Ciencia y tecnología

Detallan zonas arqueológicas de Michoacán, con el uso de drones

Existen dos ciudades enterradas debajo de la actual y fueron cubiertas por algún motivo, por lo que hoy se encuentran a cerca de 4 metros de profundidad

Teorema Ambiental/Redacción

Uruapan, Michoacán, 4 de mayo de 2020.— La Zona Arqueológica de Tingambato, ubicada a unos kilómetros de la ciudad de Uruapan, Michoacán, se encuentra cimentada sobre otras dos ciudades enterradas a cuatro metros de profundidad y sus características arquitectónicas son similares a las de Teotihuacán, más que a las de la cultura Purhépecha.

Estos vestigios continúan siendo investigados por el arqueólogo José Luis Punzo, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Esta ciudad fue habitada entre el año 1 y 900 d. C. por pobladores de la región y al ser contemporáneos de Teotihuacán sus habitantes fueron influenciados por esta cultura. La ciudad sobrevivió hasta el periodo Epiclásico (650-900 d. C.)

Los descubrimientos más recientes confirmaron la existencia de dos ciudades enterradas debajo de la actual y fueron cubiertas por algún motivo, por lo que hoy se encuentran a cerca de cuatro metros de profundidad.

“En el año 1 hubo una primera aldea que fue destruida y encima se construyó otra gran plataforma que permaneció hasta el año 500 d. C., pero que también fue tapada y encima de ella se construyó otra gran ciudad, que es la que se puede visitar hoy en día”, explica el experto y señala que no se ha logrado determinar por qué se destruyeron las otras ciudades.

Sin embargo, indicó que hay evidencias del arribo de pobladores provenientes de lo que actualmente es el centro de México aproximadamente en el año 550 d. C. y que tienen que ver con la cultura teotihuacana.

La Zona Arqueológica Tingambato se encuentra sobre un terreno fértil, lleno de vegetación y hasta el momento solo han sido exploradas alrededor de 100 hectáreas, pero faltan zonas por explorar y actualmente sobre ellas hay plantaciones de aguacate. Por ello, el equipo del INAH optó por usar tecnologías lidar (Light Detection and Ranging o Laser Imaging Detection and Ranging) y drones.

“Los estudios son caros, pero si comparamos los resultados obtenidos con los tiempos y costos que arrojaron, confirmamos que no son tan costosas”, sostiene.

La ciudad de Tingambato es explorada desde 2014 con drones que portan equipos de fotografía, con los que se captan imágenes aéreas, con las que se desarrollan modelos tridimensionales, se realiza el registro de las pirámides e incluso en procesos de excavación. Mientas la tecnología lidar, usa “un pulso láser para determinar las superficies con una precisión enorme de los edificios”.

Los drones generan una “nube de puntos” con los que se construye un modelo que es muy preciso en zonas sin vegetación, por lo que el modelo híbrido con lidar terrestre es muy funcional”, señala, pues esta tecnología permite “retirar la capa vegetal y descubrir las ciudades”.

La ciudad de Tingambato fue habitada por pobladores locales, quienes desarrollaron una cerámica y se le considera uno de los lugares más importantes del occidente de México entre los años 600 d. C. al 800 d. C., cuando vivió su esplendor.

La ciudad fue abandonada entre el 850 d. C. y el 950 d. C.

“Sabemos que hubo un gran incendio, hay zonas absolutamente quemadas, no sabemos si se trató de un problema social interno o un problema ecológico. Gracias a geólogos y geofísicos que estudian volcanes cercanos, sabemos que hubo erupciones en las zonas cercanas en ese momento, pero aún no tenemos datos precisos sobre por qué fue abandonada”, explica.

En el sitio también han sido encontradas tres tumbas: la primera en 1850, la segunda en la década de los setenta y la tercera en 2012, esta última de una joven de entre 15 y 19 años, con 19 mil cuentas de piedra verde, concha y huesos humanos. “Estamos trabajando con la Universidad de Harvard para estudiar su ADN. Tenía una deformación craneal y los dientes modificados, es decir, era una persona noble”, agrega.

Finalmente, mencionó que una vez que concluyan con Tingambato, llevarán estas tecnologías a Tzintzuntzan, una zona con más de 50 kilómetros cuadrados de vestigios.

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