Especies

El tepezcuintle

Un recurso biológico importante

Rubén Montes*

El tepezcuintle (Agouti paca) es un roedor oriundo de América tropical; de cuerpo robusto, con las patas anteriores más cortas que las posteriores, es ágil y puede saltar hasta alcanzar alturas de un metro, y correr rápidamente. Su pelaje es corto, de color marrón claro con manchas blanquecinas en hileras; los adultos pesan entre seis y 12 kilogramos, con longitudes de 60 a 80 centímetros. Generalmente el macho es un poco mayor que la hembra. Los ojos son grandes y saltones; tienen bigotes y pelos largos en las mejillas, que utilizan para detectar objetos a los costados; éstos son rasgos que lo vuelven apto para desplazarse en la oscuridad. Las patas tienen cinco dedos, visibles en las delanteras, porque en las traseras el quinto dedo es muy pequeño, apenas como una uña. Sólo en los machos adultos el arco zigomático es ancho y prominente.

Distribución geográfica, hábitat y función ecológica

Las poblaciones de tepezcuintle se distribuyen desde México hasta Centroamérica y Suramérica. En México se ha encontrado en los estados de San Luis Potosí, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Yucatán. En Centroamérica, desde Guatemala hasta Panamá, y en Suramérica en Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela, Paraguay, Brasil, la Guayana y el norte de Argentina.
Los hábitats donde se han encontrado poblaciones de tepezcuintle son las selvas tropicales y subtropicales, bosques templados y ocasionalmente manglares, pantanos, áreas de vegetación secundaria, praderas y cultivos agrícolas. En estos últimos se consideran una plaga, porque consumen los productos de la agricultura.

Sirve de alimento a varios carnívoros como cocodrilos, boas, pumas, jaguares, jaguarundis, ocelotes, tigrillos y coyotes.

Se ha clasificado el hábito alimentario del tepezcuintle como frugívoro y granívoro; sin embargo, algunos investigadores informan que consume diversos tipos de forraje. Smythe y Brown de Guanti indican incluso que el tepezcuintle es omnívoro, es decir, que consume todo tipo de alimentos. Como herbívoro, controla el crecimiento de las hojas de arbustos y herbáceas y es un dispersor de semillas.

Los estudios nutricionales realizados por Méndez muestran que los tepezcuintles tienen la capacidad de aprovechar una elevada cantidad de materia alimenticia en el tracto digestivo; cuando se estudió la digestibilidad (cantidad de materia alimenticia que pasa del intestino a la sangre) de algunos de sus alimentos, como naranja y papaya, maíz en mazorca, hojas de chaya y semillas de huaxín, se descubrió que son eficientes para aprovechar los alimentos nativos, aun fibrosos (hojas), lo cual permite suponer que no sería necesario formular dietas especiales para alimentar animales en cautiverio, con insumos externos como soya, sorgo, harinas de pescado o de carne, como generalmente se hace para el ganado porcino.

Los celos ocurren en cualquier época del año. Empleando la metodología de medición de hormonas del ovario en la sangre, investigaciones recientes concluyen que el celo ocurre cada 29 días, con variación de 20 a 36 días.

Usos y conservación

La carne de tepezcuintle tiene sabor agradable y consistencia suave; para muchos es una de las carnes más finas, a pesar de provenir de una especie silvestre. Para otros, el animal representa una mascota, por su tamaño relativamente pequeño, su capacidad de adaptarse a la presencia y la atención del humano y de soportar el encierro en jaulas.

Por la aceptación del consumo de su carne se ha propiciado un mercado que al menos en México no ha sido controlado totalmente.

Investigadores como Buitrago, Cisneros y Chacón mencionan que la demanda de ejemplares vivos y carne de tepezcuintle es elevada, pero los dueños de los criaderos legales no venden sus ejemplares; esto ha generado la existencia de un mercado ilegal, que obtiene los productos de la cacería furtiva, e incluso utiliza los criaderos como pantalla para la comercialización de carne que proviene de ejemplares salvajes.

Las estimaciones de la densidad de población o del tamaño de las poblaciones silvestres de tepezcuintle son variadas, pues la combinación de la elevada presión de cacería y la modificación del hábitat, la ampliación de las fronteras agrícola y ganadera, así como la tala y quema de las selvas pueden ocasionar que las poblaciones silvestres de tepezcuintle se encuentren en condición vulnerable, lo que pondría en riesgo la permanencia de esta especie en México.

La conservación de las poblaciones de tepezcuintle en toda su área de distribución no está en situación de riesgo.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) no coloca a este roedor en ninguna categoría sujeta a protección; la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (CITES) lo ubica en la categoría III, es decir, regulado por algún país miembro. En México, la NOM-059-ECOL-2001 no lo considera como una especie en peligro, amenazada ni sujeta a protección especial.

Crianza en corral

Se ha mencionado que el tepezcuintle es sensible a la fragmentación de la selva, pero se puede adaptar a ambientes modificados, incluso al encierro, donde puede completar su ciclo biológico y reproducirse. Las experiencias de la crianza en corral son numerosas.

Ahora bien, para evaluar el rendimiento productivo de un criadero en una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) es necesario obtener indicadores que midan el desempeño reproductivo y productivo de cada animal y de la colonia en general, como por ejemplo el crecimiento por semana o por mes, la cantidad de crías por alumbramiento, el porcentaje de animales muertos o el número de machos y hembras.

Algunos estudios que analizan la eficiencia de la cría de tepezcuintles indican que los sistemas de crianza de tipo familiar, no son redituables debido a problemas reproductivos, elevados costos de alimentación y construcción de corrales. Sin embargo, la demanda de carne persiste, y sigue siendo satisfecha por la cacería en la selva, lo que se llama “carne de monte”.

Perspectivas de conservación y manejo

Es necesario realizar investigaciones para determinar la dinámica poblacional de tepezcuintles en México de acuerdo con metodologías uniformes, con el propósito de conocer las tendencias de dichas poblaciones. A partir de esta información se podrá planificar el aprovechamiento extractivo de tepezcuintles, que deberá ser supervisado, y mantener un seguimiento de la variación poblacional a lo largo del tiempo. Sin embargo, esta acción no es suficiente por sí misma, porque para conservar esta especie en el medio natural también es necesario conservar las condiciones naturales de los distintos tipos de selva, en virtud de que, como se mencionó, el tepezcuintle es sensible a los cambios de las características del hábitat.
El monitoreo poblacional debería ser una actividad permanente en los planes de conservación de hábitat y poblaciones de fauna silvestre. El tepezcuintle seguirá siendo una especie sometida al aprovechamiento mientras existan poblaciones en libertad o en cautiverio. Por tal motivo, es necesario invertir esfuerzos para aumentar la eficiencia de las UMA intensivas con enfoque productivo dedicadas a su crianza.

La transición a un sistema productivo será posible en la medida en que se realicen proyectos de investigación y desarrollo técnico con un enfoque en la producción animal, tomando como punto de partida los recursos locales, con lo cual se podrían superar algunas limitaciones intrínsecas de la especie.

Las investigaciones y el desarrollo técnico deben estar dirigidos a la capacitación, asesoría, apoyo técnico y financiamiento a criadores actuales y potenciales, dentro de un contexto de uso múltiple del agroecosistema, de manera que las UMA intensivas sean diseñadas como un sistema constituido por dos subsistemas, animal y agroforestal, en el que haya un flujo de nutrientes y energía. Se debe destacar que las poblaciones de tepezcuintle que se encuentran en condiciones de cautiverio están sometidas a un proceso lento de domesticación, de la misma manera que lo fueron las especies domésticas actuales, extendidas en todo el mundo, y que son objeto de una estrategia de comercialización, sostenida incluso por empresas transnacionales, como sucede con la producción de huevo y carne de gallina o de cerdo.

Si bien nuestros principales alimentos de origen animal están supeditados a un pequeño número de especies, nuestro país dispone de una gran diversidad de mamíferos y reptiles, con lo cual podría disponerse de un número importante de especies promisorias, además de las que actualmente se comercializan. En otras palabras, tenemos una gran riqueza de recursos animales pero se ha subestimado el potencial en términos del valor de uso actual.

* Publicado por Conabio en Biodiversitas número 63

El tepezcuintle

Un recurso biológico importante

Rubén Montes*

El tepezcuintle (Agouti paca) es un roedor oriundo de América tropical; de cuerpo robusto, con las patas anteriores más cortas que las posteriores, es ágil y puede saltar hasta alcanzar alturas de un metro, y correr rápidamente. Su pelaje es corto, de color marrón claro con manchas blanquecinas en hileras; los adultos pesan entre seis y 12 kilogramos, con longitudes de 60 a 80 centímetros. Generalmente el macho es un poco mayor que la hembra. Los ojos son grandes y saltones; tienen bigotes y pelos largos en las mejillas, que utilizan para detectar objetos a los costados; éstos son rasgos que lo vuelven apto para desplazarse en la oscuridad. Las patas tienen cinco dedos, visibles en las delanteras, porque en las traseras el quinto dedo es muy pequeño, apenas como una uña. Sólo en los machos adultos el arco zigomático es ancho y prominente.

Distribución geográfica, hábitat y función ecológica

Las poblaciones de tepezcuintle se distribuyen desde México hasta Centroamérica y Suramérica. En México se ha encontrado en los estados de San Luis Potosí, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Yucatán. En Centroamérica, desde Guatemala hasta Panamá, y en Suramérica en Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela, Paraguay, Brasil, la Guayana y el norte de Argentina.

Los hábitats donde se han encontrado poblaciones de tepezcuintle son las selvas tropicales y subtropicales, bosques templados y ocasionalmente manglares, pantanos, áreas de vegetación secundaria, praderas y cultivos agrícolas. En estos últimos se consideran una plaga, porque consumen los productos de la agricultura.

Sirve de alimento a varios carnívoros como cocodrilos, boas, pumas, jaguares, jaguarundis, ocelotes, tigrillos y coyotes.

Se ha clasificado el hábito alimentario del tepezcuintle como frugívoro y granívoro; sin embargo, algunos investigadores informan que consume diversos tipos de forraje. Smythe y Brown de Guanti indican incluso que el tepezcuintle es omnívoro, es decir, que consume todo tipo de alimentos. Como herbívoro, controla el crecimiento de las hojas de arbustos y herbáceas y es un dispersor de semillas.

Los estudios nutricionales realizados por Méndez muestran que los tepezcuintles tienen la capacidad de aprovechar una elevada cantidad de materia alimenticia en el tracto digestivo; cuando se estudió la digestibilidad (cantidad de materia alimenticia que pasa del intestino a la sangre) de algunos de sus alimentos, como naranja y papaya, maíz en mazorca, hojas de chaya y semillas de huaxín, se descubrió que son eficientes para aprovechar los alimentos nativos, aun fibrosos (hojas), lo cual permite suponer que no sería necesario formular dietas especiales para alimentar animales en cautiverio, con insumos externos como soya, sorgo, harinas de pescado o de carne, como generalmente se hace para el ganado porcino.

Los celos ocurren en cualquier época del año. Empleando la metodología de medición de hormonas del ovario en la sangre, investigaciones recientes concluyen que el celo ocurre cada 29 días, con variación de 20 a 36 días.

Usos y conservación

La carne de tepezcuintle tiene sabor agradable y consistencia suave; para muchos es una de las carnes más finas, a pesar de provenir de una especie silvestre. Para otros, el animal representa una mascota, por su tamaño relativamente pequeño, su capacidad de adaptarse a la presencia y la atención del humano y de soportar el encierro en jaulas.

Por la aceptación del consumo de su carne se ha propiciado un mercado que al menos en México no ha sido controlado totalmente.

Investigadores como Buitrago, Cisneros y Chacón mencionan que la demanda de ejemplares vivos y carne de tepezcuintle es elevada, pero los dueños de los criaderos legales no venden sus ejemplares; esto ha generado la existencia de un mercado ilegal, que obtiene los productos de la cacería furtiva, e incluso utiliza los criaderos como pantalla para la comercialización de carne que proviene de ejemplares salvajes.

Las estimaciones de la densidad de población o del tamaño de las poblaciones silvestres de tepezcuintle son variadas, pues la combinación de la elevada presión de cacería y la modificación del hábitat, la ampliación de las fronteras agrícola y ganadera, así como la tala y quema de las selvas pueden ocasionar que las poblaciones silvestres de tepezcuintle se encuentren en condición vulnerable, lo que pondría en riesgo la permanencia de esta especie en México.

La conservación de las poblaciones de tepezcuintle en toda su área de distribución no está en situación de riesgo.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) no coloca a este roedor en ninguna categoría sujeta a protección; la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (CITES) lo ubica en la categoría III, es decir, regulado por algún país miembro. En México, la NOM-059-ECOL-2001 no lo considera como una especie en peligro, amenazada ni sujeta a protección especial.

Crianza en corral

Se ha mencionado que el tepezcuintle es sensible a la fragmentación de la selva, pero se puede adaptar a ambientes modificados, incluso al encierro, donde puede completar su ciclo biológico y reproducirse. Las experiencias de la crianza en corral son numerosas.

Ahora bien, para evaluar el rendimiento productivo de un criadero en una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) es necesario obtener indicadores que midan el desempeño reproductivo y productivo de cada animal y de la colonia en general, como por ejemplo el crecimiento por semana o por mes, la cantidad de crías por alumbramiento, el porcentaje de animales muertos o el número de machos y hembras.

Algunos estudios que analizan la eficiencia de la cría de tepezcuintles indican que los sistemas de crianza de tipo familiar, no son redituables debido a problemas reproductivos, elevados costos de alimentación y construcción de corrales. Sin embargo, la demanda de carne persiste, y sigue siendo satisfecha por la cacería en la selva, lo que se llama “carne de monte”.

Perspectivas de conservación y manejo

Es necesario realizar investigaciones para determinar la dinámica poblacional de tepezcuintles en México de acuerdo con metodologías uniformes, con el propósito de conocer las tendencias de dichas poblaciones. A partir de esta información se podrá planificar el aprovechamiento extractivo de tepezcuintles, que deberá ser supervisado, y mantener un seguimiento de la variación poblacional a lo largo del tiempo. Sin embargo, esta acción no es suficiente por sí misma, porque para conservar esta especie en el medio natural también es necesario conservar las condiciones naturales de los distintos tipos de selva, en virtud de que, como se mencionó, el tepezcuintle es sensible a los cambios de las características del hábitat.

El monitoreo poblacional debería ser una actividad permanente en los planes de conservación de hábitat y poblaciones de fauna silvestre. El tepezcuintle seguirá siendo una especie sometida al aprovechamiento mientras existan poblaciones en libertad o en cautiverio. Por tal motivo, es necesario invertir esfuerzos para aumentar la eficiencia de las UMA intensivas con enfoque productivo dedicadas a su crianza.

La transición a un sistema productivo será posible en la medida en que se realicen proyectos de investigación y desarrollo técnico con un enfoque en la producción animal, tomando como punto de partida los recursos locales, con lo cual se podrían superar algunas limitaciones intrínsecas de la especie.

Las investigaciones y el desarrollo técnico deben estar dirigidos a la capacitación, asesoría, apoyo técnico y financiamiento a criadores actuales y potenciales, dentro de un contexto de uso múltiple del agroecosistema, de manera que las UMA intensivas sean diseñadas como un sistema constituido por dos subsistemas, animal y agroforestal, en el que haya un flujo de nutrientes y energía. Se debe destacar que las poblaciones de tepezcuintle que se encuentran en condiciones de cautiverio están sometidas a un proceso lento de domesticación, de la misma manera que lo fueron las especies domésticas actuales, extendidas en todo el mundo, y que son objeto de una estrategia de comercialización, sostenida incluso por empresas transnacionales, como sucede con la producción de huevo y carne de gallina o de cerdo.

Si bien nuestros principales alimentos de origen animal están supeditados a un pequeño número de especies, nuestro país dispone de una gran diversidad de mamíferos y reptiles, con lo cual podría disponerse de un número importante de especies promisorias, además de las que actualmente se comercializan. En otras palabras, tenemos una gran riqueza de recursos animales pero se ha subestimado el potencial en términos del valor de uso actual.

* Publicado por Conabio en Biodiversitas número 63

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