir a 30 dólares MWh a partir de 2018 y ya se pronostica que en 2020 pueden estar cerca de 20 dólares por MWh. La energía eólica, por su parte, ya ha alcanzado la cifra de los 30 dólares por MWh en proyectos en Brasil, Canadá, Alemania, India, México o Marruecos.

La firma del Acuerdo de París obliga a que, para 2050, las emisiones contaminantes se hayan reducido entre un 80 y un 95 por ciento con respecto a los niveles de 1990. Hasta ahora 161 países que abarcan el 98 por ciento de la población mundial han suscrito este acuerdo que presenta la necesidad de descarbonizar las economías mundiales.

Actualmente un quinto de estos países emplea energía nuclear, y la dependencia energética de la generación nuclear en los países avanzados es alta, en especial en un escenario de eliminación de fuentes fósiles. Por ejemplo, la mayor parte de la electricidad producida en 2016 en España tuvo origen nuclear (22.9 %). No obstante, descarbonizar mediante energía nuclear plantea un camino costoso, lento y potencialmente peligroso e impopular.

Cubrir el vacío de las fuentes fósiles con energías renovables es una opción más económica que la inversión millonaria que supondría la actualización del parque de centrales nucleares. En los países avanzados, estas ya han superado (o están a punto) su vida útil de 40 años, por lo que esperan el cierre o a una actualización.

Los últimos datos del Departamento de Energía estadounidense revelan gastos anuales de 6.4 mil millones de dólares en el acondicionamiento y modernización de este tipo de reactores.

Países como Alemania comenzaron en 2011 su plan de cierre progresivo de centrales nucleares, que concluirá en 2022 (Atomausstieg), y Francia, que genera un 75 por ciento, se ha propuesto bajar este porcentaje al 50 por ciento para 2025, cerrando 17 de sus 58 reactores para esa fecha.

Hanno Schoklitsch, CEO de Kaiserwetter, declara a raíz de este análisis: “Nos encontramos en un magnífico escenario en que las energías renovables son ya menos costosas que las centrales eléctricas basadas en fuentes convencionales. A partir de ahora, la digitalización será el siguiente factor clave para alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo Climático de París y atraer más inversores.”

La nueva revolución de las energías renovables se basa en los siguientes hechos incontrovertibles:

1. La instalación de nueva potencia renovable es la opción más rentable frente a las energías fósiles. La renovación de las plantas nucleares, que ofrece la única otra alternativa limpia, es costosa e improbable por razones de seguridad y rechazo popular.

2. Las energías renovables han dejado de ser solamente “políticamente” o “ambientalmente” correctas para ser “económicamente sensatas” dados sus bajos costos de generación.

3. Las energías renovables ya no requieren de subvenciones; ni de altos precios del petróleo; ni del soporte de los medioambientalistas. Su poder de imposición solo requiere de la ayuda de la tecnología como el Internet de las Cosas y Smart Data para demostrar su beneficio.

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