Especies

Tortuga lora: especie orgullosamente tamaulipeca

Ana Laura Lara Rivera*

En la actualidad se reconocen siete especies de tortugas marinas en el mundo, éstas son la tortuga caguama (Caretta caretta), verde (Chelonia mydas), carey (Eretmochelys imbricata), lora (Lepidochelys kempii), golfina (Lepidochelys olivacea), australiana de espalda plana (Natator depressus) y laúd (Dermochelys coriacea), todas ubicadas en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y en el apéndice I de la Convención Internacional sobre el Comercio de las Especies Amenazadas o en Peligro (CITES 2009).

La tortuga lora es la más pequeña de todas las tortugas marinas; pesa alrededor de 45 kilogramos y el carapacho de los adultos mide entre 60 y 70 centímetros. Los huevos son blancos, esféricos, de cáscara flexible y miden unos 40 milímetros de diámetro. Las loras son carnívoras y su principal fuente de alimento son los cangrejos. Se pueden encontrar en todo el Golfo de México y a lo largo de las costas atlánticas de Estados Unidos. Están consideradas como la tortuga marina en más crítico peligro de extinción con una gran vulnerabilidad por el tamaño de su población y en particular por su conducta, enlistada en el libro rojo de especies en peligro de extinción de la UICN por la dramática reducción del tamaño de sus poblaciones.

Las tortugas marinas son conocidas por el esfuerzo que requiere su proceso de reproducción, incluyendo extensas migraciones de ambos sexos entre zonas de alimentación y anidación (más de dos mil 600 km) y laboriosos procesos de anidación. Además las hembras gastan reservas de grasa acumuladas por varios años en la producción de huevos. Durante el proceso de anidación, las hembras salen a las playas y buscan un sitio adecuado para depositar sus huevos. Entonces excavan con las aletas traseras una cavidad en forma de cántaro de unos 45 cm de profundidad. Cada hembra deposita entre 60 y 120 huevos, después cubren y ocultan el nido para mantenerlo a salvo de los depredadores. Cada hembra anida al menos dos veces por temporada y pasa al menos un año sin anidar. La tortuga lora también se caracteriza por ser la única especie que anida durante el día. La población de las tortugas es afectada por una relativa baja probabilidad de supervivencia de los embriones, a causa de depredación de huevos por humanos y otros animales, destrucción de embriones por factores abióticos como temperatura y humedad extremas, infecciones microbianas y destrucción de nidos por otras hembras, así como una baja probabilidad de supervivencia de los adultos en el mar. Aunque las hembras prefieren agruparse para anidar, ocasionalmente pueden hacerlo de manera solitaria cuando el ambiente es poco propicio. La conservación de las tortugas marinas incluye el manejo de playas de anidación, traslado de nidos a criaderos protegidos, reducción o eliminación de los depredadores naturales, y protección contra la caza y pesca furtivas.
Las poblaciones de tortugas marinas han sido diezmadas por una combinación de factores dentro de los cuales se incluyen la pesca comercial y artesanal en el pasado, la captura incidental y furtiva, la degradación y la pérdida de los hábitats de alimentación y anidación. Esto ha llevado al desarrollo de programas de conservación y protección de especies amenazadas o en peligro de extinción, que mediante diversos mecanismos, logran desacelerar y evitar su desaparición. Las principales amenazas para las playas de anidación incluyen: desarrollo costero, iluminación artificial y la extracción de la arena de playas de anidación. Para las áreas de alimentación y corredores migratorios, las amenazas más importantes incluyen descargas industriales y agrícolas, prácticas destructivas de pesca, actividades de la industria petrolera, destrucción del lecho marino y otras formas de contaminación marina.

El sitio preferido de anidación para la tortuga lora son las costas de Tamaulipas, donde anida virtualmente toda la población mundial simultáneamente. Esto, aunado a su tamaño y hábitos de anidación, la convierten en una especie ecológicamente frágil. En 1949 se calcularon 40 mil hembras anidando en Rancho Nuevo, municipio de Aldama, pero en la década de 1950 los pescadores locales, al secarse lagunas cercanas a la playa, se dedicaron a la caza de tortugas y aprovechamiento de huevos. En 1966 se registró una arribada (anidación masiva de tortugas) de mil 500 hembras. Para entonces, la población mundial de loras se calculaba en diez mil hembras adultas. Entre los años 1985 y 1987 declinó drásticamente esta cifra a un promedio de 740 hembras por día.

* Centro de Biotecnología Genómica. Instituto Politécnico Nacional

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