Agua

Mueren miles de niños en el mundo por falta de agua potable

La falta de acceso a agua potable es la principal causa de las enfermedades que llevan a la muerte a miles de niños en el mundo, según informe del PNUD.

Cada 24 horas mueren cinco mil niños en el mundo como consecuencia directa de la diarrea y otras enfermedades causadas por el agua sucia y saneamiento insuficiente. De esa cifra, 13 menores son mexicanos, quienes se suman al total mundial de un millón 800 mil fallecimientos al año por padecimientos previsibles, consecuencia de la crisis del líquido.

La diarrea, sostuvo el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), “es el segundo asesino de niños. Mata cinco veces más que el paludismo y la tuberculosis juntas, o que cualquier acto terrorista”. Sólo el 11 de septiembre de 2001, durante los atentados en Nueva York, murieron entre 3,500 y cuatro mil personas, resaltó.

México, aunque pertenece a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos —bloque de naciones más avanzadas del planeta—, aún presenta grandes disparidades regionales en cuanto a saneamiento y acceso al agua, que según el PNUD relega a grandes sectores poblacionales a “vivir en la pobreza, la vulnerabilidad y la inseguridad”.

México forma parte de los gobiernos que, pese a la “crisis” del líquido, prefieren tener un gasto militar superior al destinado al abastecimiento del agua —especialmente infraestructura— en zonas con bajos niveles de desarrollo humano, como Chiapas, Guerrero y Oaxaca. La inversión militar es seis veces superior, mientras en Pakistán es 47.

Thierry Lemaresquier, representante residente del PNUD en México, habló del Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 2006. Más allá de la escasez: poder, pobreza y la crisis mundial del agua —que se dio a conocer internacionalmente—, respecto a que las entidades más marginadas del país muestran los niveles más elevados en cuanto a disponibilidad del recurso, gracias a la lluvia, pero también los más bajos en acceso al líquido potable. La tasa es inferior a las naciones en desarrollo con ingresos menores al nuestro, como Sri Lanka y Tailandia.

México es uno de los países latinoamericanos donde muchas ciudades —plantea el documento— cuentan con sistemas de “desagüe cloacal primario y secundario”, que abarcan “amplios sectores de la población”, y tiene una capacidad “muy limitada” para tratamiento de aguas residuales, de menos de una quinta parte —más de 90 por ciento de la sociedad dispone de conexión a una fuente segura de agua, y dos tercios de los hogares a un sistema de desagüe cloacal— Sólo en el Valle del Mezquital, Hidalgo, aproximadamente 500 mil viviendas rurales se mantienen gracias a sistemas de riego con agua sin tratar.

Visto por el PNUD, se vive una crisis mundial fomentada por las relaciones desiguales y la pobreza. Su más reciente análisis refleja, por ejemplo, las disparidades entre ricos y pobres mexicanos. La desigualdad de ingresos o gastos entre 10 por ciento del primer grupo y 10 por ciento del segundo es de 24.6 por ciento, y si se hace la diferenciación en porcentajes de 20, es de 12.8 por ciento.

Rodolfo de la Torre, especialista de la Universidad Iberoamericana en pobreza, enfatizó que en entidades norteñas, las exclusiones al agua potable son de 4 a 8 por ciento, mientras en el sureste es de entre 20 y 25 por ciento.

Según el documento del PNUD, en ciudades como Delhi, Dhaka o el Distrito Federal, “aproximadamente 40 por ciento del agua corriente bombeada al sistema se filtra por las cañerías corroídas o se vende ilegalmente”.

Y junto a la India, México “inadvertidamente” creó “subsidios perversos que fomentan el uso excesivo de agua”, por lo cual la Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera que “la política de precios deberá reflejar mejor el valor de este escaso recurso”.

La problemática mundial

Sobre la crisis mundial del recurso, Liliana Carvajal, experta en estadística de la Oficina de Derechos Humanos del PNUD en Nueva York, destacó que el “problema real son las relaciones desiguales y la pobreza”.

Sostuvo que la “violación del derecho humano del agua” es una “vergüenza universal” que afecta a “millones y millones de personas en el planeta”. Trae como consecuencia 1.8 millones de muertes infantiles cada año por consecuencia de la diarrea. “Muertes evitables si existiera la infraestructura para recibir agua y saneamiento”, lamentó.

Al año, esto provoca la pérdida de 443 millones de días escolares, “lo que equivale a un ciclo escolar completo para todos los niños de siete años en Etiopía”. En pleno siglo XXI, subrayó Carvajal, “tenemos 1,100 millones de personas en el planeta que no tienen acceso al agua limpia y 2,600 millones sin la más mínima letrina o inodoro. Dos terceras partes están bajo las dos líneas de pobreza, de uno y dos dólares al día”.

Lo que ocurre en Kibera, Kenia, da cuenta de la problemática. Tiene más o menos un millón de habitantes y tasas de cobertura y saneamiento mínimas. “La única alternativa que tiene la gente es defecar en bolsas de plástico, que luego son tiradas, con consecuencias terribles para la salud pública. La materia fecal se revuelve con el agua del consumo humano.”

Consideró que lo perverso de la crisis mundial es que los pobres seguirán gastando más por el agua. Hay otros dos tipos de desigualdades que lo ilustran. “Entre la población indígena, el acceso es más o menos de 20 por ciento, mientras en la no indígena es de casi 80; y entre habitantes rurales y urbanos, cerca de 70 por ciento, contra 20 en los segundos”.

Fuente: La Jornada

Suscríbete al Boletín

PAÍSES QUE NOS ESTÁN VIENDO