Contaminación

Enfrentan malos olores por nulo mantenimiento de presa Becerra

MÉXICO, DF.— Durante 10 años, alrededor de dos mil habitantes que se ubican en las márgenes de la presa Becerra A, en la colonia Barrio Norte, han soportado estoicamente la presencia de enjambres de moscos que los atacan por las noches y, en tiempos de calor, los olores que emanan día y noche de ésta; en todo ese tiempo, los vecinos se han preguntado “dónde están los millones de pesos que han sido destinados al mantenimiento de las siete barrancas”.

Es la pregunta que se hace Rosa María Acosta López, dirigente vecinal de la zona: “todas las autoridades nos han prometido que en breve, que sí está contemplada su limpieza, para cuándo, no se sabe”. Así han pasado 10 años “y si nos han dicho que está contemplado el desazolve, es porque hay presupuesto para ello; no pueden hacer una obra sin tenerlo, pero ¿entonces dónde está el dinero?”.

Pero mientras aparece el presupuesto y se realiza el desazolve en dicha presa, ubicada en la parte baja de Álvaro Obregón, la basura se amontona, los camiones de volteo tiran cascajo y los drenajes domiciliarios descargan en el sitio. Todo esto genera un olor que la gente soporta a fuerza de vivir en el lugar por años. Esa fetidez que levanta aún más el calor, provoca en los visitantes dolor de cabeza y un sabor que se prolonga en la punta de la lengua. Por si fuera poco, en el lugar abundan ratas y moscos.

En todos estos años, las enfermedades han pegado duro a los infantes: infecciones en la piel, diarreas frecuentes y afectaciones en las vías respiratorias.

Pero hay burlas que la gente no soporta. Hace más de un mes, personal del Sistema de Aguas de la Ciudad de México colocó un letrero donde informa que se trabaja: “Estamos desazolvando”. Pero nada, por lo menos en la presa Becerra A no hay señales de trabajo alguno.

Para el diputado local del PRD, Humberto Morgan, el dinero para los trabajos de desazolve sí ha existido, “se ha presupuestado”, pero, revira, “se ha utilizado para las otras barrancas”. Dijo que los recursos han sido mínimos para el proceso de limpieza en la zona, “nunca se concluyen y en 10 años no ha habido ningún trabajo y esa barranca es un foco de insalubridad terrible. Son presupuestos raquíticos, sólo paliativos”.

Informó que el mantenimiento es responsabilidad del Sistema de Aguas y cuando se han hecho trabajos de limpieza han sido con presupuesto de la Delegación Álvaro Obregón.

Hace 40 años, cuenta Acosta López, la zona era un vergel: se contaba con presas de agua natural, donde sólo llegaban las aguas pluviales; eran ojos de agua donde se podía nadar; había árboles de capulín y duraznos, espacios para hacer deporte; los pocos habitantes de los alrededores aprovechaban la arena que había al fondo de las barrancas; “la parte de arriba parecía una selva, todo era verde”.

Pero llegaron los nuevos habitantes —clientelas partidistas—, y todo eso se acabó, las invasiones de tierra hicieron su aparición. En ellas contribuyeron, aceptó el legislador, agremiados del PRI, PRD y PT. Hoy se contabilizan 95 asentamientos irregulares en las márgenes de las barrancas, pese a los riesgos que ello implica.

Año con año, en tiempo de lluvias, alrededor de 20 casas que se ubican cerca de la barranca Becerra A se ven inundadas por aguas negras. Sus propietarios dicen que ya están acostumbrados. Pero de la autoridad, nada, “sólo promesas”.

La misma Rosa María es activista del PRD, antes lo fue del PRI, pero ahora, como nunca, “ya estamos desilusionados de ellos”. Su testimonio más reciente data como integrante de la Red de Ciudadanos que apoyaron a Marcelo Ebrard; apoyó la campaña del jefe delegacional, Leonel Luna, “hoy ni el celular me contestan”, pero antes sí había una buena comunicación, “aquí nos traían bultos de propaganda, diario estaban aquí sus enviados, el mismo Ebrard vino una vez, pero ahora nada, nadie contesta”.

Dos veces ha solicitado formalmente una entrevista con el jefe de Gobierno y con el titular de Desarrollo Social, Martí Batres, pero nada. Así que los vecinos, su presa, sus olores y sus moscos están solos.

En Álvaro Obregón hay siete grandes barrancas y 84 kilómetros de cauces de agua sucia y basura. Sólo la barranca de Tarango se salva de la podredumbre en la que se encuentra el resto. Según el legislador, 120 mil familias habitan a las orillas de esas barrancas. La recuperación de esos vasos reguladores tendría un costo de tres mil millones de pesos; “cantidad imposible”, cuando el presupuesto anual en Álvaro Obregón es mucho menor.

En estos momentos, previo a la temporada de lluvias, las autoridades capitalinas llevan a cabo trabajos de limpieza en la barranca B, ubicada un kilómetro arriba.

La última promesa que recibieron los vecinos que habitan cerca de la Becerra A fue por parte de Luna Estrada, pero de eso ya hace dos meses; “el problema está contemplado en la minuta, para cuándo, no se sabe”.

RECUPERAR EL PARAÍSO

Pero mientras llegan los trabajos de limpieza y de que los vecinos siguen contando con paciencia el tiempo que pasa en sus vidas, existe un proyecto que se antoja de sueño y que sería promovido con inversión privada española. Éste se denomina Paseo Ecoturístico.

La idea de los inversionistas, para cuyo proyecto requieren de alrededor de 130 millones de pesos, es la de colocar áreas verdes, paseos adoquinados, kioscos, canales de agua limpia, juegos infantiles y más, en el fondo de cinco kilómetros de barrancas.

Todo ello ocurriría de la barranca Becerra B hacia arriba, rumbo a Santa Fe y cubriría a su paso las siguientes colonias: Cañada, La Mexicana, Gamitos, Lomas de Nuevo México, Pueblo Nuevo y Tecocalco, entre otras.

Fuente: Milenio

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