Contaminación

Una tonelada de carbón por cada habitante en el planeta

  • El carbón ha sido un recurso energético importante durante muchos años debido a su abundancia y relativa accesibilidad. Se utiliza principalmente para generar electricidad

MCs Enrique Healy Wehlen*

Nada menos que una tonelada de carbón es la inmensa cantidad del combustible fósil que se quemó por cada habitante en 2022. El impacto para el medioambiente es enorme, ya que se trata de la fuente energética más contaminante y tóxica para el ser humano.

El carbón ha sido un recurso energético importante durante muchos años debido a su abundancia y relativa accesibilidad. Se utiliza principalmente para generar electricidad en centrales eléctricas de carbón, pero también se emplea en la industria para procesos de fabricación y calefacción en algunas áreas.

En 2019, se estima que se quemaron alrededor de 7994 millones de toneladas de carbón en todo el mundo, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE). Sin embargo, es importante destacar que ese número puede variar de un año a otro debido a diversos factores, como la demanda energética, la producción industrial y las políticas medioambientales. El aumento anual es aproximadamente de 1.2 por ciento alcanzando en 2022 los 8089 millones de toneladas. Hablando de porcentajes la cifra aumenta drásticamente año con año.

En plena era de las renovables la fuente energética más nociva sigue creciendo. La quema de carbón marca un nuevo récord en 2022, un año en el que la guerra en Ucrania ha puesto en problemas el sistema energético europeo y ha obligado a una búsqueda exprés de alternativas al gas natural.

En términos generales, la quema de una tonelada de carbón puede producir aproximadamente 2.8 toneladas de dióxido de carbono (CO2). En cuanto a por qué la cantidad de CO2 emitida supera por más del doble en relación al carbón quemado, esto se debe a su composición química.

Este mineral es principalmente carbono, y cuando se quema en presencia de oxígeno, el carbono reacciona con el oxígeno para formar dióxido de carbono.

Según la Agencia Internacional de Energía, las reservas demostradas a escala mundial se estiman en 1.1 billones de toneladas. Estas reservas están distribuidas en diferentes regiones del mundo, siendo los principales países con las mayores reservas: Estados Unidos, Rusia. China, India y Sudáfrica.

Un billón de toneladas equivale a 1 000 000 000 000 de toneladas. Un millón de millones de toneladas. Es una cantidad considerable y demuestra la amplia disponibilidad de este recurso en todo el mundo. Se presenta una disyuntiva a manera reflexiva: energía disponible, o un hábitat donde emplearla. En lugar de ponderar entre energía y naturaleza, es más constructivo buscar un enfoque equilibrado que considere ambos aspectos de manera integrada, con perspectivas que promuevan la armonía entre energía y naturaleza. Podemos buscar soluciones, y, sobre todo, ¡una eficiencia energética para vivir! que satisfaga nuestras necesidades sin oscurecer el medioambiente.

Con estas cifras en términos generales cada ser humano emite 2.8 toneladas de CO2 al año. Si continuamos quemando recursos fósiles a este ritmo se levantarán una serie de impactos negativos en cadena; como la erosión del suelo, escasez del agua, aumento de las temperaturas promedio, el deshielo de los casquetes polares y los glaciares, el aumento del nivel del mar, entre muchos otros. Los ecosistemas se fracturarían provocando escasez en la vegetación y fauna.

La transición completa hacia un mundo sin recursos fósiles energéticos es un proceso complejo que llevará mucho tiempo. El ritmo y la fecha exacta en que esto suceda dependerán de varios factores, como la voluntad política, las inversiones en energías renovables, como la energía nuclear por su alta capacidad de generación de energía, además de que puede funcionar de manera continua durante largos periodos de tiempo sin necesidad de recargar combustible. Esto la hace especialmente adecuada en su operación y con altos rendimientos.

En resumen, la descarbonización del mundo es un desafío global. Se han establecido acuerdos internacionales, como el Acuerdo de París, con el objetivo de limitar el calentamiento global por debajo de los 2 grados Celsius, y hacer esfuerzos para limitarlo a 1.5 grados Celsius, lo que implica una descarbonización profunda y acelerada en los próximos años.

Principalmente capacitarnos para alcanzar una eficiencia energética que nos permita cubrir nuestras necesidades. Habilitar modelos de vida para disminuir las emisiones anuales (en lo relativo al carbón) de 2.8 toneladas a una tonelada de CO2 por persona; cifra que la naturaleza todavía por sí misma tiene capacidad de absorber y ayudarnos todos a mitigar los impactos del cambio climático.

* Investigador de la Universidad Iberoamericana

Fotografía: Universidad Iberoamericana

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