Colaboraciones

Algas, fuente sostenible de bioenergéticos

Por: Mariana Ortega Ramírez*, Gemma Cervantes Torre-Marín* y Luis Carlos Fernández Linares**
Foto: L. Fernández Linares

El gran aumento de población a escala mundial y el modelo de consumo derivado del paradigma neoliberal han tenido consecuencias, como el aumento del requerimiento energético y del uso de combustibles fósiles. Lo anterior ha propiciado un aumento desproporcionado de emisiones de gases de efecto invernadero y de extracción de recursos naturales, ocasionando efectos adversos sobre el clima y el aumento de la huella ecológica.

Para dar respuesta al requerimiento de combustibles y al mismo tiempo dejar los capitales naturales disponibles a las generaciones futuras, es necesario buscar formas de energía alternativas. Una de ellas son los biocombustibles. Sin embargo, dentro de éstos, algunos están siendo cuestionados por el hecho de competir con los alimentos ─por ejemplo, los producidos a partir de granos─, con el suelo cultivable o por el cambio de uso de suelo, por ejemplo de suelo forestal a suelo agrícola.

En este escenario, los biocombustibles producidos a partir de microalgas se perfilan como una de las alternativas más sustentables entre los bioenergéticos ya que capturan más dióxido de carbono (CO2) que otros cultivos y no son un cultivo alimentario que compita por suelo.

Población, desarrollo económico y consumo energético

La población humana es un factor determinante cuando se analiza el futuro de la Tierra. El incremento de la población comenzó a ser importante a partir de la Revolución Industrial, a principios del siglo XIX, aunque el mayor aumento se dio en la segunda mitad del siglo XX.

En 1950 había dos mil 500 millones de habitantes, que en 1990 pasó a cinco mil millones, en el año 2000 a seis mil millones y el 31 de octubre de 2011 fue el día ─designado por Naciones Unidas─ en que la población alcanzó la cifra de siete mil millones de habitantes. Es decir, en las últimas dos décadas el número de habitantes en la Tierra ha aumentado a razón de 100 millones cada año, aproximadamente. Desde 1950 a 2011 ─en 60 años─ la población de la Tierra se ha triplicado. En el periodo anterior a 1900 se tardaron dos milenios en conseguir lo que ahora tuvo lugar en 60 años. Se estima que para el año 2050 más de nueve billones de habitantes poblarán la Tierra.

Todas las sociedades requieren de energía para la satisfacción de necesidades básicas, como iluminación, cocción de alimentos, generación de espacios confortables, movilidad y comunicación, y para la realización de procesos productivos.

Desde 1850 el uso de combustibles fósiles se ha incrementado hasta dominar el suplemento mundial de energéticos. Actualmente 81 por ciento de la energía consumida en el mundo proviene de combustibles fósiles, 16 por ciento de fuentes renovables, 2.8 por ciento de plantas nucleares y 0.2 por ciento de otras fuentes.

Entre 1990 y 2007 la demanda global de energía aumentó 39 por ciento. La Agencia Internacional de Energía prevé que entre 2010 y 2030 el consumo de energía a escala mundial aumente otro 38 por ciento. En 2008 la producción promedio de combustibles líquidos fue de 82.3 millones barriles por día.

La energía utilizada en el transporte correspondió, en este año, a 28.2 por ciento del total. La Agencia Internacional de Energía prevé que esta cifra se incremente a 103.8 millones de barriles por día para 2030.

Lo anterior, debido a un incremento en el ingreso de la población de países en desarrollo y a la demanda de transporte automotor personal pues se proyecta que la flota automotriz sea en 2030 mayor del doble de la actual. Por otro lado, también se cuestiona si realmente, considerando las reservas petroleras, se podría llegar a producir 100 millones de barriles diarios pues aun cuando pueden descubrirse nuevos yacimientos, no siempre es factible explotarlos. Los últimos estudios prevén que el petróleo, de forma fácilmente accesible, comenzará a terminarse en 2030 en el mejor de los escenarios.

El agotamiento de las reservas de petróleo es un problema importante, pero no el único relacionado con la energía. Una de las problemáticas mundiales más importantes relacionada con la producción y uso de energía es el cambio climático.

Una posible acción ante esta problemática es el aumento de la ecoeficiencia. En el periodo de 1990 a 2007, se sabe que el aumento de eficiencia en los procesos de producción de energía evitó la emisión de 53.6 billones de toneladas de CO2. Pero a pesar de ese esfuerzo, las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI) en este periodo se elevaron 38 por ciento. En concreto, en México, las emisiones de GEI por combustibles para transporte en 2006 contribuyeron con 38 por ciento del total nacional, de las cuales la gasolina y el diesel aportan casi 95v.

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