Mientras que la flota ballenera «científica» japonesa partió rumbo a la Antártida, donde anualmente este país mata cientos de ballenas y además viola el Santuario del Océano Austral, establecido por la Comisión Ballenera Internacional en 1994, América Latina y España condenaron la caza de ballenas.
Con la “Declaración de Buenos Aires”, firmada en esta ciudad sudamericana, se expresa el intereses de los países de Latinoamérica y el hemisferio sur en apoyar y reafirmar la moratoria a la caza comercial; defiende el turismo de observación y otros usos no letales como la alternativa de gestión más adecuada para la región; promueve el establecimiento del Santuario Ballenero en los océanos Atlántico Sur y Pacífico Sur; y exige la suspensión total de la «cacería científica» de ballenas.
