Más del 40 por ciento de la superficie terrestre está cubierta por zonas áridas en donde viven casi dos mil millones de personas, señala un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Para la mayoría de los habitantes de las tierras áridas, la vida es dura y el futuro suele ser precario. Viven al margen en los ámbitos ecológico, económico y social.
Por esta razón hoy, en la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, el lema elegido es “No hagamos de las tierras áridas desiertos”, el cual tiene la finalidad de recordar la importancia del cuidado de las vastas extensiones de tierras áridas y semiáridas del mundo.
“Es fundamental que no descuidemos a esas personas ni a los frágiles hábitats de que depende todo el planeta, la pobreza, la ordenación insostenible de la tierra y el cambio climático están haciendo de las tierras áridas desiertos, y la desertificación a su vez conduce a la pobreza”, señala la ONU.
Se cree que entre el 10 y el 20 por ciento de las tierras áridas ya están degradadas.
El problema es particularmente agudo en el África subsahariana y en Asia meridional, donde la degradación de las tierras áridas es un grave obstáculo para la erradicación de la pobreza y el hambre extremas y pone en peligro los esfuerzos encaminados a asegurar la sostenibilidad del medio ambiente.
Proteger y restaurar las tierras áridas no sólo aliviará a las zonas urbanas del mundo de su carga cada vez mayor, sino que contribuirá a lograr un mundo más pacífico y más seguro.
“También ayudará a preservar paisajes y culturas que se remontan a los orígenes de la civilización y forman una parte indispensable de nuestro patrimonio cultural”, menciona este informe.
Fuente: PNUMA
