Contaminación

Una esperanza para los cisnes

Santiago.- La máxima autoridad mundial en materia de humedales visitará Chile en noviembre para evaluar los problemas que sufre el austral santuario de la naturaleza Carlos Anwandter, cuyas aguas contaminadas con desechos de una planta de celulosa mataron hace dos años a miles de cisnes de cuello negro que lo habitaban.

Peter Bridgewater, secretario general de la intergubernamental Convención sobre los Humedales, firmada en 1971 en Ramsar, Irán, estará en el santuario para definir un plan de asesoría técnica. El funcionario se reunirá con autoridades, investigadores locales y grupos de la sociedad civil.

Así lo indicó Catalina Bau, directora de la gubernamental Corporación Nacional Forestal (Conaf).

La visita se producirá luego de que el gobierno chileno solicitó incluir al santuario en el llamado Registro Montreux, que es el listado de humedales de importancia mundial cuyos ecosistemas presentan problemas.

La llegada de Bridgewater y el ingreso al registro son señales positivas dadas por los gobiernos de la Concertación, coalición de centroizquierda que gobierna Chile desde 1990, señaló, Eduardo Israel, de la no gubernamental Acción por los Cisnes.

Se trata “de un triunfo de la sociedad civil”, agregó, recordando que hace dos años fue su organización la primera en pedir la postulación al Registro Montreux.

“Esto nos permite recuperar la confianza en las autoridades. Van a venir profesionales objetivos, sin intereses políticos o económicos. Ya no se van a poder esconder las cosas”, acotó Israel.

La planta privada Celulosa Arauco y Constitución (Celco) es acusada de provocar un desastre ambiental en el santuario Carlos Anwandter —llamado así en memoria de un científico y filántropo— por verter sus desechos en el río Cruces, que lo alimenta.

Hasta la fecha sigue haciéndolo, pero tiene plazo hasta abril de 2007 para presentar un proyecto alternativo de eliminación de residuos.

Acción por los Cisnes denunció graves irregularidades en el funcionamiento de la planta, que produce 685 toneladas anuales de celulosa kraft blanqueada de pino y eucaliptus y que utiliza la tecnología ECF (Libre de Cloro Elemental, por sus siglas en inglés).

El santuario, ubicado en la décima región de Los Lagos, 840 kilómetros al sur de Santiago, también es conocido como humedal del río Cruces, y constituye la reserva de cisnes de cuello negro (Cygnus melancoryphus) más numerosa del cono sur.

En 1981 fue declarado Humedal de Importancia Internacional por la Convención de Ramsar.

Veinticinco años después, el 6 de octubre, ingresó al Registro Montreux por presentar cambios en sus ecosistemas y requerir atención prioritaria y asesoría.

Según la gubernamental Corporación Nacional Forestal (Conaf), en las 4,877 hectáreas del humedal sobreviven unos 400 cisnes de cuello negro. Hasta 2004 sumaban seis mil en promedio.

A mediados de ese año, el río Cruces se tornó amarronado, centenares de cisnes murieron y otros miles emigraron. Ciudadanos organizados comenzaron a denunciar públicamente la situación y el gobierno encomendó investigaciones, que responsabilizaron a Celco.

“Evaluamos 15 o 16 hipótesis y las fuimos descartando. Finalmente establecimos que la calidad del agua había cambiado al comparar las etapas pre y post Celco”, declaró a Tierramérica Eduardo Jaramillo, de la Universidad Austral de Chile, quien encabezó un estudio solicitado por el gobierno.

Los cambios en la composición del agua afectaron a las algas luchecillo (Egeria densa), principal alimento de los cisnes, que murieron por la alta concentración de metales pesados, especialmente hierro, en sus hígados.

“Hasta octubre de 2006 no se recuperaron ni el luchecillo ni los cisnes del humedal. Tampoco hay huevos o nidos. Las aves llevan dos años sin reproducirse”, indicó Jaramillo.

Aunque la ciudadanía exigió el ingreso inmediato al Registro de Montreux, el Ejecutivo optó por elaborar la “Estrategia Nacional para la Conservación y Uso Racional de los Humedales en Chile” y el “Plan Integral de Gestión Ambiental para el Humedal del Río Cruces”, que considera la realización de 25 proyectos de monitoreo, restauración y conservación del santuario.

El plan, presentado por la Conaf en agosto, todavía no se pone en marcha.

Que vengan a Chile expertos como el secretario general de la Convención sobre los Humedales, “ayudará a contar con más instrumentos de investigación y a que surjan nuevas ideas. La ventaja de ellos es que miran el problema desde afuera”, planteó Jaramillo.

Aunque Jaramillo y el portavoz de la no gubernamental Acción por los Cisnes aseguran que la rehabilitación del humedal depende de que las descargas de Celco desaparezcan completamente, la solución definitiva parece lejana.

La fábrica consideró construir humedales artificiales y evacuar sus desechos al mar. Pero la propuesta generó profundo rechazo entre pescadores artesanales, quienes incluso evitaron que Celco realizara los requeridos estudios de impacto ambiental, por temor a la contaminación.

Fuente: Tierramérica

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