Biodiversidad

Reintroducen oso pardo a su antigua morada

Francia, España y Andorra reintrodujeron a los Pirineos el oso pardo (Ursus arctos) u oso de Eslovenia, que ya se consideraba extinguido en varios países europeos.

Quince osas serán liberadas en los Pirineos los próximos años, según un acuerdo entre Francia, España y Andorra suscrito el 22 de mayo.

Pero ya desde fines de abril, tres osas de Eslovenia fueron puestas en libertad en la región por orden del gobierno galo, lo que motivó sonoras protestas de pastores y habitantes de los Pirineos, quienes ven en la proliferación de este animal un riesgo mayor para sus actividades económicas y de ocio.

Con pancartas que rezaban “Osos en libertad, hombres en peligro”, unos 200 ganaderos protestaron el 23 de mayo en una de las más recientes marchas contra la reintroducción en la septentrional ciudad española de Huesca.

Varios osos machos viven en regiones montañosas francesas, pero la especie corría riesgo de desaparecer por ausencia de hembras. La última osa registrada en los Pirineos franceses, llamada Canela, fue muerta en 2004 por un pastor local, cazador en su tiempo libre, quien la veía como un riesgo para sus rebaños.

La muerte de la osa motivó al gobierno francés a importar hembras de Eslovenia y a liberarlas en las montañas fronterizas con España para que la especie se reprodujera.

El oso pardo, aseguran sus detractores, no sólo ataca rebaños de ovejas y aves de crianza. Si bien se alimenta de miel y vegetales, puede devorar una oveja en un santiamén. Y aunque prefiere evitar al ser humano, en circunstancias especiales puede mostrarse muy agresivo.

Los críticos del plan de reintroducción advierten que el oso pardo no está en vías de extinción, pues unos 200 mil ejemplares sobreviven, sobre todo, en América del Norte y Rusia, también en los Balcanes.

Pero los ecologistas afirman que la supervivencia de este monumental oso en su nuevo hábitat es una garantía de equilibrio ambiental. Para Farid Benhammou, geógrafo y especialista en predadores, la presencia perdurable del Ursus arctos en los Pirineos demostraría la buena salud del ecosistema de la zona.

“Los conflictos achacados al oso pardo se originan en el moderno uso múltiple de la montaña por pastores, cazadores y excursionistas que la han transformado en un paisaje artificialmente salvaje. La presencia del oso pardo en los Pirineos nos va a obligar a concebir la montaña desde una perspectiva de convivencia entre diferentes especies y el hombre”, dijo Benhammou.

Según el especialista, la oposición al reasentamiento de este oso se basa en argumentos económicos, nada que ver con su convivencia con animales de crianza. “La agricultura francesa está en crisis”, opinó Benhammou. “En los Pirineos debe haber unos 600 mil ovinos, de los cuales 300 mil habitan regiones donde también vive el oso pardo. De estos animales, apenas entre 200 y 400 mueren cada año atacados por el oso. En cambio, hasta 20 mil fallecen víctimas de enfermedades”.

Estos argumentos no convencen a los pastores. “Analizar las cifras de ovejas y cabras muertas por el oso en términos generales es absurdo. El oso ataca siempre a los mismos rebaños. Si el mío es de 500 animales y el oso me mata 30 al año, tengo un problema económico inmenso”, señaló Vincent Gleizes, un pastor de los Pirineos orientales franceses.

“Si yo veo un oso pardo cerca de mi rebaño, lo mato”, dijo Gleizes. Ya en 1997, un cazador francés abatió a Mellba, una osa eslovena que había sido liberada en los Pirineos un año antes.

Fuente: Tierrámerica

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