Contaminación

ONU: el problema de las aguas residuales es más serio de lo que parece

Los vertidos de aguas residuales sin tratar a los océanos constituyen uno de los mayores problemas que amenazan los ecosistemas marinos, que en los últimos años han visto disminuir la contaminación por petróleo y sus derivados, según un informe de Naciones Unidas difundido en Nairobi.

Un informe de la ONU indica que más de la mitad de las aguas residuales que llegan al Mediterráneo están sin tratar, mientras que en América Latina y el Caribe la cifra se acerca a 85 por ciento.

El informe El estado del medio ambiente marino, elaborado por el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), con sede en la capital keniana, refleja que es “posible que el problema sea más serio de lo que parece”, indica el documento.

“Se calcula que 80 por ciento de la contaminación marina se origina en tierra, y esta cifra podría aumentar significativamente hacia 2050 si, como se prevé, las poblaciones costeras se duplican en 40 años y la lucha contra la contaminación no se acelera”, señala el director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner.

Las previsiones del informe apuntan a que la media de densidad de población que habita en la costa aumentará de las 77 personas por kilómetro cuadrado registradas en 1990 a 115 en 2025.

Otro problema acuciante es la alteración del movimiento de los sedimentos marinos, que de forma natural proceden de los ríos pero cuyo flujo está siendo retenido o alterado por la construcción de embalses, los sistemas de riego a gran escala, la urbanización y la pérdida de masa forestal.

Algunas líneas costeras, otrora alimentadas regularmente con los sedimentos fluviales, se están reduciendo debido a que éstos quedan atrapados en presas ubicadas río arriba.

El informe señala que en España el flujo de partículas de tierra en el río Ebro se ha reducido en 95 por ciento y que el conjunto de caudales que desembocan en el Mediterráneo ha disminuido 50 por ciento como resultado de la construcción de presas.

Subraya, sin embargo, que se han constatado avances en otras áreas, como la contaminación por petróleo y sus derivados, que ha disminuido en dos tercios respecto a la década de 1980.

“Las entradas totales se han situado en 37 por ciento de los niveles de 1985”, apunta el informe, que añade que los vertidos por accidentes de buques petroleros disminuyeron 75 por ciento y los vertidos municipales e industriales de aceites y petróleo lo hicieron en 90 por ciento.

También se ha mejorado en relación con los contaminantes orgánicos persistentes (COP), sustancias químicas no biodegradables que se acumulan en los organismos vivos a través de la red alimentaría y suponen un riesgo para la salud humana y dañan también el medio ambiente.

Doce tipos de COP están regulados por la Convención de Estocolmo, que entró en vigor en mayo de 2004, incluido el DDT, cuyo nivel, tal como el de otros insecticidas, está disminuyendo de forma general en el medio ambiente marino de Suramérica, mientras que en el caso del mar Báltico esa reducción ha llegado a 50 por ciento.

En cuanto a los metales pesados, el progreso en este ámbito es “mediano”, de acuerdo con el PNUMA, ya que si bien se han introducido controles en la mayoría de los países desarrollados, “nuevas cantidades de sustancias como mercurio están entrando en el medio ambiente marino procedentes de economías emergentes”.

La minería, la industria y la quema de combustibles fósiles para el transporte y la generación de energía son las principales fuentes de contaminación, según el informe, que apunta que “en algunas zonas del Ártico las concentraciones de mercurio en focas y ballenas son entre dos y cuatro veces superiores a las registradas hace 25 años”.

Fuente: PNUMA

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