Biodiversidad

El manatí, “apreciable mamífero de agua dulce”

Muchas historias se cuentan acerca del manatí. Se dice que estos mamíferos acuáticos alguna vez fueron niños que por traviesos cayeron al agua y se quedaron allí para siempre. También se asegura que es tan grande el instinto maternal de estas criaturas que cuando llora un manatí pequeño hasta lágrimas le salen de los ojos a la madre.

Otros dicen que cuando los primeros españoles tocaron las costas mayas, a finales del siglo XV, aseguraron haber encontrado a las míticas sirenas, porque vieron animales de cuerpo femenino con peculiar manera de amamantar a sus crías: se trataba del manatí del Caribe (Trichechus manatus), un mamífero marino que ha evolucionado durante cientos de millones de años y que hizo que se enraizara esa creencia en todo el nuevo mundo.
Este inofensivo herbívoro se distribuye en las costas, en desembocaduras de ríos, canales, bahías, lagunas costeras y cenotes comunicados con el mar, desde Florida en Estados Unidos, hasta el cálido norte de Brasil. En México habita en las costas de Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
De figura alargada y rechoncha, de carácter tímido, inofensivo, el manatí es codiciado como materia de alimento y comercio, además de que resulta una presa sumamente fácil de cazar.
Su carne es sabrosa y abundante (un manatí adulto pesa casi tonelada y media); su piel es utilizada en la fabricación de látigos, bastones y suelas de zapatos, y sus huesos, especialmente sus costillas, son tallados para artículos ornamentales y de joyería.

Descripción del animal
Es un animal marino que puede llegar a medir de dos a tres metros, es muy parecido a la foca y tiene el cuerpo casi desnudo. Sus extremidades son en forma de aletas y en sus extremos tienen uñas rudimentarias. Sus aletas son en forma horizontal y el cuerpo es redondeado, su peso puede variar entre 400 y 600 kilogramos.
Tiene piel fina de color gris pardo y negro, su hocico es pequeño, su cola es grande en forma de pala que le sirve para impulsarse. Son animales silvestres, extraños e interesantes, además de ser un extraordinario e inofensivo mamífero marino.
Sus inmersiones pueden durar hasta 16 minutos.

Distribución geográfica de la especie
Viven en las costas del Golfo de México y el Mar de las Antillas.
Estos organismos se distribuyen en la vertiente del Atlántico y del Caribe. Particularmente desde el estado de Carolina del Norte en Estados Unidos hasta el centro de Brasil, donde comparten el hábitat con el manatí del Amazonas.
En México su distribución incluye las costas del Golfo de México y del Caribe, desde Tamaulipas hasta el sur de Quintana Roo.
Se ha reportado en sistemas de humedales en Veracruz, Tabasco, Campeche, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo; es en este último lugar en donde durante los últimos años se han desarrollado un mayor número de acciones en favor de la especie, esto es porque la zona cuenta con aguas transparentes y movilidad regulada, lo que facilita su observación y estudio.

Alimentación
Las plantaciones de hierbas marinas son importantes lugares de alimentación para ellos. Aunque los manatíes comen principalmente las plantas acuáticas más grandes, tienden a comer algas tales como los bálanos, los cuales crecen sobre estas plantas.
Ellos pasan la mayor parte del día alimentándose y pueden comer hasta cerca de 50 kilos de vegetación en un día. Los manatíes pasan más tiempo alimentándose justo antes del invierno, porque necesitan más energía para mantener su temperatura corporal en aguas frías.
Sólo para mantener sus grandes cuerpos calientes, deben consumir aproximadamente 1/10 de su peso diariamente. Para el manatí típico, eso significa al menos 50 kilos de plantas acuáticas. Eso sería más de 200 cabezas de lechuga.

Reproducción
Los manatíes son generalmente animales solitarios. Sin embargo, cuando una hembra se encuentra lista para reproducirse, varios machos se congregan alrededor de ella formando una manada reproductora.
Después de aparearse, vuelven a asumir su vida solitaria. Cuando nacen, las crías se mantienen cerca de su madre, pues tocarlas aparentemente es importante para ella. Los vástagos se alimentan de su madre por casi un año, y permanecen con ella hasta dos años.
El nacimiento es por medio de la hembra, es decir, su reproducción es vivípara. Su periodo de gestación dura un año, y por lo general tras el parto no vuelven a tener las condiciones fisiológicas para concebir una cría hasta después de tres años.
Al nacer las crías pesan unos 30 kilogramos y miden 120 cm, llegan a vivir 70 años y pesar hasta 500 kilogramos. Al medir más de tres metros, maduran y están listos para reproducirse a los diez años.
Algunas veces, la cría trepa o descansa sobre la espalda de su madre mientras que ella se alimenta o duerme, y sube a la superficie a tomar aire cuando ella lo hace. La cría bebe leche de las mamas de la madre que están bajo sus aletas.
Aunque la cría es capaz de pasear entre las plantas cercanas después del nacimiento, es amamantada y permanece con su madre hasta por dos años. El padre no participa en el cuidado de la cría. La madre y el padre no permanecen juntos formando pareja.

Longevidad
Un manatí en libertad puede vivir de 50 a 60 años. Los manatíes llegan a vivir 70 años y llegan a pesar 500 kilos.

Comportamiento
Estos animales no son posesivos respecto al territorio como otros animales. Suelen pasar el tiempo jugueteando entre ellos.
Normalmente son silenciosos pero emiten chillidos de tonos altos para comunicar sensaciones de miedo, agresividad, o para mantener el contacto mientras se alimentan y viajan. Suben a la superficie para respirar cada cinco o seis minutos. Cuando están descansando o comiendo pueden permanecer de 12 a 15 minutos dentro del agua.
Los manatíes se comunican entre sí con un coro de voces que suena como rechinidos. Los sonidos que hacen pueden se escuchados por el hombre. La comunicación es especialmente fuerte entre la madre y su hijo, y eso ayuda a que los dos se mantengan en contacto.

Hábitat
Es un animal de sangre caliente, vive en aguas cálidas de las costas, lagunas y estuarios, y permanece en aguas poco profundas ricas en vegetación.

Actualmente ha sido comprobado que sobreviven algunos grupos en los estados de Veracruz, Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Se sabe que su número en esas áreas ha disminuido en forma acelerada.
Prefiere los lugares poco profundos, con temperaturas que se mantengan por encima de los 20°C, y aunque suele habitar en sitios con diferentes índices de salinidad, puede vivir tanto en agua dulce, si ésta contiene suficiente reserva de alimentos, como en agua salada, si cerca existen manantiales submarinos, ríos o lagunas donde pueda beber.
En agua fría, pueden desarrollar neumonía, volverse lentos hasta para comer, y morir. Los manatíes ahí tienen un comportamiento que los ayuda a sobrevivir en aguas debajo de 21°C. Durante el invierno, buscan los manantiales termales naturales en los ríos costeros. Incluso llegan a congregarse en donde las plantas eléctricas descargan el agua tibia.

Mecanismos de adaptación
Los manatíes están bien adaptados a su lenta vida acuática. Poseen unas extremidades anteriores flexibles que utilizan como timón mientras nadan. También usan estas extremidades para sostener su alimento. Su cuerpo termina en una cola con forma de gran remo.
Con fuertes movimientos hacia arriba y hacia abajo, utilizan la cola para impulsarse por el agua. Generalmente se mueven de cinco a ocho kilómetros por hora, pero cuando se asustan, pueden nadar más rápido. El ver nadar a los manatíes, es como ver un ballet en cámara lenta, mientras se retuercen y dan volteretas silenciosamente en su hogar acuático.

Causas de extinción
Existe evidencia de que tanto la contaminación de las aguas, como el aumento en el tráfico de botes y “jet skis” están afectando a los manatíes. El problema es que los conductores de botes navegan sin cuidado y a velocidades altas ocasionando choques con los manatíes. Estos choques resultan a veces en la muerte inmediata del animal o en una muerte lenta por infección de las heridas.
Adicional a estos problemas, está la pesca de manatíes para usar su carne, aceite y grasa. Además, hay casos de manatíes que se enredan en redes de pesca que han sido dejadas sin vigilancia por mucho tiempo. Muchos manatíes mueren ahogados en estas redes o por infecciones causadas al cortarse con las mismas. La basura arrojada al mar es otra causa de muerte de manatíes, ya que éstos a veces se la tragan provocando sofocación o problemas digestivos.
Según la Norma Oficial Mexicana NOM-059-ECOL-2001, el manatí se encuentra en la categoría de especies amenazadas que pueden llegar a encontrarse en peligro de desaparecer en el corto o mediano plazos.

Estado de conservación
Hasta hace pocas décadas, en mercados como el de Chetumal y poblaciones costeras de la península de Yucatán, era posible encontrar carne de Manatí; sus huesos amarfilados y carne tenían gran demanda, y se decía que eran afrodisiacos, por lo que era una presa valiosa.
En contraste, ahora el sur de Quintana Roo, la porción costera mejor conservada del estado, alberga desde el 24 de octubre de 1996 al Área Natural Protegida Estatal “Santuario del Manatí, Bahía de Chetumal”, que ocupa una superficie de 281 mil 320 hectáreas, con 101 mil 320 terrestres y 180 mil en la zona marina, superficie que equivale a 15 por ciento del total del estado.
La importancia del área estriba en ser hábitat de varias especies amenazadas o en peligro de extinción, entre las que destaca el manatí, que fue tomado como bandera para crear este santuario; sin embargo, las otras especies también son parte vital del entorno, por lo que es necesario desarrollar estudios ecológicos precisos.
El área protegida posee más de 300 especies vegetales en la selva mediana y baja: petenes, manglares, humedales, aguadas, lagunas y potreros, donde habita fauna como jaguar, tigrillo, jabalí, pavo de monte, tucán, cocodrilo y más de 200 especies de vertebrados que en su mayoría están incluidos en algún estatus de protección.
Por tal motivo, investigadores del Ecosur realizan monitoreos e investigación científica, cuyos resultados estiman en alrededor de 180 individuos la población de este gigante de nuestros mares, que se ha mantenido estable en los últimos años.
Por otro lado, el gobierno de Belice creó el Decreto Corozal Bay Wildlife Santuary el 28 de abril de 1998, con el cual la bahía de Chetumal queda protegida totalmente para la conservación del manatí y demás flora y fauna. Así, ambos decretos constituyen un importante avance internacional en la coordinación de proyectos conservacionistas.
En general el Programa de Manejo, actualizado en 2006, aborda las características físicas, biológicas, ecológicas y económicas del área; además, incluye acciones como investigación, recreación, infraestructura y administración para garantizar la sustentabilidad del desarrollo de los poblados en el área.
También los científicos están aprendiendo sobre los animales, monitoreando de cerca su comportamiento. Esto puede ser difícil en animales que pueden fácilmente desaparecer bajo el agua. Para poder seguir a los manatíes para su estudio, los científicos les colocan un flotador especial en la cola. Dentro de ese flotador se encuentra un transmisor. Con la utilización de un radio especial, o un satélite, los científicos pueden seguir los movimientos de los animales marcados.

Fuente:
http://www.yucatan.com.mx/especiales/faunaenextincion/manati.asp
http://www.thewildones.org/Animals/manati.html
http://groups.msn.com/ANIMALESENEXTINCION/mamferos1.msnw
http://www.guiascostarica.com/espx/mexico.html
http://planetasagrado.tripod.com/id21.html
http://images.google.com.mx/imgres?imgurl

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