Ciencia y tecnología

Formación y pérdida de extremidades de mamíferos marinos

Un equipo de investigadores ha revelado la base genética que se encuentra detrás de uno de los ejemplos de cambio evolutivo mejor documentados en el registro fósil: cómo las ballenas perdieron sus miembros posteriores

El hallazgo se ha realizado en la academia médica Neoucom (Northeastern Ohio Universities College of Medicine). Hans Thewissen y sus colegas han desvelado que las antiguas protoballenas (animales terrestres de cuatro patas, no muy diferentes en estructura a los perros modernos) evolucionaron hasta su forma actual a través de una serie de pequeños cambios genéticos producidos durante su desarrollo embrionario.

El descubrimiento permite comprender mejor algunos aspectos sobre cómo actúa la evolución para crear cambios impresionantes en el cuerpo de un organismo.

Los resultados del estudio avalan la importancia que la sinergia entre la paleontología tradicional y la biología evolutiva tiene en las fronteras de las ciencias evolutivas.

Thewissen y sus colegas empezaron explorando el desarrollo embrionario de los primos de las ballenas: los delfines. Estas criaturas resultan intrigantes porque en un breve periodo de tiempo durante su desarrollo, crecen en ellos miembros posteriores, que desaparecen rápidamente cuando los embriones alcanzan el segundo mes, en un ciclo de gestación de aproximadamente 12 meses.

¿Por qué? En la mayoría de los mamíferos, una serie de genes actúan en momentos diferentes interactuando delicadamente para formar un miembro con los músculos, huesos y piel. Los genes son similares a los corredores de una compleja carrera de relevos, donde cada nuevo corredor no puede empezar sin recibir una señal de un corredor anterior.

En los delfines, sin embargo, por lo menos uno de los genes abandona la carrera antes de tiempo, impidiendo las acciones de los genes que estaban a punto de seguirlo. Esto hace que toda la carrera se suspenda, llevando finalmente a la regresión de los miembros posteriores de estos animales.

Analizando embriones de los delfines, Thewissen demostró que el gen que abandona la carrera es uno llamado “Sonic Hedgehog” (Erizo Sónico), importante en varias fases de la formación de los miembros. Por eso, los delfines pierden sus “patas”.

En las ballenas, sin embargo, la historia es más compleja. Entre 41 y 50 millones de años atrás, los miembros posteriores de las ballenas se encogieron de manera notable cuando los antiguos animales terrestres empezaron su retorno al mar. Pero sus patas no mostraban ningún cambio en la disposición básica ni en el número de huesos, lo que demostraba que el Erizo Sónico todavía estaba funcionando. Su pérdida debe de haber ocurrido después.

En pocas palabras, la “deserción” del Erizo Sónico no fue el cambio genético que produjo la pérdida de los miembros posteriores en las ballenas.

En vez de eso, según concluyen Thewissen y sus colegas, los miembros posteriores de las ballenas experimentaron un “retroceso” durante un periodo de millones de años, mediante una “microevolución darwiniana”, un proceso paso a paso que ocurre mediante pequeños cambios en varios genes en un periodo relativamente tardío del desarrollo.

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