Especies

Señor Berrendo, segundo corredor más rápido del planeta

En México habitan 3 de las 5 subespecies que se hallan en Norteamérica

senor-berrendoCiudad de México.— Después del guepardo el berrendo es el segundo velocista más rápido del planeta. Hace 20 millones de años los berrendos, parientes de los antílopes africanos, evolucionaron junto con sus depredadores, carnívoros familiares de los guepardos.

Su relación se convirtió en una “carrera atlética” de la evolución: mientras más veloz era el cazador, las presas corrían más para salvarse. No obstante, los guepardos desaparecieron de América hace 13 mil años.

El nombre científico del berrendo es Antilocapra americana. En México habitan tres de las cinco subespecies que se hallan en Norteamérica; éstas se distribuyen en Baja California, el Desierto de Sonora y en Chihuahua.

Tiene una apariencia similar a un antílope cruzado con venado. Está adaptado a las zonas desérticas; se alimenta de hierbas y hasta de cactus.

Habita en pastizales, llanuras, cauces de arroyo y mesetas. Se mueve en grupos, formados por hembras con crías y machos jóvenes. Los machos adultos suelen ser solitarios. En México está en peligro de extinción. Sus principales amenazas son la destrucción de su hábitat y la cacería furtiva. Hay mil 500 ejemplares.

Es parte de la cosmogonía de los pueblos del norte de México. Ello se refleja en la leyenda apache “Maestro berrendo”: Un joven se separó de su tribu y de pronto se encontró en un área extensa llena de pastos. Fue vencido por el cansancio. En su sueño vio un animal. Parecía un venado, pero con cuernos pequeños y ojos grandes. Cuando despertó, la criatura estaba ahí y lo invitó a seguirle.

Muchas lunas después su hambrienta tribu lo encontró. Él los alimentó y platicó que una noche en sus sueños la criatura le habló: “Mientras tu pueblo siga viviendo en armonía con el agua, las hierbas y los animales, podrás encontrarme al salir el sol”. Así fue durante muchos años.

Después llegaron los conquistadores y alteraron el equilibrio ecológico. Los animales nativos fueron cazados. Vacas, borregos y chivas ocuparon su lugar. Uno de los sobrevivientes de aquella comunidad declaró: “Yo nací en la pradera, donde no había cercas y todo exhalaba un viento libre. Quiero morir ahí y no entre muros.” Ésta podría ser la última enseñanza del berrendo.

Fuente: WWF, imagen

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