Ciencia y tecnología

Estos son los daños que provoca el COVID-19 al organismo del ser humano

El virus no solo afecta gravemente los pulmones, sino también provoca problemas al corazón y los vasos sanguíneos

Teorema Ambiental/Redacción

Ciudad de México, 29 de abril de 2020.— Con casi tres millones de casos positivos de COVID-19 en todo el mundo, el estudio de los efectos del coronavirus al interior del cuerpo humano se ha vuelto fundamental para entender por qué unas personas pueden recuperarse rápidamente y otras mueren con el virus extendido en órganos como los pulmones, corazón, riñones, intestino y cerebro.

Al respecto, la doctora Irani Thevarajan, especialista en enfermedades infecciosas del Servicio Victoriano de Enfermedades Infecciosas en Melbourne, Australia, y miembro honorario en el Instituto Nossal para la Salud Global, confirma que el 80 por ciento de los casos siguen desarrollando síntomas leves, pero es necesario estudiar la respuesta inmune en todos los casos para entender mejor la forma en que el virus afecta el organismo y la efectividad de cientos de tratamientos que se prueban en la actualidad, en busca de una vacuna.

Ante el ataque del coronavirus, el sistema inmune responde en dos etapas: innata y adaptativa. La primera no tiene memoria y aumenta el flujo de sangre hacia la zona infectada. Los vasos sanguíneos liberan también otras proteínas y citosinas para intentar contener el patógeno. Son los macrófagos, neutrófilos, células dendríticas, mastocitos, eosinófilos, basófilos y células NK (Natural killers-asesinas naturales).

Los macrófagos devoran los desechos presentes en casi todos los tejidos corporales. Cuando la infección es leve, son suficientes.

Por otro lado, la respuesta adaptativa produce anticuerpos para destruir al patógeno. Para ello se utilizan los linfocitos tipo B y T. En este tipo de respuesta, el cuerpo sí recuerda a los patógenos con los que ha entrado en contacto y sabe cómo combatirlos en el futuro. En el caso de este virus, aún se desconoce la duración de la memoria inmunológica.

Sin embargo, estos dos tipos de respuestas provocan un agotamiento en el organismo, pues a medida que el sistema inmunitario combate, se interrumpe la transferencia de oxígeno al organismo, administrado mediante los alvéolos pulmonares.

Los glóbulos blancos liberan moléculas inflamatorias que convocan más células inmunes que atacan y matan a las células infectadas por el virus. Los pulmones se abarrotan de células muertas y líquido, lo cual deriva en una neumonía, con sus síntomas correspondientes.

Además, el virus SARS-CoV-2 burla al sistema inmunológico al inhibir la producción de interferón, una macromolécula secretada por las células anfitrionas que impide que el virus se introduzca en ellas. Algunos sistemas inmunitarios generan las llamadas “tormentas de citocinas” (o citoquinas).

Pero como el virus evade estos mecanismos de defensa, el sistema inmunitario se sobreestimula y atrae más células agresivas para combatir al virus, hasta que pierde el control y provoca una inflamación descontrolada que acaba con el organismo, pues las citocinas generan inflamación en diferentes órganos, como cerebro, hígado y médula ósea. Este descontrol orgánico ocurre en al menos 15 por ciento de las personas que luchan contra cualquier infección severa.

Esta respuesta inmunitaria va perdiendo efectividad a lo largo de los años, por eso las personas de mayor edad o con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión u obesidad tienen más riesgo de desarrollar síntomas graves. Los investigadores también analizan por qué el virus puede dañar gravemente a otros organismos más jóvenes y sin problemas de salud, por lo que también se analiza el factor genético sobre cómo aplican las tormentas de citosinas de acuerdo a algunas mutaciones.

Especialistas en enfermedades respiratorias y genéticas de la Universidad de Oxford, estudian al gen que codifica a ACE2, la enzima unida a la superficie externa de las células en los pulmones, arterias, corazón, riñón e intestinos y que evita la entrada de patógenos, ya que alguna variación genética podría provocar que haya mayor susceptibilidad a que el virus penetre en algunos casos.

Finalmente, en un artículo publicado por la revista Science, se presentaron los resultados del efecto del virus en otros órganos. Cuando una persona se contagia es porque el virus se aloja en el revestimiento de la nariz. Las células en esta parte del cuerpo son especialmente ricas en el ACE2.

El virus “secuestra” la maquinaria de la célula y se copia rápidamente para invadir nuevas células. Si el sistema inmunitario no contrarresta el SARS-CoV-2 durante esta fase inicial, el virus continúa por la tráquea y ataca los pulmones, donde puede volverse mortal. Pero también se cree que una fracción del virus ataca directamente a otros órganos como los riñones.

También es capaz de dañar a los vasos sanguíneos y el corazón. En varias investigaciones en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en todo el mundo se ha detectado que alrededor del 30 por ciento de los casos fatales se debe a una coagulación anormal.

Los científicos están luchando por comprender exactamente qué causa el daño cardiovascular. Una hipótesis es que el virus ataca directamente el revestimiento del corazón y los vasos sanguíneos, que, como la nariz y los alvéolos pulmonares, son ricos en receptores ACE2.

Otra teoría es que tal vez la falta de oxígeno daña los vasos sanguíneos; pero también la tormenta de citocinas podría devastar el corazón como lo hace con otros órganos como riñones, intestino y cerebro.

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