Ciencia y tecnología

Fósiles de insectos atrapados en ámbar no son toda la verdad prehistórica

La investigación ha concluido que las piezas de ámbar no pueden representar la complejidad de la comunidad de artrópodos de los bosques del pasado

Teorema Ambiental /Redacción

Los insectos atrapados en resina de árboles petrificada (ámbar) hace miles de años no cuentan toda la verdad sobre cómo eran los bosques de la prehistoria, según un estudio llevado a cabo por ocho investigadores españoles, alemanes y estadounidenses.

Aunque para los científicos las resinas con insectos son una ventana abierta para descubrir la biodiversidad del planeta hace millones de años, el estudio, que publica la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ha abierto ciertas dudas sobre su rigor.

La investigación concluyó que las piezas de ámbar no pueden representar la complejidad de la comunidad de artrópodos de los bosques del pasado.

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El estudio fue realizado en los bosques de Madagascar por expertos como Xavier Delclòs, de la Facultad de Ciencias de la Tierra y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona; Mónica M. Solórzano, del Instituto de Investigación Senckenberg de Fráncfort (Alemania), y Enrique Peñalver, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), entre otros.

El equipo estudió en Madagascar el proceso de captura de artrópodos por gotas de resina de la planta Hymenaea verrucosa, una angiosperma leguminosa resinífera de los bosques de las tierras bajas de la isla.

Solórzano explicó que “la conservación en ámbar de restos de plantas y de artrópodos, principalmente insectos y arañas, es única, y en algunas ocasiones podemos encontrar incluso los artrópodos interactuando entre ellos o mostrando uno de sus comportamientos vitales fosilizado”.

Pero, según reconoce Enrique Peñalver (IGME), “siempre se ha sospechado que lo que vemos es muy incompleto para reconstruir aquellas especies y sus características ecológicas: intentar averiguarlo con datos rigurosos nos impulsó a viajar a Madagascar”.

“Al llegar a los bosques malgaches —añade Delclòs—, fue emocionante observar el mismo proceso que tuvo lugar en la República Dominicana y México entre 15 y 22 millones de años atrás. Perdidos en Madagascar, pudimos ver las primeras fases del origen de una materia de valor gemológico que contiene muchos datos científicos sobre la evolución de los artrópodos”.

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