Contaminación

Operan tres tiraderos en predios cercanos a Celaya

En un predio de 13 hectáreas opera el tiradero municipal de Tinajitas, un relleno sanitario privado de la empresa Opresa y un vertedero de desechos de Bachoco, se acumulan infinidad de residuos industriales y basura producida por Celaya.

El tapabocas resulta un adorno ante el coctel de aromas, aderezado por el gas metano producido por la basura. Alrededor de 300 familias que habitan en un radio de un kilómetro de los tiraderos soportan todos los días el olor.

A un costado del camino de terracería que rodea el tiradero se encuentran sembradíos de alfalfa y avena que son regados con aguas negras.

Sin preocuparse por espantar las moscas que zumban a su alrededor, Esteban García Maldonado, representante del ejido de Crespo Segunda Sección, explicó que las cosechas son cada año más pobres por la contaminación del suelo.

“Cuando el agua del carcomo con que regamos llega a salir más contaminada seca nuestras plantas. Ya van dos años que perdemos casi todo”, comentó.

Bolsas de plástico vuelan de uno a otro lado del terreno, plagado de llantas envases, pañales, restos de comida.

Más adelante se observan sobre la tierra círculos de varios metros de diámetro que contienen una nata negra espolvoreada con cal. Al acercarse se pueden distinguir plumas, tripas y otros restos de pollo.

Rodeado por alambre de púas, el relleno sanitario de Opresa, abierto en 2003 para recibir desechos de manejo especial, remata el complejo de Tinajitas.

En abril de 2007, la organización México Comunicación y Ambiente interpuso una denuncia popular contra Opresa por no cumplir con la normatividad de manejo de residuos.

El mes pasado, el perito ambiental Juan Manuel Muñoz Meza presentó su dictamen sobre el incumplimiento de la NOM-083- SEMARNAT 2003 en el sitio de disposición final de residuos industriales no peligrosos operados por Opresa, solicitado por la organización ambientalista.

El experto concluyó que el relleno incumple con los elementos básicos de un relleno sanitario, funcionando prácticamente como cualquier tiradero a cielo abierto (pues los desechos no son compactados ni cubiertos).

Fuente: Reforma

Suscríbete al Boletín

PAÍSES QUE NOS ESTÁN VIENDO