Ciencia y tecnología

Brillo en la Luna salud en la Tierra

¿Quién olvida aquello que dice que de las lunas la de octubre es más hermosa? Pues en cuarto menguante y cuarto creciente la Luna es también muy bella que es cuando se puede observar en ella más fácilmente el brillo terrestre. Visualmente el brillo terrestre es la parte que vemos de la Luna que completa el cuarto menguante o el cuarto creciente a una esfera. Técnicamente el brillo terrestre es la fracción de la radiación solar que incide en la Tierra que es reflejada en la dirección de la Luna y que incide en ella, la retrorreflexión de nuevo hacia la superficie de la Tierra es la que permite que sea perceptible visualmente y medido por instrumentos.

El primero en explicarlo fue Leonardo da Vinci (Códice Leicester, 1506-1510) y es más intenso durante los meses de abril y mayo (aproximadamente 10 por ciento), ha sido monitoreado con precisión desde 1994 pero en una base regular desde 1997 por el Big Bear Solar Observatory en Estados Unidos (Observatorio Solar de la Osa Mayor, California, operado por NJIT New Jersey Institute of Technology) que estableció en 1998 el Proyecto Brillo de la Tierra. El brillo del cuarto menguante o del cuarto creciente es típicamente 10 mil veces mayor que el del brillo terrestre.

Los cinco años más calientes han sido 2005, 1998, 2002, 2003 y 2004, y 107 de los 342 vatios por metro cuadrado del presupuesto de radiación solar son reflejados por la Tierra y la atmósfera con albedos estimados recientes de 0.297 (+/- 0.005) de los estudios del brillo terrestre y 0.296 (+/- 0.002) de datos de sensores de satélite, aunque se ha observado gran variabilidad en ‘este por ejemplo estacional.

El estudio del brillo terrestre siendo una fracción del albedo lleva a conclusiones sobre algunos aspectos del calentamiento global. Por ejemplo el albedo decreció entre 1984 y 2000 más pronunciadamente entre 1995 y 1996 pero la tendencia al decrecimiento fue revertida entre 2001 y 2003 recuperándose los niveles de brillantez anteriores a 1995. Estudios patrocinados por el programa Living with a Star publicados en la revista Science en mayo de 2004 por investigadores del NJIT y de Caltech (doctor P. Goode, doctor S. E. Koonin, et al) estiman que el decremento del albedo puede ser atribuido a la disminución de nubosidad que refleja radiación solar o a cambio de las propiedades radiactivas de la nubosidad (que puede tanto ser de origen antropogénico como natural).

En artículo publicado por E. Pallé et al en la revista EOS en enero de 2006 se comenta que es posible que simultáneamente se tenga un incremento en albedo y un incremento en temperatura superficial, el rationale está basado en los datos más recientes del programa ISCCP International Satellite Cloud Climatology Program (de WCRP World Climate Research Program, apoyado por la OMM) publicados en agosto de 2005, en un decremento del total de nubes de 4-5 por ciento en 1985-1999 a un incremento del 2-3 por ciento en 2000-2004, y de una diferencia de 7-8 por ciento entre el total de nubes bajas y nubes medias y altas antes del año 2000 a una diferencia de 13 por ciento después de 2000.

El aumento de albedo se explica por el incremento del total de nubes y la elevación de la temperatura superficial por la radiación térmica atrapada que se ve incrementada al aumentar la diferencia entre los tipos de nubes de 7-8 a 13 por ciento (un tipo de nubes principalmente refleja radiación al espacio y el otro principalmente la regresa al sistema Tierra-atmósfera).

En todo caso la recuperación del albedo indica que el número de vatios por metro cuadrado reflejado al espacio tiene hoy los niveles anteriores a 1995, de modo que la parte de radiación reflejada que se tornó radiación incidente en 1984-2000 ha vuelto a ser radiación reflejada, estas conclusiones pueden considerarse complementarias a las de estudios realizados sobre la nubosidad y su reflectividad con base en datos de imágenes colectadas por sensores a bordo de satélites artificiales. Los autores del estudio sobre el brillo terrestre y albedo nos comentan que aún hay mucho por ser analizado en cuanto a ellos, pero nos dicen que la radiación extra incidente en 1984-2000 es comparable al doble de los efectos de GEI durante los últimos 100 años (de acuerdo con la magnitud estimada y distribuida por PICC).

De acuerdo a AGU el albedo se redujo en 1996-2001 en un 2.5 por ciento, esto es, durante el paso de un mínimo solar a un máximo solar.

Todavía resta, establecer consistencia entre la predicción de irradianza solar total basada en el albedo determinado en BBSO y el observado por ejemplo por sensores satelitales del proyecto Acrimsat, pero el método basado en el brillo terrestre aunque retomado más recientemente y en proceso de investigación (1997) es de un costo económico mucho menor que el basado en sensores satelitales (iniciado en 1978).

Si observamos un bello e intenso brillo terrestre en la Luna podemos confiar en la salud de nuestro igualmente bello planeta (a excepción de la posible redistribución interna de radiación solar).

Las imágenes y gráficos del brillo terrestre de un artículo publicado en Science por investigadores de BBSO/NJIT son accesibles desde http://www.bbso.njit.edu/science_may28.html (hay un gráfico de variación de albedo en puntos porcentuales y vatios por metro cuadrado, en rojo los efectos de Gases Efecto Invernadero (GEI).

Fuente: Teorema

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