Ciencia y tecnología

Tepeu, satélite mexicano para investigación

El programa diseñado por el profesor investigador del Instituto Politécnico Nacional (IPN) Mario Alberto Mendoza Bárcenas, es la primera misión espacial mexicana

Teorema Ambiental/Redacción

El programa espacial Tepeu, diseñado por el profesor investigador del Instituto Politécnico Nacional (IPN) Mario Alberto Mendoza Bárcenas, es la primera misión espacial mexicana. Su objetivo es, además de la demostración tecnológica, el desarrollo de una misión con fines científicos para investigación de la ionosfera sobre México.

En entrevista con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el líder del proyecto detalla que el programa consiste en desarrollar y poner en órbita un satélite tipo CubeSat con menos de un kilogramo de peso, que permita realizar un estudio de la parte central de la ionosfera, a unos 500 kilómetros de la Tierra.

La misión, con un costo aproximado de diez millones de pesos, contará con sensores como magnetómetros, sonda de Langmuir que medirá el plasma —puesto que la ionosfera se comporta como tal—, además de tener un medidor de partículas y un GPS.

Los sensores y la computadora que contendrá en su interior el “bicho espacial”, refiere, enviarán los resultados a una estación terrena, lo que permitirá estudiar esta parte fundamental de la atmósfera terrestre y que, a la postre, podría establecer las bases para la investigación en otras áreas de ciencia de frontera, como los precursores sísmicos.

Entrevistado en el marco del Simposio Internacional: La ciencia y la tecnología para la resiliencia y desarrollo de Oaxaca, afirma que a esta misión se han sumado investigadores como el doctor Enrique Cordaro Cárdenas, del Departamento de Física de la Universidad de Chile, quien tiene amplias investigaciones en materia de precursores sísmicos basado en el análisis del comportamiento del campo magnético terrestre.

tepeu

Además, precisa, la misión cuenta con la participación del doctor Manuel Sanjurjo Rivo, investigador de la Universidad Carlos III de Madrid, del Departamento de Bioingeniería e Ingeniería Aeroespacial, cuya principal aportación estará basada en el uso de nuevos materiales para el desarrollo de sensores.

Así como científicos de instituciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Centro de Investigación Científica y Tecnológica de Guerrero, AC, la consultora Fupresa, AC, la Universidad de Chile, la compañía espacial Proxima Space y con el asesoramiento de la Agencia Espacial Mexicana (AEM).

El satélite Tepeu 1, considera, además de obtener datos de la parte media de la ionosfera, que es una capa de la atmósfera altamente sensible a múltiples fenómenos, entre los cuales se encuentra la actividad solar y el interior de la Tierra, también habrá de validar la tecnología desarrollada.

El profesor titular B adscrito al Centro de Desarrollo Aeroespacial del IPN también ha puesto en marcha herramientas como Pegasus y plataformas de vuelo suborbital, que consisten en vuelos en parapente y globos sonda, respectivamente, a través de los cuales se documenta el funcionamiento y desempeño de los equipos que habrán de enviar a la misión espacial.

Experimentos que, anuncia, buscará traer a Oaxaca antes de que concluya 2018, para incentivar el interés de estudiantes y fomentar la colaboración de instituciones educativas locales, además de continuar con este tipo de “pruebas de concepto” que permitirán madurar los diseños en ruta hacia la misión al espacio.

El doctor en ingeniería eléctrica por la División de Estudios de Posgrado de la UNAM indica que una vez que cuenten con la carga útil totalmente desarrollada buscarán, con el apoyo de la Agencia Espacial Mexicana y con las instituciones (IPN, UNAM), lanzar al espacio el satélite de 10 por 10 por 10 centímetros.

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