Colaboraciones

México no es verde, es gris: OCDE

Por Carlos Álvarez Flores

Sin pena ni gloria, pasaron el 22 de abril y el 5 de junio, Día de La Tierra y el Día Mundial del Medio Ambiente, y nuevamente no tenemos nada que festejar en nuestro país. El cambio climático que tanto nos afecta, sigue haciendo estragos en Tabasco: en los últimos cinco años el nivel de las aguas del mar ha aumentado lo suficiente como para perder 150 metros de playa, o sea, de plataforma continental. Y están en riesgo en los próximos tres años muchas instalaciones de Pemex en Centla, Tabasco, como el pozo Tizón 222; además de los daños que la propia paraestatal ha generado en esa zona, con la destrucción de decenas de hectáreas de mangle, coco y árboles frutales; como también los graves daños por el desfogue de un quemador de ese campo petrolero, a los cultivos de un vecino de los pozos Tizón de Pemex, de nombre Mildo Armando Chablé Baeza, que ya tiene instalado un letrero que dice “Cerrado el paso a Pemex”.

Ocupamos el quinto lugar mundial con el mayor grado de deforestación con más de 155 mil hectáreas de bosque que perdemos anualmente, independientemente de las que se incendian, que este año pueden ser más de 300 mil hectáreas, entre Coahuila y otras regiones. En materia de generación de dióxido de carbono (CO2), estamos generando anualmente más de 600 millones de toneladas de CO2 equivalente, de las que 10 por ciento es generada por los tiraderos a cielo abierto de RSU, de los miles de ayuntamientos irresponsables de nuestro país que no han querido cumplir la Norma Oficial Mexicana NOM-083-SEMARNAT-2003, que los obligaba a clausurar todos sus tiraderos de residuos sólidos urbanos, desde el 30 de junio de 2008; entre ellos el GDF, que comanda Marcelo Ebrard. Seguimos contaminando gravemente nuestros cuerpos de agua: más de 38 cuencas importantes de nuestro país están seriamente contaminadas.

Dice la Comisión Nacional del Agua, sin poderlo comprobar, que sólo tratamos 42 por ciento de nuestras aguas residuales. Seguimos depredando nuestros recursos naturales y nuestros campos de cultivo con un “desarrollo urbano” voraz e irresponsable en todos los rincones de nuestro país. Seguimos envenenando aves migratorias de América del Norte, solamente en los cuerpos de agua del estado de Guanajuato, en los últimos 17 años hemos liquidado más de 250 mil. Seguimos aumentando irresponsablemente nuestro parque vehicular, con camiones, camionetas y autos nuevos cada año: más de 820 mil en 2010.

En materia de áreas naturales protegidas, no sólo las tenemos abandonadas, sin recursos, sino que queremos destruirlas, como es el caso del cerro de Arandas en Irapuato o de la Bufa y La Purísima en Guanajuato capital. Seguimos con decenas de miles de empresas que no quieren cumplir la normatividad ambiental vigente en materia ambiental, ni en sus emisiones al ambiente, ni en el manejo de sus residuos y ni en sus aguas residuales. Seguimos sin cumplir compromisos internacionales como el Convenio de Estocolmo, que nos obliga a eliminar los contaminantes orgánicos persistentes, que ahora son 22, bueno, casi 22 con el Endosulfan. Apenas estamos iniciando algunas acciones, pero el Plan Nacional de Implementación, que ya está listo, sigue en el escritorio. Y para cerrar con broche de oro, les daré las cifras duras de lo que nos cuesta el deterioro ambiental y el agotamiento de los recursos naturales en nuestro país, recién publicadas por el INEGI: que dicen que en el año 2009, la actividad económica fue responsable de un costo ambiental de 7.9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) que equivale a 941 mil 670 millones de pesos.

El mayor costo provino de la contaminación atmosférica: 520 mil 300 millones de pesos, por nuestros hogares, tenemos un agotamiento de recursos naturales y degradación ambiental que cuesta 243 mil 16 millones de pesos, 25.8 por ciento del total. Por agotamiento de hidrocarburos, 178 mil 900 millones de pesos; degradación de suelos, 70 mil 900 millones de pesos; contaminación de agua, 69 mil 900 millones de pesos, y por manejo indebido de nuestros residuos sólidos urbanos, 40 mil 700 millones de pesos.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que agremia a 34 países del mundo, dice en su reporte del 27 de mayo de 2011: México no es verde, es gris. Porque es uno de los países con peores condiciones ambientales tanto en la satisfacción de sus habitantes como en el manejo de sus recursos naturales. Somos la tercera peor economía en el índice de mejor vida, con una calificación de 5.60 y Suecia de 10.0 y Nueva Zelanda de 9.7 en una escala del 1 al 10. Somos la sexta economía en recursos hídricos y tenemos el peor sistema de conservación y reciclaje de agua. Y como colofón, México es el país con la peor calidad de aire de la OCDE, con 32.7 microgramos/metro cúbico de aire de contaminantes contra el promedio de 22.0 microgramos/metro cúbico de contaminantes que tienen los restantes 33 países de la OCDE.

Sabemos que la calidad ambiental de nuestro desarrollo está ligada directamente a nuestra Salud. Los costos en salud por la contaminación ambiental suman miles de millones de pesos y miles de muertes por esa contaminación, como en el Valle de México que pueden ser más de 20 mil muertes al año. Hoy no vemos que a este gobierno federal le interese, en los hechos, resolver los problemas ambientales. Empezando por Pemex y la CFE. Tendremos que esperar hasta el año entrante, 2012, para hacer uso de nuestros derechos políticos para cambiar a este grupo gobernante, eligiendo en las urnas a otro grupo político que realmente se preocupe por nuestros recursos naturales y, sobre todo, por la salud de los mexicanos.

* Es presidente de México, Comunicación y Ambiente, AC, ingeniero químico industrial, presidente del Bloque Ecologista del Estado de Guanajuato y recibe comentarios y críticas a caralvez16@hotmail.com

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